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La AUF quiere mejorar el rendimiento de los clubes con datos personales, pero nadie le comparte información
La Asociación Uruguaya de Fútbol pidió durante un año información sobre el rendimiento físico de los futbolistas a las instituciones; “ninguna contestó”, dijo Jorge Giordano
Entrenamiento de la selección sub-23 de Uruguay, en el Complejo Celeste de la AUF
La idea surgió con el nombramiento de Marcelo Bielsa como entrenador de la selección uruguaya de fútbol. El fenómeno Bielsa, su visión moderna, renovadora y ofensiva del fútbol, fue aprovechado por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) para impulsar los resultados deportivos no solo de la selección, sino de los clubes uruguayos, alicaídos hace décadas internacionalmente.
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El trabajo constaba de tres partes —arbitraje, análisis táctico y análisis de datos—, esta última centrada en la información específica y general de equipos y futbolistas sobre rendimiento físico y cargas de entrenamiento, entre otras variables. Hoy se volvió parte del día a día de los equipos la medición de esta información a través de distintos tipos de tecnología, la más usual: pecheras con GPS que los jugadores se colocan debajo de sus camisetas para registrar métricas físicas, como la frecuencia cardíaca, el consumo de oxígeno, la concentración de lactato en sangre, la percepción subjetiva del esfuerzo, la distancia recorrida, los espacios ocupados en el terreno, la velocidad de aceleración, la cantidad de golpes fuertes al balón, la potencia de pegada y los metros corridos bajo alta intensidad.
Marcelo Bielsa durante un partido de la selección uruguaya de fútbol
Daniel Rodriguez/adhocFOTOS
La AUF también toma este tipo de información en todas sus selecciones nacionales —mayor, juveniles, femeninas—, usado luego por los cuerpos técnicos para tener más insumos individuales y colectivos al momento de armar un 11 inicial, elegir los suplentes y determinar la táctica y estrategia con la que van a enfrentar a un rival.
Básicamente, la intención era que la AUF aglutinara, en una especie de observatorio, los datos que cada club recoge sobre sus futbolistas en las prácticas, los amistosos y los partidos oficiales. La iniciativa fue promocionada desde el Comité Ejecutivo de la AUF y ejecutada por la Dirección de Selecciones Nacionales. Los datos se iban a analizar con distintos especialistas de la AUF —incluidos integrantes del cuerpo técnico de Bielsa— para devolver a los clubes conclusiones y recomendaciones. El objetivo final era que la AUF colaborara en el impulso de una liga local más fuerte y atractiva y en el desarrollo de los clubes para que sean más competitivos en los torneos sudamericanos, especialmente en el panorama de nueva venta de derechos de televisión del fútbol uruguayo.
Sin embargo, pasado más de un año, la iniciativa por ahora no arrancó. Desde el principio presentaba un desafío significativo: lograr que las instituciones accedieran a compartir sus datos con la AUF, a pesar de que la asociación se comprometió a garantizar su confidencialidad y no compartirlos con terceros. “No me cierra demasiado y no sé si va a prosperar porque es como darle a tu competencia información interna sobre las ventajas y desventajas de tu producto”, había adelantado hace meses a Búsqueda un directivo de una institución de Montevideo.
Jorge Giordano, director de seleccionales nacionales de la AUF y coordinador de todo el proyecto, dijo a Búsqueda que, tras el pedido presentado en abril del año pasado por la AUF, “ningún club contestó”. El resultado es que la asociación no pudo obtener información de rendimiento físico de futbolistas de ninguna institución profesional del país. El proyecto volverá a “reactivarse” en el segundo semestre, adelantó Giordano, cuando antes del inicio del torneo Clausura se les vuelva a solicitar a los clubes compartir la información de sus futbolistas.
Los datos personales, el nuevo activo comercial del fútbol
En 2022, el sindicato mundial de futbolistas (FIFPro) presentó un documento base para establecer estándares globales en la protección de la información privada de los jugadores, un ítem que se ha vuelto común en otras industrias y a nivel de gobiernos. “Estos estándares marcan un importante punto de partida para nuevas soluciones colectivamente acordadas entre los sindicatos y las partes interesadas del fútbol, así como para definir los intereses y los derechos jurídicos de los jugadores respecto a sus datos personales”, explicó FIFPro en un comunicado de prensa.
Aunque el documento fue elaborado en colaboración con FIFA, la intención del gremio es que a futuro sean los futbolistas —y no las asociaciones o equipos— los principales beneficiados en la gestión de derechos personales con datos sobre desempeño y salud. “Se orienta por la legislación que rige la protección de datos y los derechos de privacidad. Estas tecnologías emergentes tienen la capacidad de repercutir en los jugadores de muchos modos; entre otros, mediante la supervisión de su rendimiento, las negociaciones contractuales, la tecnología in-game y la participación de los seguidores”, añadió el comunicado de FIFPro.
