Señaló que en Europa “tienen alguna duda en cuanto al aprovisionamiento de materias primas, lo que hace importante que entre distintos países se vuelvan a reafirmar los lazos”.
Más allá de la investigación, destacó que Uruguay tiene “ventajas” que “hacen a nuestra esencia”, como el “alto grado de democracia y el bajo grado de corrupción”. En tal sentido, sostuvo que el país es “un lugar interesante” para “desarrollar cosas nuevas”, y después “atacar los grandes mercados”.
Planteó que en Uruguay “podemos dar un servicio y a su vez beneficiarnos en desarrollar nuevas tecnologías con socios, porque siempre decimos que andando juntos se avanza más rápido” y se llega “más lejos”, y el trabajo conjunto con Alemania “puede ser uno de esos casos”. Con ese objetivo, señaló que se conocieron los equipos técnicos de ambos países, que “vieron desafíos en común para atacarlos en conjunto”.
A los investigadores alemanes les llamó la atención “cómo Uruguay investiga el sistema de producción, porque a nivel de establecimientos siempre se realiza más de una actividad, ya sea agrícola o ganadera; la parte de reglamentación para las actividades forestales, dónde y de qué manera se pueden hacer; y los desafíos hacia adelante”, comentó Bonica.
Además, informó que un tema que “seguro se trabajará en conjunto” será la inclusión del riego en la producción ante el cambio climático, que hace que algunas situaciones que antes eran “normales” hoy sean “menos frecuentes”. Señaló que “se están analizando nuevas estrategias, y un gerenciamiento del riesgo distinto, donde el manejo de modelos climáticos puede ser de una gran ayuda”.
Informó que la colaboración de Alemania es económica, pero “no por dinero que llega directamente a Uruguay, sino que se financian actividades alemanas que van a trabajar en equipo con actividades uruguayas; eso es sano, porque nos obliga a todos por igual”.
Bonica comentó que mientras no se concrete el tratado de libre comercio (TLC) entre el Mercosur y la Unión Europea, “tenemos que buscar alternativas en el relacionamiento bilateral”. En tal sentido, propuso consolidar ese vínculo, “primero desde la investigación”, para generar “más conocimiento” y eso “nos va a dar más confianza para que después nuestros productos puedan acceder a nuevos mercados una vez que cambien ciertas cosas”.
Destacó que la carne uruguaya “tiene muy buena imagen en Alemania”, y “es algo que, mediante investigación, tenemos que seguir mostrando”, para “reafirmar esa confianza que el mercado alemán ya tiene en nuestros productos”.
Relacionamiento con China. El presidente de INIA también destacó el vínculo científico con China, principal mercado de exportación de los productos uruguayos. Ambos países están trabajando en conjunto, por ejemplo, en soja, evaluando nuevas variedades, algunas de ellas no transgénicas –que tienen el potencial de llegar a consumo humano– y otras transgénicas, pero con tecnología china, que serían mejor recibidas en ese mercado.
“Se está avanzando en el programa, que ya lleva 10 años, que en términos chinos marcan una confianza que permite actuar a otro nivel, y eso se empieza a dar este año”, destacó Bonica.
“Pero así como trabajamos en temas agrícolas, estamos avanzando en temas de producción animal. No solo están yendo animales en pie desde Uruguay, sino que también tienen que ir servicios, como los que eventualmente brindamos. Esto incluye los programas de mejoramiento de estos animales, ya sea genético, en calidad de carcasa o en sistemas de producción”, señaló el representante del Poder Ejecutivo.
Comentó que estos animales uruguayos “están yendo a lugares donde hasta ahora no había producción animal, porque eran exclusivamente agrícolas, y están teniendo algunos problemas ambientales”. Planteó que allí “la experiencia uruguaya de rotar cultivos con producción animal es muy bien recibida”, por lo que además de los animales “puede ir todo lo que sabemos” de producción “con esos animales”.
Indicó que “en estos días está ocurriendo una misión técnica, donde investigadores uruguayos están compartiendo experiencias con la provincia de Jilin, con la universidad, con el instituto de investigación, el par de INIA en ese lugar, donde se espera llegar con cosas concretas para seguir avanzando”.
En ese relacionamiento entre Uruguay y China se mezclan los temas de investigación con los vinculados con el comercio. “Hay una suerte de zona franca, en una isla del sur de China, donde los productos que llegan son procesados, se les agregan valor, y luego pueden ingresar al resto del país, sin pagar aranceles. Es algo que lo hace muy atractivo”, destacó el representante del Poder Ejecutivo.
