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La desconfianza entre Ancap y Pdvsa y la decisión de Raúl Sendic de vender el negocio en Argentina por un dólar
En la interna de la empresa uruguaya había técnicos que consideraban que los venezolanos reclamaban una deuda inexistente y en realidad debían pagar US$ 10 millones por las acciones, según un libro del periodista Martín Natalevich
Raúl Sendic
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Javier Calvelo/Adhoc
Los negocios de Ancap en Argentina eran un dolor de cabeza para la estatal uruguaya desde hacía años. Por eso, la asociación con Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que en 2005 era todavía una potencia mundial en el rubro, era una salida ideal. Y sin embargo, el desenlace fue casi el opuesto.
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Después de una serie de enfrentamientos con los representantes chavistas, el entonces presidente de Ancap, Raúl Sendic, decidió vender la participación de Ancap en la sociedad anónima compartida con Pdvsa por US$ 1. Optó por el camino que menos problemas despertaba con Venezuela y que implicaba reconocer una supuesta deuda que reclamaba Pdvsa y que gerentes de Ancap consideraban inexistente. De hecho, en la petrolera uruguaya pensaban que había chance de pelear por conseguir US$ 10 millones, aunque fuera difícil.
"La estrategia de Pdvsa fue poner a su socio en una posición en la que se viera obligado a emprender una retirada sin reclamar los 10 millones de dólares con los que, según estimaban en Ancap, podía cerrarse la operación" de venta de acciones, relata el libro Petrodiplomacia. Valijas, negocios y otras historias del chavismo y Uruguay, del periodista Martín Natalevich.
imagen de Banquero uruguayo acusado de lavar dinero de corrupción en Pdvsa
"Sumamente delicado"
El presidente Chávez era afecto a los grandes proyectos. En 2005 anunció su intención de que Pdvsa liderara una multinacional con empresas estatales de América Latina para desarrollar el negocio petrolero en la región. El precio del petróleo en ese momento daba lugar a grandes sueños.
De todos los proyectos que exploró con Uruguay, la asociación con Ancap en Petrolera del Conosur, dueña de las estaciones de servicio de Sol Petróleo en Argentina, fue el que se ejecutó más rápido. El 1 de diciembre de 2005, Daniel Martínez, entonces presidente de Ancap, envió a Pdvsa la propuesta para venderle el 50% de las acciones de Petrolera del Conosur (PCSA).
Los venezolanos presentaron una contraoferta que ya entonces hizo saltar alarmas en los equipos técnicos de Ancap. "Los documentos plantean un esquema de operaciones totalmente distinto al entendido por Ancap con un contrato de compraventa que es de lo más exigente para el vendedor en materia de operaciones de este tipo", escribió Alejandro Stipanicic, entonces gerente de Negocios en Argentina. "Si Ancap accediera a todo lo solicitado, PCSA pasaría a tener un patrimonio neto de 60 millones de dólares en lugar de alrededor de 15 millones como está mostrando el ESP (Estado de Situación Patrimonial) actual. Pdvsa estaría comprando algo que vale 30 millones de dólares en 15 millones".
Alejandro Stipanicic.jpg
Alejandro Stipanicic, actual presidente de Ancap, en 2005 era el gerente de Negocios en Argentina
Era difícil negociar dado que las pérdidas de la compañía en Argentina eran enormes. De todos modos, Ancap logró algunas concesiones en la negociación y el 14 de marzo de 2006, en Caracas, se firmó la compraventa.
La guerra entre los mandos medios comenzó casi de inmediato. Tres meses después de cerrado el negocio, Stipanicic elevó un nuevo informe al Directorio de Ancap en el que advertía que la empresa en Argentina se encontraba en un estado "sumamente delicado" y atribuía la responsabilidad a las decisiones de los venezolanos, según recoge el libro de Natalevich.
Stipanicic, que asumió la presidencia de Ancap en 2020 con la llegada del nuevo gobierno, mantuvo informado al directorio en cada momento de los problemas suscitados con el nuevo socio. "Postura intransigente y autoritaria, falta de dominio gerencial, inexperiencia en el manejo de la empresa, ausencia total de poder de decisión, total desconfianza hacia Ancap y actitudes que se pueden catalogar como de ocultación y tergiversación de hechos y decisiones, ya son habituales en la delegación de Pdvsa", escribió.
Fachada de Ancap. Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS
Fachada de Ancap. Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS
En 2011, el futuro de la asociación entre las empresas estatales estaba condenado. Los venezolanos pretendían que Ancap capitalizara PCSA, cuya operación era deficitaria en millones de dólares, pero en Uruguay consideraban que era Pdvsa la que tenía que poner el dinero. "Tenemos la firme confianza en que nuestro socio Pdvsa Argentina S.A. sabrá honrar esos compromisos", les escribió Sendic, entonces presidente del ente estatal.
Las posturas irreconciliables sobre quién le debía qué a la contraparte, enmarcadas en un deterioro del negocio, ambientaron la resolución final que tomó Sendic. Pdvsa argumentaba que le debían cerca de US$ 40 millones por abastecer de combustible a la compañía, mientras que en Ancap consideraban que el 50% de las acciones en su poder valían cerca de US$ 11 millones.
La estatal "tenía como alternativas proceder a la disolución y liquidación de la empresa en acuerdo con Pdvsa, mantener su participación encarando las acciones legales necesarias para dirimir sus diferencias o negociar nuevas condiciones para la venta, una diferente a la que habían pactado en mayo de 2010 luego de 17 meses de negociación", resume el libro.
Sendic optó por la última opción. La resolución dio por bueno el planteo de Pdvsa y no pelear el precio establecido en el Contrato de Opción de Compra firmado en 2010, que era aproximadamente US$ 11.800.000. Tras esa decisión, que evitó confrontaciones y eventualmente otros gastos, como los que podían implicar continuar más tiempo en el negocio, Ancap recibió US$ 1.