Para muchos jóvenes, comprarse una moto es el primer contacto con el vehículo propio y un paso o señal de su independencia económica, porque a menudo la adquieren con su primer trabajo. Pocos años atrás, en la pandemia, las motocicletas fueron una de las opciones más elegidas para trasladarse al trabajo e incluso una forma de llevar adelante un emprendimiento o acceder a un empleo como delivery para sobrellevar la crisis.
El relativo bajo precio —que puede verse en la web o el salón de ventas de un supermercado, una casa especializada o una automotora— y también lo barato que resulta su mantenimiento, son algunas de las ventajas que explican el crecimiento sostenido de la importación y venta de motos que se registró en los últimos años. Con el embotellamiento del tránsito en la capital en algunas vías y horarios, el ahorro en el tiempo de traslado es también un factor que pesa a la hora de elegir cómo movilizarse, y en el interior del país sigue siendo uno de los transportes preferidos.
Considerando los empadronamientos del Sistema Único de Cobro de Ingresos Vehiculares (Sucive) como una estadística asimilable a la de la comercialización de motos —que es información no disponible de manera sistematizada—, en 2024 se vendieron, en promedio, unas 167 por día en todo el país. Eso ubica al mercado de motocicletas nuevas casi a la par —en cantidad de unidades— al de los autos cero kilómetro, que el año pasado estuvo cerca de niveles récord de venta, con unos 63.000 (175 al día). Esa similitud en la cantidad de ventas de autos y motos se mantuvo en los primeros cinco meses de 2025, según consultas realizadas por Búsqueda. Incluso se prevé que podrían llegar a comercializarse 65.000 birrodados en todo el año.
En el mercado uruguayo, en torno al 70% de las motos que se venden son “de primer precio”, de baja cilindrada y de origen chino, dijo a Búsqueda Jorge Buzeta, secretario de la Cámara de Importadores de Motocicletas (Cadimo) y gerente de la marca Zanella.
Explicó que la porción más grande del mercado se concentra en las marcas y modelos de motos chicas, con cilindrada de hasta 125 centímetros cúbicos, si bien últimamente ingresaron varias marcas chinas de mayor cilindrada (hasta 300 cc) y calidad.
Buzeta informó que, ante el crecimiento del mercado y el interés por posicionar a la Cadimo como un interlocutor empresarial para dialogar con los distintos actores públicos y privados —sobre los temas de regulación, siniestralidad, seguridad pública, por ejemplo—, en octubre próximo la gremial organizará la primera feria de motos (“Motorfest”) en el país, que tendrá lugar en los hangares del Aeropuerto de Carrasco.
“El mercado viene creciendo, pero no es algo alocado. Antes de la pandemia era muy cíclico, porque en verano se disparaba (la venta) y en invierno se estabilizaba por el frío”, explicaron desde Delcar Motos, una casa especializada con más de 40 años en la plaza.
Recordaron que, como una opción de movilidad “sumamente práctica y económica”, las motos tuvieron un boom de comercialización durante la crisis sanitaria del Covid-19 por el crecimiento de los delivery de comida y servicios en general, y como opción para mejorar la movilidad sin tanto contacto interpersonal como el ómnibus. Pero, últimamente, se percibe que las ventas “perdieron un poco el empuje” que tenían. En parte, vincularon esa desaceleración con el nivel de actividad económica y, en particular, con el menor dinamismo de la industria de la construcción, ya que algunos trabajadores de ese sector recurren a este medio de transporte.
Según las fuentes empresariales, los precios se han mantenido como correlato de la estabilidad del tipo de cambio en niveles bajos. En promedio, la venta más frecuente se ubica entre los US$ 1.000 y los US$ 2.500, informó Buzeta, y apuntó que en general es financiada.
Uno de los informantes consultados planteó que los valores se sostienen en ese entorno por la fuerte competencia que existe entre marcas y el ingreso de muchas nuevas en los últimos años, que en general son de origen chino. Y señaló que, con relación a lo que sucede en otros países de la región, donde las más fuertes son Yamaha y Honda, en Uruguay se comercializan “muchas más” por segmento.
En total, en el país se comercializan una treintena de marcas —como Baccio, Zanella, Kawasaki, Yumbo, Keeway, Ducati, BMW y Suzuki—, y la cantidad de importadores supera los 20, según las estadísticas de importación.
La amplia mayoría de las importaciones provienen de China, pero también hay de India, Austria e Indonesia.
En todo el 2024 las importaciones totalizaron US$ 35,8 millones —en valores FOB— y 63.423 unidades, lo que superó las cifras de 2023 (US$ 30,5 millones y 57.980 motos) en un 17% en monto y 9% en cantidad. En 2022, las motocicletas importadas desde el exterior habían sido por US$ 27,7 millones y fueron 45.450 birrodados.
En enero-mayo de 2025 las importaciones sumaron US$ 16,7 millones y alcanzaron las 30.125 unidades.
En cantidad de motos, esos datos se asemejan con la cantidad de empadronamientos que surgen del Sucive para los primeros cinco meses del año, dijeron desde la Cadimo. En ese lapso, hubo 28.134 motocicletas empadronadas: 7.466 (27%) en Montevideo, 4.439 en Canelones y 3.092 en Maldonado; el resto se distribuye en los demás departamentos. Si se comparan los datos con el total de empadronamientos en enero-mayo de 2024, el incremento fue de 7%, según datos procesados por la cámara.
Para todo el 2025, Buzeta estimó que ese ritmo de crecimiento será como el del año anterior, por lo que la cantidad de motos comercializadas rondaría las 65.000 unidades.
Del total de empadronamientos, en los primeros cinco meses hubo 402 motocicletas eléctricas.
Los principales importadores de motos, según surge de las estadísticas de Aduanas de enero-mayo fueron: Deceleste, con prácticamente la mitad de unidades (48%); Epicentro, con el 19% de participación en el total; y Oprumin (13%), que se dedica a la importación de una gama amplia de productos.
Cada importador tiene una red de distribución para comercializar las diversas marcas de motocicletas en todo el país.
Desde Bike Up —otra casa especializada con trayectoria en el mercado que comercializa casi 30 marcas de motocicletas— destacaron el crecimiento de la cantidad de comercios que se dedican al rubro. Sin embargo, apuntaron que esa efervescencia no se condice con la evolución de la facturación, que ha crecido, pero “no está volando”. Comentaron: “Acá, si algo funciona, pasa como con las canchas de pádel o los videoclub… La venta se reparte entre más y termina cerrando la mitad, porque la moto no margina tanto como para sustentar el costo de un comercio formal sin un volumen de ventas que acompañe”.
Agregaron que los comercios que logran un posicionamiento fuerte lo hacen no tanto por el crecimiento de las ventas, sino por enfocarse en los servicios de pre y posventa, ya que han jerarquizado la propuesta de asesoramiento, servicios de calidad, repuestos, taller, elementos de seguridad, etcétera. La diferenciación varía, pero en general los comercios ofrecen la gestión gratuita del empadronamiento, así como descuentos en el seguro, los servicios de mantenimiento y de taller.