—Fue un período en el que tuvimos bastantes dificultades, pero pese a eso pudimos llevar adelante un gobierno con una fuerte impronta social, que se desarrolló desde el inicio y que hemos venido profundizando en este último año. Pusimos el foco en marcar una impronta social, primero con el ABC, pero después con el desarrollo de las políticas sociales que efectivamente marcaron un cambio con los énfasis principales de las gestiones anteriores. Esto también tenía que ver con la coyuntura particular que nos tocaba: pandemia, después crisis hídrica, mayores desigualdades, incremento de pobreza en el país.
—¿Hubo algún cambio puntual cuando usted asumió el cargo respecto a lo que se venía haciendo?
—Sí, se hicieron ajustes y cambios en algunas cuestiones que entendíamos que eran necesarias, pero dentro de la lógica de gestión.
—¿Por ejemplo?
—Hicimos un énfasis importante para cambiar algunos mecanismos procedimentales sobre cómo se desarrolla el proceso de gasto, sobre todo vinculados a convalidaciones. También criterios en términos de gestión humana, porque la Dirección de Gestión Humana tenía un manejo muy autónomo y tenía poca relación, por ejemplo, con la de Recursos Financieros. Entonces, Recursos Financieros se enteraba de las modificaciones de Gestión Humana cuando las pagaba, pero no se planificaban. Es un rubro que pesa el 40% o 45% del presupuesto y que, en realidad, la dirección de planificación económica no manejaba. Lo pagaba, pero no lo manejaba. Eso terminaba generando problemas, y en algunos casos entendíamos que debíamos generar mecanismos procedimentales que involucraran a los dos departamentos.
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Mauricio Zunino, Justo Onandi, Mario Bergara, Viviana Repetto y Germán Benítez durante la reunión de transición de gobierno en la Intendencia de Montevideo, mayo 2025
Mauricio Zina / adhocFOTOS
—Cuando usted asumió como intendente dijo que las cifras de las finanzas de la intendencia estaban muy mal…
—Ahí hubo una cuestión de interpretación. Lo que dije es que había algunas variables que no habíamos contemplado, que habían evolucionado de alguna manera distinta y que afectaban negativamente los resultados de la IM. Algunas cosas tienen que ver con eso, pero también con otras variables que nos afectaron negativamente, como fue una disparada del tipo de cambio entre setiembre y diciembre. Pongo setiembre porque es el mes en el que se reajusta el sistema de patentes. Entonces, ajustamos el sistema de patentes con un dólar bajo, se nos dispara el dólar en los tres meses, nos crece el incremento básicamente por deuda financiera en los tres meses y el equilibrio en desbalance nos deja resultados totalmente desfavorables. Era una variable que, en ese caso, era exógena y que, además, no estaba prevista ni por nosotros ni por ninguna de las consultoras de coyuntura. La intendencia tiene contratada una consultora de coyuntura para prever este tipo de cosas, pero ni Exante ni CPA ni ninguno proyectó ese salto.
—Usted había dicho también que el desequilibrio financiero era mayor al esperado. ¿Fue puramente por esto?
—No. Estaba esto y algunas otras cosas.
—Pero, justamente, usted antes era el director de Recursos Financieros. ¿Cómo se explicaba entonces desconocer esta situación?
—Había cosas de estas que decía. Hubo también algunos esquemas de esto que me había referido antes a los cambios en los sistemas de convalidaciones, que implicaban procedimientos de gasto que no incluyeron procedimientos de compra y, por lo tanto, también se llegaba al momento de tener que pagar sin la planificación de ese gasto. Ahí hubo problemas que tuvimos que corregir con algunos departamentos que tenían básicamente un sobregasto utilizando ese procedimiento que no te permitía anticipar el mecanismo de compra. Como no pasaba por mecanismo de compra, pero pasaba sí por mecanismo de pago, te enterabas recién al final. La parte financiera de la IM no se enteraba hasta que pagaba.
—¿Y eso no es un problema de gestión?
—Es un problema porque en realidad hay alguien que no está utilizando los mecanismos de planificación necesarios y eso te afecta después en términos de resultados.
—¿Y usted, en su rol de director de Recursos Financieros, no había advertido esto antes?
—En realidad, el grueso del problema lo tuvimos en 2023.
—¿Por qué antes no?
—No sé. Ahí lo tuvimos en términos de volumen y también se puede mirar con los balances cerrados anteriores, y te da que ahí existe un salto de convalidaciones.
—¿O sea que en 2023 hubo muchas compras que no estaban proyectadas?
—Que no estaban proyectadas en la planificación de gasto.
—¿Y tiene una interpretación de por qué?
