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El Covid fue más letal en la salud pública, aunque en la privada se detectaron más casos
Un estudio de científicos de la Udelar refleja diferencias “estadísticamente significativas” entre un sector y otro, aunque no concluye si el socioeconómico fue un factor determinante
Durante la emergencia sanitaria por el Covid-19, las infecciones detectadas entre usuarios del subsector privado de la salud fueron alrededor de un 43,9% más que en el público. Sin embargo, la letalidad fue —también promediando— un 46,4% más en el público que en el privado. En ese período, Uruguay fue el país con mayor tasa de diagnósticos de infección del continente.
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Así lo señala la investigación Inequidades socioeconómicas en los resultados sanitarios durante la emergencia sanitaria por pandemia Covid 19 en Uruguay realizada por docentes universitarios, en casi su totalidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), entre los que destacan los médicos Leonel Briozzo, grado 5 de Ginecología y Obstetricia, exsubsecretario de Salud Pública durante el gobierno de José Mujica, y Alicia Aleman, profesora titular de la Unidad Académica de Medicina Preventiva y Social.
El trabajo, actualmente en proceso de revisión y arbitraje, está previsto que sea publicado en el próximo número de la Revista Médica del Uruguay, antes de fin de año. Según dijo Briozzo a Búsqueda, si bien eso significa que los datos todavía están en “revisión”, las diferencias constatadas según los subsectores “son significativas”.
Una de las conclusiones globales es que, apelando a reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el período en que duró la emergencia sanitaria en Uruguay —del 13 de marzo de 2020 al 5 de abril de 2022—, este país fue “el que más tuvo diagnósticos de infección de América”, dijo Briozzo.
“Esto se puede deber al alto nivel de testeo que hubo acá. Había gran disponibilidad de kits. Puede estar relacionado al rápido contagio y a las características de la población, pero seguramente tuvo que ver el alto nivel del testeo”, indicó Aleman. Estados Unidos —que figuró en el segundo lugar— también tenía alta capacidad de detección y, sin embargo, los infectados fueron menos, puntualizó Briozzo.
Discordancia numérica
Lo que también sobresalió fue la discordancia entre lo que ocurrió en el subsector público del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), con la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) a la cabeza, y en el subsector privado. El exjerarca ministerial indicó que se tomó esa variable como indicador proxy (indirecto) para investigar cómo transcurrió la pandemia según los estratos socioeconómicos: el 75% de quienes están en el quintil 1 de ingresos y el 50% de los del 2, los más bajos, se atienden en el sector público, mientras que casi el 80% del 4 y casi el 90% del 5 asisten al privado.
Aleman dio los números desagregados por año, siempre cada 1.000 personas. En 2020, año de aterrizaje de la pandemia, se detectaron 3,02 casos en el público y 7,21 en el privado; en el segundo año, con la terrible variante ómicron, fueron 91,16 y 100,23, respectivamente; en 2022, 84,96 y 150,48.
En la letalidad, entendido este término como la tasa de enfermos que fallecen (la mortalidad es en función a la población total), cada 1.000 infectados la relación fue a la inversa. En 2020 la tasa fue de 18 en el público contra 11 en el privado, en 2021 fue de 17 y 14, respectivamente, y en el corto período del fin de la emergencia sanitaria en 2022 fue de 3,5 y 2, precisó la médica y docente. En este último año ya se había extendido la vacunación.
Los datos desagregados por año son más fidedignos. Promediar en los tres años no es lo más adecuado, ya que, puntualizó Briozzo, la población varía cada año. Sin embargo, señaló que como “aproximación” se puede decir que en el subsector público durante la emergencia sanitaria se detectaron 59,7 infecciones cada 1.000 habitantes contra 85,9 cada 1.000 en el privado. Con ese mismo criterio, la letalidad en el subsector público fue promedialmente de 13,08 cada 1.000 infectados contra 8,93 cada 1.000 en el privado. “Es importante señalar que todos los años las diferencias fueron estadísticamente significativas; es decir, no debidas al azar”, subrayó.
Explicaciones
Para Briozzo, lo “interesante” de estos números, que reflejan “más infecciones en el área privada” al tiempo que “más muertes en el público”, lleva a plantear “que hubo un comportamiento desigual ante la emergencia sanitaria” entre ambos subsectores.
Aleman señala que una hipótesis que explique esa realidad podría ser la diferencia en la distribución de las distintas poblaciones con factores de riesgo: más obesos, más diabéticos, más hipertensos, más gente mayor. “Sin embargo, en el sector público la gente es más joven. Sobre los otros factores de riesgo, el último estudio es de 2013 y, si bien podría haber más hipertensos, en los otros no hay diferencias significativas. Sí sabemos que en general es un sector donde se atiende gente más pobre. Podría ser por tener un menor acceso a los servicios de salud, que son problemas propios de la pobreza. La gente pobre murió más. Ese podría ser un factor, pero no podemos asegurarlo”, agregó.
No llegar a una conclusión tajante en ese punto convierte a esta investigación, de acuerdo con Aleman, en un estudio exploratorio.
Durante el propio desarrollo de la pandemia, el gobierno valoró de manera positiva su respuesta ante la crisis. Consultados al respecto, los investigadores no quisieron emitir un juicio de valor. “Quizá habría que haber tenido estrategias diferenciales”, señaló Aleman. “Lo importante desde el punto de vista académico es poner el tema sobre la mesa y sacar lecciones aprendidas. Esto es un dato original, contradictorio y desigual. ¿A qué se debió? ¿Qué se pudo haber cambiado? Eso es algo para seguir investigando, como las diferencias entre Montevideo y el interior”, apuntó Briozzo. Y añadió: “Las consideraciones políticas son otra cosa”.