El presidente de la gremial sectorial, Alejandro Ruibal, prevé que el “piso” de actividad al inicio de la próxima administración se apuntale con inversión pública y cree probable que haya “redireccionamientos” en la promoción de viviendas, pero espera que “no se cambie todo”
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAunque el Frente Amplio “viene con una credibilidad” dada por los 15 años de gestión anterior, después del “reacomodo natural” que tendrá el futuro gobierno, la Cámara de la Construcción espera propuestas concretas en materia de infraestructura. Confía en que el ministro de Economía designado, Gabriel Oddone, tenga claras las reglas para que la inversión privada “pueda funcionar”.
El titular de la gremial del sector, Alejandro Ruibal, dijo a Búsqueda que la próxima administración ya tiene las herramientas necesarias para “armar el nuevo juego”, si bien consideró probable que se utilice menos la iniciativa privada.
Dijo que los contratos de participación público-privada (PPP) son un instrumento “recontraválido”, donde al privado se le transfiere riesgo, y apeló a que el futuro gobierno no se vea “distorsionado con un discurso que no se ajusta”. Recordó que el proyecto de PPP para reformar el Hospital de Clínicas quedó por el camino en el último gobierno del Frente Amplio por la discusión en torno a que se trataba de una “privatización”. Ruibal abogó porque en el próximo período “no se caiga en discusiones de eslóganes” de ese tipo.
El empresario es director general de Saceem, empresa que integra el Grupo Vía Central, que desarrolló el proyecto del Ferrocarril Central. Asimiló la relevancia de esa obra de infraestructura con el “cometa Halley” y tiene expectativas de que sigan impulsándose esa modalidad de transporte y también los planes de movilidad urbana.
A continuación, una síntesis de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.
—A mitad de año preveía que el sector iba a tener una “inercia” que sostendría el dinamismo por uno o dos años dados los proyectos en saneamiento y agua. Con el cambio de signo político en el gobierno, ¿sigue con esa expectativa?
—Sí, es muy difícil frenar la inercia de la construcción de los proyectos que vienen en rodaje. Fue lo que pasó también cuando empezó este gobierno que está terminando, la inercia de los proyectos PPP. Con el ferrocarril a la cabeza, pero también en todas las rutas, todas las escuelas, etcétera.
Estoy viendo que esa inercia sigue; lo que pasa es que si no se retroalimenta empieza a decaer la actividad. Los proyectos que son de un poquito más de largo plazo, como el saneamiento, recién están empezando, hay trabajo para tres años. Las PPP que están en rodaje están empezando a terminar y hay algunos Cremaf que tienen para un año de trabajo y algunos nuevos… Esa inercia y ese piso de actividad los tenemos muy acompañados por la inversión en vivienda, que hay que reconocer que tuvieron un empuje con las exoneraciones.
Las empresas públicas también son importantes para mantener la actividad. UTE tiene un plan de inversión y OSE pasó a ser una empresa importante porque, con los proyectos de saneamiento y eventualmente los proyectos de agua potable, la represa (de Casupá) y Arazatí —la suma de esos dos— podrían dar una actividad importante. Entonces, para el año que viene ese piso de actividad lo tenemos.
—¿Advierte riesgos de que se frene algún proyecto?
—Hay un cambio de partido político en el gobierno y probablemente de foco que es lógico. Uno ve lo que fue el programa y donde pusieron el énfasis en la campaña, todos los proyectos de agua potable, agua de riego para apuntalar la producción, es un área. Probablemente siga habiendo inversión en vialidad de rutas nacionales, pero no al ritmo que venía.
También se puso como foco la inversión en movilidad urbana, acertadamente, porque creo que es la hora de invertir más en las áreas metropolitanas. También en vivienda para el sector más abajo de la sociedad, que, si bien hay un plan que está arrancando (Avanzar)…, uno quisiera que se capitalice lo que se va aprendiendo de los gobiernos y no necesariamente se cambie todo. Yo lo escucho a Yamandú (Orsi hablar) sobre “acumulación positiva”, ese concepto que me parece muy válido, y bueno, uno espera que por ejemplo en esa área pueda haberla, si bien cada uno le dará su impronta.
—Entonces, las expectativas son buenas a pesar de que el proyecto Arazatí está discutido y se habla de revisar la ley de vivienda promovida…
—La construcción es hija directa de la inversión pública o privada. Creo que el gobierno y en particular los gobiernos de izquierda —que ya tuvimos— le dan importancia a la inversión pública bajo distintas formas. Entonces, por ese lado, después del reacomodo natural del gobierno, creo que hay un plan de infraestructura. De hecho, también están planteando tomar nuestra sugerencia de una agencia de infraestructura, que daría un panorama para adelante de planificación y de proyectos importantes, que no necesariamente son todos públicos.
Y después está toda la inversión privada, para lo que es fundamental la estabilidad, las reglas de juego claras, el respeto jurídico, el respeto a los contratos, que creo va a seguir siendo así.
En vivienda se puede seguir invirtiendo un poco, pero no sé hasta cuándo; probablemente en alguna zona se pare y aparezca en otras. Hay que ver los datos del censo… Somos 3 millones y medio y hay un momento que también se satura (el mercado). Hay que ver cómo se va a posicionar el privado que invierte y si van a tocar o no los estímulos; no lo tengo muy claro. Probablemente haya cambios y redireccionamientos.