—Puedo tenerla. Puede entrar dentro de la interpretación que cada uno haga, pero no es una cuestión que pueda afirmar de tal o cual manera. En realidad, siempre uno trata de buscar por qué te pueden haber pasado ese tipo de cosas. Y eso queda dentro de las interpretaciones individuales.
—¿Cuál es su interpretación?
—Queda para mí.
—También se ha dicho que el desequilibrio económico fue por el ahogo financiero del gobierno nacional. ¿Usted comparte eso?
—Hoy existe una deuda, ya no te digo de sesgo ni de discriminación. Tenés una deuda que hoy anda en $ 1.200, $1.300 millones de adeudos del gobierno nacional, sacándole multas, de valor capital, de tributo. Entonces, sí, hay deudas grandes del gobierno nacional que directamente no te está pagando, y, aparte, tenés sesgos en el sistema de transferencias, por lo que empezás a acumular una lógica de desajuste muy importante. Estamos en gestiones para cobros de la deuda con distintos organismos, pero todavía no los hemos podido efectivizar con el nuevo gobierno. Están los sesgos del sistema de transferencias, que alcanza con mirar los datos de descentralización de la OPP para ver que el peso de Montevideo es cada vez más chico. Si hubiéramos mantenido el mismo peso relativo que en el período anterior, hubieran sido $ 640 millones por año. Es un margen importante que perdés todos los años. Y, si bien puede ser discutible, otro punto que perdimos en este período fue el tema de la tasa de inflamables.
—Ahora que pasaron ya varias semanas, ¿qué balance hace de su frustrado intento de contratar a la periodista Ana Inés Martínez?
—Entendíamos que necesitábamos un perfil de una comunicadora para el entorno del intendente. En realidad, la propuesta de designación vino por otros allegados. Yo no la conocía hasta algunas reuniones anteriores.
—¿Fue Ceretta?
—No directamente, pero sí a partir de él. La conocí de antes en alguna reunión pública. Nos parecía que podía dar con el perfil que buscábamos y por eso procedimos con esa designación que tenía básicamente un carácter de asesoría directa, y que, además, como cargo de particular confianza, caía con el gobierno. Además, la remuneración iba de acuerdo a la escala salarial de ese tipo de perfil, que establece la propia estructura salarial de la IM. Claramente no anticipaba que alguna de esas cuestiones podía darse posteriormente. Después, el Frente tomó una resolución. A nosotros nos corresponde ser orgánicos y ser orgánico implica el acatamiento de las resoluciones de nuestros organismos, las compartamos o no. Se hizo mucho más ruido público de lo que amerita. No era una cuestión que fuera relevante o significativa al funcionamiento de la intendencia.
—Y más allá de su período, ¿no hubo demasiadas contrataciones directas en algunos momentos de estos cinco años?
—Si uno mira los números, estamos en el orden del 4% de la planilla de la intendencia a lo largo del período. Y hay intendencias que están arriba de 60-70% de contrataciones directas. En realidad, el procedimiento de ingreso actualmente son los mecanismos regulares: concursos, sorteos o ambas, y luego hay un cúmulo de designaciones directas que tienen que ver con los equipos de apoyo de confianza en los distintos lugares de responsabilidad. Si uno mira la estructura del gobierno nacional actual o el anterior o algunos períodos para atrás, es un número que anda en ese entorno.
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Mauricio Zunino en su oficina de la Intendencia en Montevideo
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—¿Qué obra cree que es la más simbólica de esta gestión?
—Hay una cuestión de concepción. Creo que el desarrollo de las acciones sociales del ABC, que no tienen una obra tangible, son la obra más importante de este período. Luego hay obras emblemáticas de infraestructura que se hicieron en este período. Tenemos como obra ícono, yéndome a esa visión más de la ley orgánica municipal de los años 30, el Espacio Modelo. Es parte de una transformación de Montevideo y de sus espacios públicos.
—En el período hubo mucho ruido por el rol de TV Ciudad como un supuesto medio opositor al gobierno nacional. También hubo algunas tensiones entre los trabajadores y la dirección del canal, y se dio la renuncia del director de informativos en 2023. ¿En este período el canal funcionó de una manera distinta a otros anteriores?
—TV Ciudad creció mucho en este período en dos cosas. Le dimos una profesionalización al canal que no tenía. Generamos estabilidad en el entorno de los funcionarios técnicos y personal de apoyo. Se logró avanzar en términos de manejo de gestión presupuestal y planificación. Al inicio del período trabajamos con el Departamento de Recursos Financieros en pensar planes de negocio nuevos. En ese momento el esquema de venta de servicios y publicidad del canal era totalmente marginal. Hoy, si bien no es lo que nosotros esperábamos, ha crecido muchísimo y suponemos que va a tender a seguir creciendo, sobre todo porque va acompañado por mayores niveles de audiencia.
