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Con una actuación formidable, especialmente en los segundos nueve hoyos de la ronda final, Scottie Scheffler se impuso en el PGA Championship, el segundo Major de la temporada. En la tarde del domingo 18, el golfista cerró el recorrido de 72 hoyos en 273 golpes, 11 bajo el par de la espectacular cancha de Quail Hollow Golf Club en Carolina del Norte, una de las mejores de Estados Unidos.
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Los cinco golpes de diferencia esconden lo que fue una reñida definición del certamen. “Fue el torneo que más me ha costado ganar”, reconocería más tarde el campeón.
Por su victoria, Scheffler recibió un cheque por US$ 3,4 millones de los US$ 19 millones que repartió el certamen en premios. Además del título, Scheffler se confirma como el número uno del mundo en este deporte, posición que ocupa desde mayo del 2022. Ese registro lo pone en el tercer lugar del historial; solo Tiger Woods y Greg Norman fueron los números uno por más semanas.
Del PGA Championship participaron cuatro golfistas latinoamericanos con buenos desempeños. El venezolano Jhonattan Vegas finalizó en el quinto lugar y el chileno Joaquín Niemann octavo, por lo cual, ambos lograron la clasificación directa para la próxima edición del campeonato. El colombiano Nicolás Echavarría y el mexicano Rafael Campos terminaron en los puestos 41 y 55, respectivamente.
Del liderazgo de Vegas a la venta Scheffler
El jueves 15 dio comienzo la edición 107ª del PGA Championship con un field de 156 golfistas en busca del trofeo Wanamaker, símbolo de triunfo en el segundo Major del año.
Este campeonato tiene la buena costumbre de mostrarle al mundo del golf en cada edición canchas de primerísimo nivel. En esta oportunidad, fue Quail Hollow, un campo espectacular, uno de los mejores de Estados Unidos, con tres hoyos finales fabulosos. Esta cancha ya fue sede de dos PGA Championship y una Presidents Cup.
En la jornada, para satisfacción del golf latinoamericano, Jhonattan Vegas quedó en lo más alto de las posiciones con una espectacular tarjeta de 64 golpes, siete bajo el par del campo. Al final del día solamente 29 jugadores quedaron en números rojos mostrando las difíciles condiciones de la cancha.
En la segunda vuelta, soportando la gran presión de liderar un Major, Vegas mantuvo la punta con un recorrido de 70 golpes. El corte clasificatorio quedó establecido en 143. Las condiciones de competencia de este Major marcan que los primeros 65 golfistas y los empates continúan en el certamen tras los 36 hoyos.
Las fuertes lluvias fueron las protagonistas de la tercera ronda. Las autoridades se vieron forzadas a retrasar los horarios de juego por casi tres horas. Finalmente, se jugó desde los tees de los hoyos 1 y 10 en forma simultánea y en threesomes en busca de alternativas para poder finalizar la ronda. En ese panorama apareció el número uno del mundo para presentar una tarjeta de 65 golpes y quedar en lo más alto de las posiciones en una jornada en la que los scores fueron altos. Scheffler llegó a la definición con una ventaja de tres golpes sobre su escolta en busca de su tercer Major.
“Más a la derecha”
Si Scheffler llega como líder a la ronda final de un Major, gana. Eso marcaban los antecedentes del número uno. Sin embargo, el comienzo de la ronda final fue terrible para él, solamente logró acertar dos fairways y cuatro greens y cerró los primeros nueve hoyos con 37 golpes, dos sobre el par. Jugando dos grupos delante, el español Jon Rahm venía “encendido”: había hecho 34 golpes en la ida y siguió con birdie en los hoyos 10 y 11. Así alcanzó la punta.
En el tee del hoyo 10, Scheffler le preguntó a su caddie Ted Scott si veía algo malo en su postura, lo cual derivaba en golpes totalmente a la izquierda. Intercambiaron comentarios. Lo siguiente es un drive impresionante en ese hoyo. A partir de ese golpe, Scheffler no falló un tiro hasta cerrar la vuelta. Así son los fenómenos.
“Ted me dijo que apuntara más a la derecha”, contó entre risas el ganador en la conferencia de prensa.
A sus 28 años, Scheffler alcanzó la línea nada menos que de Jack Nicklaus y Tiger Woods, quienes con esa edad llegaron a 15 victorias en el PGA Tour, además de tres Majors.
La palabra del campeón
“Nosotros los profesionales pasamos horas y horas buscando dominar la trayectoria de la pelota, por eso, si esa pelota tiene barro, es prácticamente imposible controlar la trayectoria”, dijo el ganador en una fuerte crítica hacia las autoridades del campeonato por no haber establecido el lie mejorado (acomodando la pelota) tras las fuertes lluvias caídas.
En cuanto a sus malos primeros nueve hoyos, Scheffler contó cómo procesó ese momento de quiebre. “Sabía cómo venía la situación. Miré los tableros. Era claro que con esa ida abría la puerta para varios jugadores como Rahm, DeChambeau. El birdie del hoyo 10 fue clave para reenfocarme, para volver al ritmo que más me conviene, fueron ajustes técnicos pero también mentales”, repasó. Luego, los birdies de los hoyos 14 y 15 le dieron “tranquilidad para afrontar los hoyos finales”.
El gran Jack Nicklaus decía que el golf es un deporte de ajustes; en este caso, Scheffler le dio una vez más la razón al mejor golfista de la historia.
“No soy de ponerme objetivos, estoy enfocado en competir, en llegar al último día con posibilidades en cada torneo que intervengo, para eso practico, ganar es lo máximo para mí. Entre el primer golpe del jueves y el último del domingo hay mucho en el medio, son muchas horas, muchos tiros, por lo cual, hay que estar fuerte mentalmente y, sobre todo, bien preparado para enfrentarlo”, dijo Scheffler. En la conferencia también aludió a su forma de entrenar y el placer que encuentra en estar solo consigo mismo y “en el silencio”: “Es una sensación única y la disfruto mucho”. Agregó que una de las cosas “fascinantes del golf” es la necesidad de luchar permanentemente contra uno mismo.
“La perfección nunca va a llegar, siempre habrá algo para mejorar, es el gran desafío”, concluyó.
Al costado del green del hoyo 18 estaba Randy Smith, el profesor con el cual comenzó a trabajar Scheffler a la edad de 7 años. Ajeno a las declaraciones y exposiciones, Smith se limitó a decir “esto recién empieza”. El golf y el propio Scheffler dirán cómo sigue esta historia.