Pero agregó que Uruguay “no solo quiere exportar productos, sino también confianza en esos productos”. Entonces, planteó que “nuestros investigadores se conozcan con los investigadores de allá, y que haya fortalezas en uno y en otro lado”, es algo que “tiene una importancia muy grande”, consideró.
Bonica también explicó que “es por eso que hay investigadores nuestros ahí”, conociéndose con sus pares. “Han ido por una semana, van a volver, pero sin duda esto deja marcado conocimientos y tratos personales que van a permitir cosas que auguramos van a ser muy eficientes para nuestro país”, dijo el presidente de INIA.
Consideró que “posiblemente sea más fácil” establecer este tipo de vínculos con China que con Alemania, porque si bien el país germano “es líder” de la Unión Europea, es parte de esa comunidad y está sujeto a las decisiones regionales.
“Pero todo el mundo sabe –y ellos también– que las opiniones públicas cambian, que las preferencias pueden cambiar, por lo que desde la investigación y la innovación tenemos que anticiparnos a esas demandas, y cuando surjan podamos satisfacerlas inmediatamente”, sostuvo.
“Es por eso que ya estamos tocando algunos temas que en el futuro cercano es probable que tengan posibilidades. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a temas como la biotecnología, tanto en producción vegetal como en producción animal, algo a lo que hoy no tienen tanto acceso, pero que seguramente lo van a tener dentro de poco, y hay que ir desarrollándolas”, enfatizó.
Erradicación de la mosca de la bichera y garrapata
El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) trabaja en dos herramientas para atacar grandes flagelos de la ganadería uruguaya, como son la mosca de la bichera y la garrapata. El presidente de INIA afirmó que mediante biotecnología (edición génica) “vamos a tener la posibilidad de lograr una solución distinta a la de la mosca irradiada, que nos va a llevar algún tiempo más, pero es importante lo que estamos logrando y las repercusiones que está generando en el extranjero, donde saben que Uruguay está avanzando en ese sentido”.
El presidente del INIA, José Bonica, señaló que el objetivo va a ser “relativamente el mismo” que el de la mosca irradiada: generar moscas no fértiles, pero sin la necesidad de irradiarlas, para luego diseminarlas permanentemente. Explicó que, con esta herramienta, las moscas infértiles son las hembras, y una vez dispersadas ya alcanza para erradicar la especie.
El jerarca puntualizó que esto no quiere decir que INIA se oponga a la tecnología de irradiación, sino que de esta forma “la complementa”. Señaló que la primera “puede bajar la población”, y después, con la biotecnología y con una población menor, “se hace más fácil poder acabar con el problema”, algo que “va a ser muy bueno”, consideró el principal del INIA.
Garrapata. El otro proyecto de investigación en el que avanza INIA, aunque “todavía no tenemos resultados concretos cerca, pero estamos muy entusiasmados”, es el de garrapata, señaló Bonica. A propósito, agregó que, “con el cambio climático, su frontera natural ha cambiado y se ha extendido en el país, ya que antes era un problema solo en la zona norte”.
Comentó a Agro de Búsqueda que “muchos de nuestros veterinarios no la conocían, porque no estaba presente en su zona de acción, pero ahora aparece y es un tema que nos preocupa más que la mosca de la bichera”.
El representante del Poder Ejecutivo destacó que la investigación “está avanzando por distintos frentes, algunos biotecnológicos, otros más simples; en algunos casos con esfuerzos solo nacionales, ya sea de INIA o algunos privados, en otros asociados con laboratorios importantes del extranjero”, indicó. A propósito, afirmó que “estamos con un abanico de posibilidades para solucionar un tema que para la ganadería va a ser clave”.
Interés internacional. Estos laboratorios, de carácter internacional, han puesto el ojo en INIA, para buscar estrategias en conjunto y lograr que los productos no solo sirvan para Uruguay, sino para otras zonas del mundo con las mismas características.
Bonica explicó que esto surgió en Estados Unidos, llegó al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y desde allí se planteó a varios países. El único que levantó el guante fue Uruguay, donde INIA trabaja con el Instituto Pasteur.
“Hubo que aprender a criar moscas, a que tengan huevos, alimentar esas moscas para que sus huevos sean lo suficientemente blandos para que se les pueda inyectar una sustancia para que vaya el cromosoma, de manera que esas descendencias, vía los cromosomas se implanten”, detalló.
Agregó que después “va a faltar la parte comercial o escalado, salir de lo experimental para poder desarrollarlo en todo el país”. Admitió que “es un proceso largo, no tenemos que estar apurados, pero sí trabajar sin pausas”.
Sostuvo que “venimos logrando los éxitos, tal como en teoría se venían fijando, el cronograma se viene respetando perfectamente, no vemos por qué puede fallar de aquí en más, somos altamente optimistas”.