“Con el cambio de gobierno actual en ese aspecto tampoco va a pasar nada, ni va a influir”, avizoró. Esa es una posición compartida por otros operadores del mercado de campos consultados.
Zambrano señaló que “en los gobiernos del FA fue cuando más tierra se extranjerizó”, al considerar el auge en las compraventas de campos que se concretaron en esos años.
“Las inversiones del exterior, que están con permanente interés, se efectivizan más que nada por un resultado económico de la inversión que vayan a hacer”, y calculan tener una inversión que les genere una rentabilidad “básica” de “3% para arriba”, comentó.
Enfatizó que “en algún momento, en crisis la inversión en tierra era como un refugio de capital”. En definitiva, “los mercados son los que hacen que las decisiones se tomen”, así como “las perspectivas de la carne y de los granos” en sus valores y “la forestación”, afirmó.
Es que uno de los fenómenos destacados en las últimas dos décadas fue la participación de fondos de inversión extranjeros en transacciones de tierras forestadas.
El sube y baja de los números
Algunos de los puntos que están en juego en este sector de actividad pueden advertirse o interpretarse a partir del repaso que realizó Agro de Búsqueda de los datos de la serie histórica del precio de la tierra de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Tras las crisis financiera y aftósica de 2001, cuando se registró un golpe a la economía uruguaya y el cierre de los mercados para la carne vacuna, el sector agropecuario acumuló endeudamiento que en algunos casos se resolvió con la venta de los campos, ya que el productor rural se vio obligado a abandonar la actividad y hacer frente al pago de las deudas.
En los años venideros, con la reapertura de algunos de los principales destinos para las exportaciones cárnicas de Uruguay, el agro retomó cierto impulso.
En 2004, cuando ganó por primera vez las elecciones generales el Frente Amplio (FA), hubo 2.746 compraventas de campos en las que se transaron 758.000 hectáreas, por un monto total de US$ 503 millones y un precio promedio de US$ 664 la hectárea, según DIEA.
Los datos indican que en los años previos el valor promedio de la hectárea registró la siguiente evolución: US$ 448 en 2000, US$ 413 en 2001, US$ 386 en 2002 y US$ 420 en 2003.
Eso revela el inicio de un proceso de valorización de la tierra, que de US$ 725 por hectárea en 2005 pasó la barrera de los US$ 1.000 en 2006 para ubicarse en US$ 1.132, tres años después (2009) superó los US$ 2.000 la hectárea y en 2011 cruzó los US$ 3.000.
De acuerdo con la información de DIEA, “la mayor cantidad de transacciones fue en 2007, con un total de 3.277” y el “récord de hectáreas transadas fue en 2006, con 859.000 hectáreas” en el período de la serie histórica, que va del 2000 al primer semestre de 2024.
Eso ocurrió durante la primera administración del presidente Tabaré Vázquez, en un contexto de expansión de los cultivos agrícolas, principalmente por el auge de la soja, que tuvo a los pooles de siembra, de origen argentino, y fondos de inversión extranjeros como los impulsores de ese fenómeno.
En aquellos años las inversiones forestales de grandes fondos externos comenzaron a figurar entre los jugadores de peso creciente en las compraventas, lo que continuó en los años siguientes bajo el impulso de las instalaciones de plantas de pasta de celulosa.
En 2009, otro año electoral en el que el FA asumió el gobierno por segunda vez, hubo una disminución en los principales indicadores del mercado de tierras respecto a los años previos, ya que se registraron 1.847 transacciones de tierras que abarcaron 323.000 hectáreas, por un monto total de US$ 753 millones y un precio promedio de US$ 2.329 por hectárea, que fue el único indicador que aumentó, conforme con los datos de DIEA.
Muestran que en 2010, cuando asumió el presidente José Mujica, hubo un incremento en la cantidad de transacciones (2.093), en la hectáreas transadas (336.000), en el monto total (US$ 885 millones) y en el precio promedio de la hectárea (US$ 2.633).
En ese período el alza en los valores de los campos estuvo atado, entre otros factores, al precio récord de la soja de US$ 650 en setiembre de 2012.
Durante 2014, año en el que el FA ganó por tercera vez consecutiva las elecciones generales, se concretaron 1.257 compraventas de campos por una extensión total de 178.000 hectáreas y un monto total de US$ 702 millones, con un precio promedio de US$ 3.934 la hectárea.
Ese es el “máximo valor promedio de la tierra” registrado en la serie histórica de la DIEA, además fue el año en el que el área sembrada de soja alcanzó el récord de 1.344.000 hectáreas en el agro local.
Durante el segundo gobierno frenteamplista coincidió, además del precio promedio más alto de la tierra, con el récord en el monto destinado a las compraventas de campos de US$ 1.305 millones en 2013, y la segunda mayor cifra de estos negocios fue de US$ 1.260 millones en 2008.
Para 2019, cuando la Coalición Republicana ganó las elecciones generales y cortó con la seguidilla de gobiernos del FA, los registros de la repartición ministerial muestran que hubo un incremento en los indicadores del mercado de tierras respecto al año anterior.
Las operaciones de compraventas de tierras pasaron de 938 a 959, la extensión subió de 159.000 a 225.000 hectáreas, el monto total pasó de US$ 519 millones a US$ 751 millones, y el precio promedio registró un leve aumento de US$ 3.257 a US$ 3.342 por hectárea.
El mercado de campos sufrió el impacto negativo de la pandemia del Covid en 2020, pero la caída de los indicadores no fue tan pronunciada como podría llegar a esperarse, y en 2021 hubo una recuperación en la cantidad de transacciones, en la superficie vendida, en el monto total y en el precio promedio.
En el presente año los datos del primer semestre indican que se registraron 746 compraventas de campos que totalizaron 184.000 hectáreas y un monto total de US$ 718 millones, a un “precio promedio de US$ 3.910 por hectárea”, que es el “segundo valor más alto” de la serie histórica de DIEA.
Estos resultados de 2024 marcan una tendencia al alza en la cantidad de operaciones, en el monto y en el valor de la tierra, si se compara con los datos de años recientes.
Durante la administración del presidente Luis Lacalle Pou la cantidad de compraventas volvió a superar las 1.000 y el monto total de estos negocios pasó los US$ 1.000 millones en 2022, algo que no sucedía desde 2013, indican los registros del MGAP.
El retorno a la normalidad en las economías, tras la pandemia, el repunte de la demanda externa de productos, principalmente de la carne, de los granos y de la celulosa, y otros aspectos devolvieron el marco para ver la oportunidad de invertir en los campos productivos.
Pasaron las elecciones generales, comenzó el proceso de transición entre el gobierno saliente y el entrante, y en marzo asumirá una nueva administración, liderada por el frenteamplista Yamandú Orsi, sin que eso al parecer incida en el mercado de tierras en Uruguay.