Racing y el resto de los clubes uruguayos realizan mediciones continuas del rendimiento de sus futbolistas
Nicolás Celaya/adhocFOTOS
Más allá de su aplicación estrictamente deportiva, los datos de rendimiento de los futbolistas tienen usos adicionales. Cada vez más contratos entre clubes y jugadores incorporan métricas físicas específicas como base para definir valorización, cifras salariales o cláusulas de rendimiento. Al mismo tiempo, se abre un horizonte de usos comerciales: estos datos alimentan plataformas de apuestas, videojuegos y contenidos para redes sociales. Saber cuántos kilómetros recorrió un jugador, qué velocidad alcanzó o cuántos duelos ganó crea nuevas formas de entretenimiento e interacción digital. El interés por los datos personales ya no solo es de los futbolistas, los clubes o de federaciones como la AUF, sino también de los proveedores de tecnología en las transmisiones deportivas, los broadcasters, los medios de comunicación y los patrocinadores.
El panorama fue presentado la semana pasada por Monserrat Jiménez, secretaria general adjunta y directora jurídica de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). “Hoy hay una discusión muy grande sobre estos datos porque su valor comercial es de una relevancia superimportante”, sostuvo durante una jornada académica organizada el 6 de mayo en Asunción.
Jiménez dividió la información en tres categorías: los datos generados sin intervención del jugador, como los que produce la tecnología integrada en las transmisiones para medir distancias recorridas, propiedad del organizador del torneo; los datos biométricos básicos —ritmo, esfuerzo, aceleración— obtenidos mediante GPS en las pecheras, que pertenecen a los clubes, y los datos personalísimos, como el rendimiento cardíaco, nivel de oxígeno o historial médico, que son gestionados por los clubes, pero pertenecen al jugador por su carácter íntimo.
Deporte-Monserrat Jiménez-Conmebol.jpg
Monserrat Jiménez, secretaria general adjunta y directora jurídica de la Conmebol
Confederación Sudamericana de Fútbol
Mientras la FIFA está definiendo una nueva normativa en la materia, una encuesta que FIFPro realizó en 2022 sostiene que al 80% de los jugadores profesionales les preocupa cómo se recogen y se utilizan sus datos: “En un sector complejo y en rápido avance, con frecuencia sienten incertidumbre acerca de sus derechos y cómo protegerlos. A medida que los datos cobran mayor valor para quienes trabajan en el fútbol profesional, los futbolistas deben tener derecho a ser informados, derecho de acceso, derecho de revocación, derecho a restringir el procesamiento, derecho a la portabilidad de los datos, derecho de rectificación, derecho de denuncia y derecho a la corrección”.
El fútbol uruguayo, donde casi no se juega
La inciativa de tres patas de la AUF mantiene dos en funcionamiento. Mientras aguarda para reimpulsar la recepción de datos de los clubes, el análisis de arbitraje y táctico del fútbol uruguayo ya dio sus primeros pasos. En enero de 2025, Giordano lideró una actividad en el Estadio Centenario donde se presentaron algunas conclusiones sobre el Campeonato Uruguayo 2024.
El informe, elaborado por el Departamento de Videoanálisis de la selección nacional, realizó una comparación del tiempo efectivo de juego entre distintas ligas y los torneos Apertura y Clausura 2024 de Uruguay. “Se comprobó que en ninguno de los dos torneos, en ninguna de las 15 fechas, el promedio de tiempo efectivo superó al del tiempo muerto en el que no hubo juego”, indicó Giordano en el evento. El informe mostró que en 2024 se jugó en Uruguay un promedio de 46 minutos (m) 16 segundos (s) por partido, mientras que el tiempo sin juego o muerto fue de 52 m 4 s. Ambas cifras se plasmaron sobre un tiempo neto total de partido de 98 m 19 s. El número muestra a Uruguay en una de las posiciones más bajas del mundo.
Jorge Giordano durante un evento en el Estadio Centenario
Javier Calvelo/adhocFOTOS
La evaluación confirmó una preocupación que tanto Jorge Giordano como el presidente de la AUF, Ignacio Alonso, ya habían planteado en 2024 a dirigentes y gerentes de clubes durante una reunión en el Complejo Uruguay Celeste. Más allá de las limitaciones propias del juego y del futbolista uruguayo, uno de los factores que, según los especialistas de la AUF, contribuye al escaso tiempo efectivo de juego son los errores arbitrales, que generan interrupciones innecesarias y demoras. Por eso se prevé iniciar un trabajo con la Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol (Audaf) para revisar reglamentos y dar más fluidez a los partidos.