Bajaron los porcentajes de negocios con China, crecieron Estados Unidos e Israel, y se mantuvo la presencia en la Unión Europea y Japón. El contexto global de precios está resentido, en un 25% o 30%, como era esperable.
En síntesis, hay desafíos desde el punto de vista de la oferta y del mercado, que se están trabajando, y un desafío interno desde el punto de vista de costos y volúmenes disponibles.
El mercado está en transición, buscando equilibrios. Uruguay intenta reforzar los negocios de nicho, acomodar ese nuevo mix, y a su vez seguir trabajando en mejora de acceso, que es lento, pero hay que seguir. Así se logró el acceso del mondongo a China, el proceso de habilitación en Malasia, se visitará Filipinas a fines de julio. Son escenarios que van ampliando la agenda de destinos en la conformación de valor.
Estamos mirando qué pasa en los mercados de destino y qué hacen nuestros competidores más importantes.
¿Qué expectativas le generan los mercados del Sudeste Asiático?
Son mercados muy interesantes. Primero hay que definir cómo logramos las condiciones de acceso, pero Medio Oriente y el Sudeste Asiático tienen un crecimiento de su PBI per cápita, allí hay una fuerte presencia de carne de Oceanía, tienen un volumen de importación importante, y al tener esa amplitud está la oportunidad de ir a trabajar con nuestro foco en buscar diferenciación.
¿Cómo recibieron la negativa de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia a la venta de los tres frigoríficos de Marfrig a Minerva?
Con total tranquilidad. Los informes fueron públicos, es un proceso que continúa, y seremos muy respetuosos de lo que el marco normativo del Uruguay imponga. Estamos a la espera de la continuidad de este proceso, a nivel local y regional.
Hace 18 años que Grupo Marfrig está presente en Uruguay. Confiamos en la seriedad del análisis y respetuosos de la resolución, que en el fondo es técnica, con el apoyo del Poder Ejecutivo.
Están apelando el fallo.
El proceso preveía una apelación, que se presentó, y ahora está en revisión. Esperaremos la decisión final.
¿Cómo seguirá operando Marfrig en Uruguay en caso de no concretarse el negocio?
Es prematura esa definición, porque Uruguay es un capítulo particular de este negocio. Primero la compañía está acompañando lo que está pasando en otras geografías y en Brasil, donde está la parte principal del negocio. Mientras tanto, Marfrig continúa operando con total normalidad.
¿Qué porcentaje representa Uruguay en el total de facturación de la empresa a nivel global?
Aproximadamente el 10%. Pero en la estrategia de este negocio se apunta al proceso de crecimiento de la unidad de Tacuarembó, que ya está consolidada, como ha sido público, con el crecimiento de la faena.
Y además del crecimiento de la unidad está la reserva y captación de valor agregado en las marcas de Marfrig. Por lo tanto, lo que pueda disminuir en volumen de negocios, se va a compensar con mejoras en la facturación, y confiamos que también en el resultado.
¿Se mantiene ese plan de apuntar a la calidad, con productos de mayor valor agregado?
Sí. Sabíamos que este proceso (de la venta de las plantas a Minerva) sería largo y muy revisado en cada uno de los países, por lo tanto hoy no hay otra tarea que administrar lo que tenemos, y esperar los tiempos necesarios para que cada geografía pueda avanzar en los procesos planteados.
¿Cuál es la situación de Marfrig a nivel global?
Muy buena, viene en un proceso de consolidación con otras dos proteínas (porcina y aviar), tras el control de BRF. Fue de destaque el cambio de performance y resultado que ha tenido BRF desde el inicio de este año, cuando Marfrig tomó su control.
Se viene trabajando en un proceso estratégico de integración de las estrategias comerciales y de otras áreas de oportunidad bajo el gerenciamiento de Marfrig. Hoy desde Sudamérica ofrecemos las tres proteínas al mundo, y otra parte muy importante de la compañía es el negocio que está en Estados Unidos.
