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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas declaraciones de la electa senadora Graciela Bianchi sobre la supuesta utilización de el expresidente de la República José Mujica desataron algunas críticas por parte de la dirigencia del Frente Amplio. Mientras que su candidato a la presidencia, Yamandú Orsi, se negó a prestarse a la contestación, esta sobrevino por sí sola porque las tildó sin siquiera tener razón para contestarlas. En el silencio pretendió, a mi entender, de llamarlas mal habidas.
Por su parte el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, atacó duramente a la actual senadora blanca y dijo que tendría que o bien desdecirse ella o que lo hiciera el candidato a presidente por la coalición republicana, Álvaro Delgado.
Pues bien, los dichos de Bianchi sobre Mujica nada tienen de calumnias. Por su edad y su estado de salud, José Mujica no puede pelear por un cargo político. ¿Eso quiere decir que deba retirarse de escena? ¿Debiera optar por recubrirse y llamarse a silencio? Es su decisión.
Pero es verdad que los que queremos al expresidente nos produce sinceros sentimientos cuando somos llamados a escuchar los partes de su estado de salud. Muchos rezamos por él. Para que se ponga bien. A nadie escapa que verlo en los spots publicitarios nos produce alegría diga lo que diga.
En lo personal no coincido puntualmente con las últimas decisiones de José Mujica. El nombramiento a dedo de muchos, actuales, dirigentes pasa solamente desapercibido porque lo hace él. Porque proviene de él.
Ubíquese a Álvaro Delgado diciendo “entre gallos y medianoches elegimos a Valeria Ripoll” (elección que celebro, pero no viene al “artículo”). Fue censurado por propios y extraños y le costó muchas heridas sin haber tenido tal ademán.
Pues bien, debe saber el señor expresidente del Uruguay que hay muchas personas que pelearon desde abajo para intentar llegar a un lugar “de poder” que pueda transformar la realidad como cada uno la soñó.
Si miramos para otro lado es porque con su vida, su lucha y sobre todo por su cambio de rumbo hacia la democracia ha sabido ganar el respeto, cuando no el cariño (¿amor?), de casi todos.
No miren si Graciela Bianchi dijo que le ponían y le sacaban los dientes. No desluce la forma; la pérdida y la recuperación de la dentadura habla de muchas batallas obtenidas.
Recuerde también, don Mujica, que usted declaró que no entendía cómo la aguantaba su marido a doña Bianchi.
Que el lector juzgue cuál “agresión” es menos noble.
De todas formas, lo primero es desearle pronta recuperación a uno, si no el más, de los líderes más influyentes de la izquierda de la historia.
Lo segundo: no hubo desalineación de Graciela Bianchi. Es su estilo. Un correcto curso de idioma español y sentido común pueden llevar a sus opositores a decodificar su mensaje.
Gonzalo Segundo
CI 1.555.765-8