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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl Puerto de Montevideo, génesis de nuestro país y palanca esencial de su desarrollo, al término de esta gestión de gobierno ofrece un panorama deplorable, fruto de la errónea gestión del presidente del Directorio de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Dr. Juan Curbelo, y del vicepresidente, el capitán de navío (r.) Daniel Loureiro.
El diario El Telégrafo de Paysandú se expidió en similares términos en una nota que tituló Un puerto que se va a pique y arrastra a todo el país. Comparto esta afirmación porque un puerto ineficiente provoca importantes perjuicios a nuestros exportadores, productores y exportadores y, en definitiva, a la economía nacional, pero todavía no se fue a pique, simplemente, está a la deriva por su errónea conducción.
1. Al iniciarse este período de gobierno, el Dr. Curbelo acordó con la Corporación Nacional para el Desarrollo el dragado del canal de acceso al Puerto de Montevideo a 14 metros de profundidad. Lo hizo sin verificar que la Comisión Administradora del Río de la Plata solo había autorizado el dragado a una profundidad de 13 metros. Después de cuatro años, tuvo que intervenir el canciller Paganini para alcanzar el acuerdo que habilita a llegar a la profundidad requerida.
2. El contrato con TCP Katoen Natie, por el cual se le concedió a esa empresa la concesión de la terminal de contenedores por 50 años más, donde el Dr. Curbelo tuvo un rol preponderante, está plagado de ilegalidades, que no voy a analizar porque están en la órbita judicial, y de graves errores operativos. Por ejemplo, en ese contrato, la ANP se obliga a dragar a 14 metros de profundidad “las áreas de acceso y maniobra para los buques que operen en la terminal”. Esto es un disparate porque las áreas de acceso son todas; debió decir el canal de acceso. Pero además sin licitación se habilita un parque eólico de generación eléctrica en Puntas de Sayago (¿?) y se incorpora el reglamento de atraques al contrato, lo que impide su modificación sin el acuerdo de TCP; otro absurdo…
3. Para que el Poder Ejecutivo pudiera firmar el contrato con TCP, se requería “un previo asesoramiento” de la ANP y, en esa circunstancia, el Dr. Curbelo pensó que, por su investidura, ese asesoramiento lo podía dar por sí solo, pero es obvio que el asesoramiento debió ser del directorio, no de su presidente. El Dr. Curbelo en ese caso y en otros parece no tener claro el cargo que desempeña porque, en las resoluciones que dicta la ANP, debajo de su firma pone un sello que dice “Presidente de la Administración Nacional de Puertos”, y ese órgano no existe en la ANP. Su cargo es el de presidente del directorio, simplemente.
4. Mientras se desguazaba el dique Tsakos, sin sustituirlo, lo que es imprescindible en un puerto que pretende ser hub, se construyó el Puerto Capurro a un costo de US$ 120 millones, y el llamado a licitación para concesionarlo, después de cuatro prórrogas, no tuvo oferentes a pesar de las promociones hechas en Europa. Ahora se inaugura ese puerto sin interesados serios en operar en él…
5. El Banco Mundial coloca al Puerto de Montevideo en el lugar 384 entre 405 puertos analizados por su desempeño. La razón es generada por los buques que padecen largas esperas para operar y otros que abandonan nuestro puerto por esa razón, las largas filas de camiones que esperan mover sus cargas, el alto costo de los aportes y las tarifas que se deben pagar, etc., etc. El puerto del que antes nos sentíamos orgullosos ahora es un factor de desprestigio para nuestro país.
6. Por último, el escándalo de PTP, que debiera ser aclarado por la ANP, porque tiene alarmantes y gravísimas connotaciones.
Dr. Edison González Lapeyre