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Mi generación, la de los que vivimos el regreso a la democracia, votando por primera vez en 1980, cuando deberíamos a esa altura ir por la segunda elección nacional, tenemos vivencias de los partidos políticos distinta, seguramente, a la de las nuevas generaciones.
Es cierto también que los partidos han generado nuevas y mejores relaciones con los jóvenes, que permiten otros enfoques y acercamientos. Por eso pienso que la adhesión de estos con su partido quizás se dé en menor medida, pero sigue tan vigente como en mi tiempo de juventud.
Creo también que esto no solo es deseable, sino que es, en el futuro próximo, donde deben poner el foco los partidos, y los partidos que hoy integran la coalición de gobierno con más razón.
La Coalición Republicana, que hoy se plantea por algunos como el final previsible de la coalición multicolor, es a mi criterio el peor de los caminos para competir con el Frente Amplio, hoy nuestro principal adversario político. Quienes participamos de los diferentes partidos que forman la coalición de gobierno, tenemos notorias diferencias que debemos mantener.
Uno de los valores con los que se trata de promocionar el Frente Amplio es el de la unidad, la que realmente es muy importante en casi todos los casos. La unidad deja de ser importante, por ejemplo, cuando se pone por encima de los intereses del país, como se ve hoy en la postura que se lleva adelante en el tema de la reforma de la seguridad social. Poner al partido por encima del país es lo que está haciendo hoy el Frente Amplio y es uno de los problemas de intentar mantener unida una coalición. Los consensos, las mayorías genuinas y, por lo tanto, más duraderas se generan entre los partidos y no dentro de ellos.
Debemos mantener partidos independientes, con sus visiones históricas y filosóficas intactas, que permitan seguir generando juventudes que tengan como meta que los acuerdos que otorguen den para nuestro país sean los únicos que valen la pena.
Los acuerdos que se produzcan después de octubre son acuerdos reales, a los que el futuro gobierno no puede poner excusas para su implementación. Por supuesto que deberá intentar, en todos los casos, ampliar la base de acuerdos, buscando acercamientos con la oposición, pero también la oposición debe saber que el elegido es otro y actuar responsablemente.
La Coalición Republicana es una buena herramienta que, como los allanamientos nocturnos, nos puede brindar algunas posibilidades más para combatir algunos males que nos aquejan en el diario vivir, pero seguro, y de eso estoy convencido, no es la solución a los problemas de fondo que hoy tiene nuestro país.
