Esa industria es “realmente enorme en términos mundiales de consumo de combustible”, explicó el gerente general para el Cono Sur del área de certificaciones de Control Union, Diego Cybulka. El ejecutivo participó de la jornada sobre Agricultura, del Ciclo AgroNegocios Magnolio, donde realizó su presentación titulada “Contexto internacional: principales iniciativas de la región”, enfocada en los desafíos y tendencias globales.
La industria aeronáutica completa decidió descarbonizarse, y la vía de descarbonización a la que apunta está orientada a la adopción de los SAF, que eventualmente pueden incrementar de forma sustancial la demanda de granos en los que Uruguay lleva la delantera, como canola y carinata, comentó.
“Entiendan la dimensión de esto. Piensen que están reemplazando los combustibles fósiles por SAF. Cuando uno ve la cantidad de metros cúbicos que consume la industria de aviación, no alcanzan cinco Uruguay y tres Argentina juntos para abastecer ese mercado”, enfatizó el gerente para dimensionar el potencial de la demanda. Agregó que los proyectos para la producción de SAF “son muy numerosos”.
Desafíos y oportunidades
El ejecutivo sostuvo que la demanda de infraestructura para acopio y producción de oleaginosas se verá sustancialmente desafiada ante las exigencias de descarbonización de estas empresas vinculadas con la aviación. Agregó que los proyectos para abordar esta demanda “son numerosos”.
Cybulka destacó la oportunidad que esto significa para Uruguay en términos de rotación y cuidado del suelo. También dijo que existe un “elevado nivel de incidencia en los semilleros agrícolas y la genética necesaria para poder llegar a los rendimientos requeridos” por este negocio.
A su vez, valoró que “geográficamente no cualquier país puede producir” este tipo de cultivos, por lo cual la regionalización de la demanda estará delimitada a lugares como Uruguay.
El gerente de Comercio Exterior de Control Union para el Cono Sur propuso que Uruguay dimensione el esfuerzo, sin enfocarse únicamente en “desarrollo sustentable”, sino también “económico y operativo”, que vienen detrás de cumplir con celeridad las demandas del mercado mundial de granos.
“En Uruguay hay una matriz natural para aplicar en este tipo de mercados” afirmó. “Si lo entendemos, las oportunidades están dadas”, sentenció.
Las fortalezas de Uruguay
La realidad uruguaya “es excelente”, su trazabilidad y cultura productiva lo ubican en condiciones de “privilegio para desacoplarse del mundo y colocar productos que den garantías”, sostuvo el gerente.
En su disertación, abordó cuatro temáticas principales: las nuevas regulaciones internacionales, las energías renovables para el transporte, la certificación de sostenibilidad en productos agrícolas y la huella de carbono en la producción de cultivos. Y afirmó que todas ellas son “una gran oportunidad para Uruguay”.
Cybulka destacó la importancia de las nuevas regulaciones internacionales impulsadas por el reglamento europeo 2023/1115, que exige que varios productos (carne, soja, madera, entre otros) sean libres de deforestación. Y agregó que otros mercados como el Reino Unido, Estados Unidos o China “van en el mismo sentido”.
Al desagregar por rubros, el gerente de Control Union afirmó que el mercado de la madera, en cuanto a regulaciones, “se encuentra muy consolidado”. En contraste, se enfocó en el “desafío-oportunidad” de la soja, donde Uruguay es el único país de la región con riesgo cero de deforestación en sus plantaciones. Y señaló que el sistema de trazabilidad de Uruguay aún presenta una ventana de mejora, ya que la información durante toda la cadena logística puede traspasarse con mayor fluidez.
Uruguay sabe bien cómo vender productos ‘con valor agregado’, que consiste en la capacidad de poder definirle garantías al consumidor Uruguay sabe bien cómo vender productos ‘con valor agregado’, que consiste en la capacidad de poder definirle garantías al consumidor
Respecto a los países que demandan commodities e imponen estas exigencias, el gerente dijo que se puede discutir su rol como sustitutos o velos de los aranceles proteccionistas, pero más allá de ese debate, insistió en que este tipo de exigencias es algo que “se nos viene” para todos los cultivos que produce la región.
Consideró que el diálogo y la cooperación entre los distintos actores de la cadena parece ser el mejor camino para solidificar la trazabilidad y dar garantías a los compradores. “Las mesas de discusión, con todo el sector productivo, cámaras empresariales y todos los actores son la clave para definir destinos y cambios a realizar, tanto en el sector público como en el sector privado”, planteó. Y sostuvo que de esa manera “se logran los acuerdos que permiten diferenciar el producto”. En esa línea, citó a Visec, la plataforma de sustentabilidad ambiental y social que elaboró el sector privado argentino para garantizar la trazabilidad del producto.
Bonos de carbono
Cybulka se mostró algo más escéptico respecto a limitarse únicamente a los bonos de carbono y su factibilidad efectiva, dado que falta definir cómo medir esa huella y factores que acompañan a ese mercado. Por otra parte, dijo que muchas empresas están interesadas en “descarbonizar su cadena”, que es larga, heterogénea y requiere de garantías de terceros, así como de insumos sostenibles para bajar sus emisiones de carbono. Y es entonces donde se requieren los productos que Uruguay tiene para ofrecer.
Una cadena integrada con eficiencia en trazabilidad logra cuantificar la huella en todas las partes de la cadena. El ejecutivo presentó –a modo de ejemplo– un plan piloto de Viterra Argentina, que alcanzó 500.000 hectáreas, de 56 productores de soja y girasol, donde Control Union verifica la producción, el transporte, el acopio y el transporte marítimo hasta el destino.
El plan consistió en medir información a campo, y medir y verificar la huella de carbono. Esto, traducido a la cadena entera, “es un hito sumamente importante”, indicó. A su vez, explicó que las certificaciones no son suficientes si no se puede medir esa huella, porque el producto final que se elabora con esa materia prima requiere conocerla. “El consumidor pide que digas cuál es la huella, no que sea cero o que sea negativa” afirmó.
Si bien el productor en general conoce los entornos donde produce y los impactos que genera, esa información muchas veces no está sistematizada. Esto impide generar garantías de tipo comercial, que puedan llevarse a los consumidores finales. “No estamos diciendo que se produce sin ser sustentable”, aclaró el ejecutivo.
Y reflexionó que el desafío abarca tanto a industrias como al país en sí, y radica en “simplemente animarse a demostrarlo”. En ese sentido, dijo que Uruguay sabe bien cómo vender productos “con valor agregado”, que consiste en la capacidad de poder definirle garantías al consumidor.
Acción gubernamental
Cybulka agregó que los países requieren acción gubernamental para abordar estos desafíos. El integrante de Control Union planteó que “muchas decisiones” que derivan en progreso común se generan “por la obligatoriedad” que exigen los gobiernos, “para que el productor sistematice el uso de tecnología. Finalmente, esto genera “una evolución muy dinámica y muy buena”, opinó.
En ese sentido, el gerente de Control Union planteó como ejemplo la forestación, con la certificación FSC; o la soja, con la certificación 2BSVS (para biocombustibles), que demuestran que la procedencia de la materia prima es de entornos sustentables desde el punto de vista ambiental y social.