—¿Fue un canal más político en este período?
—Puede ser, pero si empieza a ser un canal más visto es porque también había demanda de programas políticos. Es cierto que tiene mayor cantidad de horas de programación periodística-política, pero hay un nicho de gente que demanda eso. Lo que no tiene que hacer un canal público, y en particular TV Ciudad, es entrar en una rosca de competencia con la lógica de un canal privado, porque ahí va a perder. Lo que tiene que buscar es que haya otros perfiles sobre los cuales vos podés apuntar en términos de construcción de canal. Y capaz que hay más demanda de periodismo político.
—¿Fue un acierto o un error que el Partido Socialista no apoyara a ningún candidato en particular en las pasadas elecciones departamentales?
—Depende de la elección que estés mirando. Por ejemplo, tenías una elección también en la Junta Departamental que permitía que, cuando no te sentías identificado como sector con ninguno de los tres candidatos, tuvieses la posibilidad de votar una Junta Departamental socialista, apoyando a aquel que vos entendieras como tu candidato preferido. Probablemente, eso tiene después otras consecuencias cuando conformás el gobierno, porque a priori respaldaste a Mario Bergara, pero no solo a Bergara. Desde el punto de vista de la elección de Junta Departamental, es una decisión que permitió esa acumulación.
—¿Qué va a hacer políticamente cuando termine su mandato como intendente?
—Milito desde los 13 años, o sea que la vinculación política voy a seguir teniéndola, y eso es independiente de los lugares institucionales que pueda tener o no. Quienes entendemos la lógica de transformación y que son los procesos políticos los que ayudan a transformar la sociedad vamos a seguir participando, aunque no necesariamente en los mismos lugares que teníamos en su momento. Obviamente, no voy a estar en el gobierno departamental que viene en ninguna calidad. Tampoco tengo clara ninguna otra alternativa hoy.
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Ricardo Antúnez / adhocFOTOS
Basura: la “transformación” apunta a “evitar que haya contenedores en la vía pública”
—¿Por qué cree que no se logra resolver el tema de la limpieza de la ciudad?
—Hay variables que corresponden a la administración y hay otras que son culturales. Seguís viendo que de un edificio tiran una bolsa a la calle. Cuando tenés ese nivel de responsabilidad, está difícil para cualquier gestión. Eso implica que hay que abordar algunos procesos culturales que todavía no tenemos, y también cotidianeidades en las que sí tenés que avanzar como gestión. Uno de los puntos más fuertes es el programa de Áreas Liberadas vinculado a la limpieza del sistema de cursos de agua, que fue clave para evitar desbordes de inundaciones, sobre todo de poblaciones más vulnerables. Sacamos de basura en arroyos y cañadas de Montevideo el equivalente a 50 días de recolección.
En otras cosas seguimos atrasados, seguimos teniendo niveles de clasificación muy bajos. Esto implica que tenemos plantas ociosas y estamos recargando el sistema de contenedores generales por bajo nivel de reciclaje. También tenemos que abordar el sistema de limpieza periférica de los contenedores. Mientras menos tengamos la basura en la vía pública, mejor. Eso implica empezar a pensar que los contenedores tendrían que ir desapareciendo de la vía pública, es parte de un mecanismo en el que se quiere ir avanzando. En muchos casos, notamos que estaba el contenedor relativamente vacío, pero el entorno tenía toda la basura afuera. Esto tiene que ver con patrones culturales y con el incremento del hurgado, sobre todo, en algunas áreas centrales, lo que pasó a ser un problema. Después, el sistema de contenedores en algunos lados sigue teniendo problemas. La frecuencia de recolección viene relativamente bien. Hay más problemas asociados al propio contenedor que a la recolección. Aumentar la frecuencia implicaría o tener más flota o tener más sistemas de horario, donde en algunos lugares vos tenés problemas para circular camiones en algunos horarios.
—Durante la gestión de Cosse se decidió retirar las papeleras de espacios públicos; sin embargo, ahora municipios como el B han empezado a recolocarlas. ¿Estuvo de acuerdo con esta medida?
—Sí, esa medida siempre me pareció adecuada. La papelera es como un contenedor más reducido. Parte de lo que debemos buscar, o hacia dónde va la transformación, es evitar que haya contenedores en vía pública, que no tengamos los residuos al acceso de todos. Lo de las papeleras va en el mismo sentido. También implica una transformación cultural, el decir, “me tengo que llevar mi propio residuo”.
—¿Pero se logró instalar esa transformación cultural?
—En parte sí y en parte no. Vos tenés que empezar a desafiar la transformación cultural, aunque te choques al inicio con algunas cosas.