Marfrig es una compañía consolidada, con foco en el valor agregado; es el principal productor de hamburguesas del mundo. Cuenta con negocios de nicho desde muchas de sus plataformas. Incluso con negocios muy combinados, como la carne de Sudamérica, con el portafolio de carnes que procesamos y que vendemos en Estados Unidos, y a su vez revisando y actuando en conjunto con otras plataformas de la compañía en mercados de Medio Oriente y Asia.
Japón es uno de los ejemplos de integración de trabajo más fructífero. Es el principal importador de carne estadounidense y a su vez Marfrig es el principal exportador de carne uruguaya a Japón, todo a través de una misma oficina comercial, que está en Tokio.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta la industria frigorífica en Uruguay?
Más que problemas diría que son desafíos. Toda la cadena tiene el desafío de crecer, seguir agregando valor. Se crece con valor, y eso es parte de lo que Uruguay ha venido haciendo en los últimos años. Venimos con una faena constituida en más de 2 millones de cabezas, cuando eso parecía difícil.
Nuestro principal desafío hoy es de competitividad, no tanto como sector sino como cadena. Otro desafío para Uruguay es seguir mejorando el acceso internacional. Las compañías que actúan en Uruguay enfocan el segmento en ir a trabajar productos de valor agregado, a través de sus marcas, de sus certificaciones y demás.
Esto va más allá de la coyuntura actual de costos altos. Este es un año electoral en Uruguay, y eso muchas veces puede distraer la atención, pero el principal desafío del país es consolidar su cadena, ser más competitivo y mejorar su presencia a nivel global.
Se ha avanzado, se están haciendo muchas cosas, pero queda muchísimo por hacer. La principal oportunidad de captura de la cadena cárnica es seguir mejorando su acceso sanitario y arancelario, y agregando valor. Tenemos la agenda con la Unión Europea, con Estados Unidos, con el Sudeste Asiático.
¿Tiene expectativas de que algunos de estos objetivos se puedan concretar en el próximo gobierno?
Tengo expectativas de que en este gobierno se siga avanzando y que haya una continuidad de agenda, independientemente del gobierno. La cadena cárnica no podría depender de cambios de agenda política, porque es un sector muy importante para el país. Creo que hay una conciencia de darle continuidad a los procesos que son buenos para la cadena en su conjunto.
¿Cómo está viendo la dinámica de la exportación de ganado en pie?
La veo con preocupación. Continuamos con asimetrías de poder acceder con ganado y no con producto al mercado de Turquía, por sus restricciones arancelarias. Son las reglas de juego que Uruguay debería mirar con atención, no para prohibir, sino para que no se generen asimetrías dentro de la propia cadena, que mañana puedan ocasionar un dolor de cabeza mayor.
Es bueno que exista libertad de mercado en todas sus opciones, y no restringidas a algunos segmentos o productos en particular.
En otras ocasiones han planteado que haya una puerta de vaivén y poder importar ganado para faena.
Eso ha estado en la agenda. Esa, como muchas otras restricciones que tiene Uruguay, son parte de su garantía exportadora. Es un tema que merece una revisión permanente. Pero no solo eso, también la forma en la que accedemos a los mercados donde estamos, tanto con producciones de carne, hueso y menudencias, que tengan libertad sanitaria, como el acceso de animales vivos.
Y por otro lado estar atentos a cosas que el mundo ve con preocupación, que mañana nos puedan afectar, como los protocolos de bienestar animal y demás. Que no se generen problemas que mañana puedan ser una barrera sanitaria no solo para el ganado en pie sino para todos los productos.
¿Se debe solicitar que la cuota Hilton permita incluir carne de animales terminados a granos?
Esa es una linda discusión. Creo que todo lo que Uruguay pueda lograr para mejorar la libertad de su acceso y las menores restricciones a las producciones que hoy realiza será bienvenido.
Uruguay tiene un protocolo para la carne Hilton con esa restricción y me parece que las oportunidades de crecimiento para la cadena cárnica deberían contemplar no solo ese sino muchos otros accesos que se han ido generando, de forma paralela al tema sanitario y arancelario. Para poder crecer es bueno que se revisen bilateralmente.
