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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMuy aguda la nota de Maritxu Urruzola, indeclinable militante de izquierda de toda la vida, sobre la costumbre de Mujica de buscar y promover mujeres notables a puestos de dirección en el Frente.
Después de haber creado y promovido a la inteligentísima politóloga Constanza Moreira, hasta que se enojó con ella por rebelarse, y después de crear la figura de la inteligentísima Carolina Cosse, hasta que se peleó con ella por no cabrestear, ahora Mujica promueve la figura de la inteligentísima Blanca Rodríguez como su heredera a los puestos más altos imaginables.
Urruzola recuerda con razón el machismo imperante en los movimientos revolucionarios creados en los años 60 y que eran muy parecidos al Club de Tobi, el inolvidable grupo de amigos de la pequeña Lulú que no permitía mujeres en sus reuniones. Las compañeras se quejaron años después de que como tupamaras podían quizás empuñar o limpiar un fusil pero eran relegadas a la tarea de preparar el café o el mate para los guerrilleros.
En el acto televisado de la incorporación formal de Blanca al Frente, me llamó la atención el gesto inapropiado de Mujica de ungirla con unas palmaditas paternales y patriarcales en la cabeza como si él fuera un sacerdote del siglo pasado y ella fuera una hija obediente. Blanca, que se presentó unos minutos antes como mujer feminista, no puso la célebre cara de asco que ponía cuando entrevistaba a Lacalle Pou. Aguantó en cambio la bronca y sonrió, bella y comprensiva, ante la atenta mirada de Lucía...
Pienso que debió salir corriendo de la reunión allí mismo y volver al canal. No se dió cuenta de que podía correr con la misma suerte que Constanza y Carolina.
Daniel Heide