Al riego no sé cómo lo tienen pensado, pero puede ser estatal o puede ser una combinación de OSE con privados.
Está en manos del gobierno tratar de definir las reglas para que los privados puedan venir a invertir; hay que generar condiciones y áreas donde el privado pueda funcionar. El ministro Gabriel Oddone lo tiene claro.
—¿Cómo está el ánimo del empresariado con el cambio de signo de gobierno? Porque, en general, tenían más coincidencias con el programa de la coalición republicana…
—El ánimo sigue siendo bueno, el mismo, pero se está esperando a las medidas concretas que van a ser claves. El nuevo gobierno viene con una credibilidad de atrás, pero tiene que construir con propuestas concretas.
Ha sido muy bueno poner de ministro a Oddone y el equipo que está armando. Luego, el gabinete es un gabinete político en su gran mayoría.
Haremos todo el aporte que podamos desde la cámara; tenemos algunas ideas para vivienda, porque hay que atacar al sector más vulnerable de la sociedad.
Y con el Ministerio de Transporte, con Lucía Etcheverry, tengo muy buenas expectativas de la gestión, es muy trabajadora. Hay temones: cómo hacer para sacarle jugo a un puerto de 14 metros, a un Ferrocarril Central que está funcionando en la columna vertebral del país y cómo juega con las carreteras…
—En lo laboral, con Juan Castillo como ministro de Trabajo, más próximo al PIT-CNT, ¿avizora un cambio de dirección?
—No voy a prejuzgar. Cuando estuvo, hay antecedentes de buen diálogo, hasta ahí puedo decir. En nuestra industria tenemos una trayectoria de relacionamiento con el Sunca.
—Señaló la “acumulación positiva” de Orsi, que se definió como pragmático. ¿Cree que pese más la ideología o el pragmatismo en el caso de Arazatí?
—No, creo que una de las características que tiene el presidente electo es que es pragmático. Que el MPP es pragmático. Que el ministro de Economía es alguien muy bien formado, que entiende lo que es la convivencia del mercado, la regla del mercado con el Estado.
Cuando uno va a discutir un proyecto de infraestructura hay que escuchar a los que tienen el conocimiento profundo y no dejarse llevar por eslóganes, cuando ninguno de los instrumentos que están habilitados son de privatización. Privatización es privatización. Pero acá no perdés el bien, ni siquiera el servicio.
—¿Prevé que Orsi promueva las iniciativas privadas tanto como lo hizo Luis Lacalle Pou? ¿Qué expectativa tiene con la herramienta de las PPP?
—Probablemente el instrumento de la iniciativa privada se utilice menos. Una cosa es escuchar al sector privado y otra aplicar el instrumento de la iniciativa privada. Me parece que la escucha y el diálogo en este país son un activo.
Las PPP son un instrumento recontraválido que no podemos permitir que sea distorsionado con un discurso que no se ajusta. No creo que haya que inventar nuevos instrumentos; con las piezas que hay arriba de la mesa, deberían poder armar el nuevo juego y seguir invirtiendo.
(El exministro de Economía) Danilo Astori quiso hacer una PPP para el Hospital de Clínicas. Era un proyecto grande en aquel momento, más de US$ 100 millones. Llegó la discusión hasta la Universidad, (Roberto) Markarian, que era el rector, estuvo de acuerdo. Y al final se frustró porque se generó una campaña contra el instrumento PPP de que era una privatización, y no era. Esa es una falsa premisa y eso estuvo muy mal, porque seguimos sin el Hospital de Clínicas que la gente más humilde necesitaba. Y, por suerte, apareció un director de hospital como Álvaro Villar, que hizo una transformación con lo que pudo, hasta donde pudo.
Pero teníamos que haber hecho esa inversión. Una PPP no puede ser titulada como una privatización cuando es una obra pública financiada; lo único que hay es un pago por disponibilidad donde al privado se le transfiere determinado riesgo, donde no gestiona ni opera el hospital, en este caso. Entonces, no es miedo o preocupación… No me gustaría que se caiga en discusiones de eslóganes y que nos pase lo que nos pasó con el Hospital de Clínicas.
—En la resistencia a ese tipo de contratos se alude a los altos costos a lo largo del tiempo. ¿Advierte que se pueda dejar de recurrir a ellas?
—No creo… Pero cualquier PPP que se tome, el ferrocarril, porque son cifras enormes, y si no se hacía, no se hacía (la segunda planta de) UPM y no tendríamos el ferrocarril como columna vertebral que hoy en día podemos conectar a cargas de otro tipo. Tengo expectativas de que el modo ferroviario, hablando de carga, se siga desarrollando con el próximo gobierno. Con la brutal inversión que se le hizo para ponerlo al día y un estándar altísimo, se cae de maduro que hay que completar el uso de la vía con el doble de carga y la conectividad con los países limítrofes es fundamental.
El Estado no tiene la plata en un cofre. Uno consigue la plata, que tiene un costo, y en todo el lapso de 25 años hay que mantener la infraestructura, reinvertir para mantener el estándar. La herramienta PPP nadie va a decir que es un invento de este gobierno que está terminando porque viene de una ley del 2011.
Puse el ejemplo de la PPP para el Hospital de Clínicas, nos quedamos sin (esa obra). Entonces, ¿nos podemos quedar sin agua?