Creo que sería bueno que la cuota Hilton incluyera carne de animales terminados a grano, porque un país agrícola-ganadero en desarrollo debe tener la oportunidad de uso de productos y subproductos agrícolas, debería de manejarse con mayor libertad de la que tiene hoy. La Unión Europea es un mercado tan pequeño como relevante, donde el acceso tiene particulares ventanas, que siempre es bueno poder abrirlas.
¿Por qué es importante para algunas industrias tener sus propios corrales?
Lo importante es promover un proceso de intensificación. Estos son procesos costosos, de tipo industrial, de precisión, que es bueno que se promuevan. En esos procesos donde hay que generar escala, eficiencia, precisión, muchas veces es la propia industria la que toma la iniciativa de asumir el riesgo y la inversión.
Y por otro lado, me parece bueno que exista, como la hay en Uruguay, la libertad de poder hacer lo propio, sin perder de vista que un proceso de terminación de ganado a grano genera una dinámica interna en la cría y recría, que lo hemos visto en la apreciación del ternero frente al animal gordo, que genera dinámicas muy interesantes de negocios en la cadena ganadera.
Muchas veces se mira parcialmente que la industria tenga su propio corral, pero si uno analiza fríamente los números no hay forma de que pueda abastecerse con animales propios, tal vez en el proceso de terminación, pero nunca en el proceso de originación de ganados.
La cadena se integra de diversas formas. Generar dinámicas como la terminación a granos desafía a que haya una cría mejor y una recría más eficiente, en función de una mejor relación flaco-gordo es bueno que pase.
Uruguay tiene todos los mecanismos necesarios, de información y transparencia para poder monitorear eso con mucha profesionalidad. No veo que esto sea una amenaza. La dinámica de la terminación de ganados a granos a sumado a un país que es y seguirá siendo básicamente forrajero. Es un complemento necesario para el proceso de crecimiento.
¿Se debería revisar la prohibición del uso de hormonas en la ganadería?
Uruguay necesita tener diferenciación. Me parece que es un tema que trasciende lo sanitario, es de índole político, y por lo tanto tiene que tener procesos de revisión, ser parte de las oportunidades de acuerdo.
No soy partidario de decir sí o no simplemente por una razón productiva, porque muchas veces lo que se gana desde el punto de vista productivo se puede perder en otras esferas.
Mi sugerencia es que eso sea revisado, pero dentro de un contexto de nuevos acuerdos, y que esas decisiones no nos generen restricción en el mundo global, porque Uruguay necesariamente tiene que salir al mundo.
¿Las exigencias de sostenibilidad son una oportunidad o un desafío?
Las dos cosas. Por un lado son elementos a mirar con mucho cuidado, para que no se formen barreras, pero en el caso de Uruguay lo sigo viendo como una oportunidad de valor.
Si estamos convencidos de que Uruguay tiene una agenda de oportunidad de valor en materia de diferenciación, más reafirmo el hecho de que podemos tener, a través de las cosas que ya hacemos, una oportunidad de inserción en el mundo. Somos una geografía pequeña, controlada, muy expuesta al mundo durante muchos años, y eso le permitiría a Uruguay tener el equilibrio necesario para hacer respetar las condiciones en que produce y maneja su ambiente, y a su vez capitalizar eso en oportunidades frente a los consumidores.
¿Cuáles son las perspectivas de negocios para el segundo semestre?
Esperamos que no haya sorpresas desde el punto de vista climático, que nos afecten la generación natural del forraje. Por otro lado, uno ve con inquietud ciertas dinámicas en el mundo, desde los puntos de vista político y comercial.
Siempre miro con optimismo al segundo semestre, por una condición lógica de que en el hemisferio sur los días son más largos y las producciones mejoran. Tenemos que desafiarnos a capitalizar esas mejoras. En la agenda público-privada, en materia de acceso, y en la agenda de producción interna.
Creo que cerraremos el año con otro buen nivel de animales disponibles, con un proceso de reajuste en materia de valores a nivel global, y con el desafío de seguir explorando la mejor oportunidad de levantar restricciones o mejorar el acceso en los mercados que ya tenemos y en los que puedan venir, y que eso se traduzca en mejores valores.
Soy particularmente prudente para este año en no avizorar cambios drásticos, pero sí soy muy optimista, porque los segundos semestres suelen ser un corolario de los procesos que ya están.