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En esta semana surgió una polémica importante sobre los datos publicados por Exante, a partir de la Encuesta Continua de Hogares 2023, que muestran que, si bien en promedio los hogares uruguayos mejoraron su ingreso en comparación con 2019, si se separa en quintiles, esa mejoría solo se ve en el quintil más alto, lo cual indicaría un aumento de la desigualdad. Estos datos provocaron discusión en la red social X, principalmente sobre si el período que se compara es o no correcto, y sobre cómo variaría el resultado si se incluyen los primeros meses del 2024. Dejando de lado esta discusión, la pregunta que me surgió es cuál es la gráfica que a los/las uruguayas nos gustaría ver. Asumo que una que muestre crecimiento de los ingresos, pero ¿el mismo crecimiento para todos los quintiles? ¿Un crecimiento mayor para los quintiles de menor ingreso? ¿Existirá un porcentaje de la población que está de acuerdo con una distribución como la que mostró Exante? En definitiva, ¿cuáles son las preferencias de los uruguayos y uruguayas sobre la redistribución?
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Hace unos años, con María José Álvarez, Juan Bogliaccini y Cecilia Rossel estuvimos trabajando en este tema buscando entender las preferencias redistributivas en Uruguay y América Latina. A diferencia de las preferencias en países desarrollados, en América Latina el apoyo a la redistribución no está necesariamente determinado por motivaciones centradas en el propio interés o “egoístas”. En otras palabras, a pesar de ser la región más desigual del mundo, los pobres en América Latina no apoyan más las políticas redistributivas que quienes no se ubican bajo la línea de pobreza, y tampoco los ricos se oponen siempre a la redistribución (Dion & Birchfield, 2010; Blofield y Luna 2011; Bogliaccini & Luna 2019). Sin duda esto es contraintuitivo.
Una posible explicación es que el ingreso real no es tan importante para posicionarse frente a la redistribución, pero sí lo es el lugar donde los latinoamericanos están en la distribución del ingreso y las expectativas que tienen sobre si se beneficiarán de esa redistribución o no.
En sociedades muy desiguales, las personas de los quintiles más bajos no consideran que podrían disfrutar de los beneficios de la redistribución (Holland, 2018). Esto puede deberse a que los beneficios sean solo para los trabajadores formales (dejando de lado a los informales), o definidos por otros clivajes sociales, como la raza. Otra explicación es que las personas en América Latina consideran que el Estado no tiene la capacidad institucional de implementar la redistribución, ya sea porque es clientelista, corrupto o, simplemente, no tiene cómo llevar adelante las políticas redistributivas necesarias.
Estas explicaciones no nos parecieron suficientes, y pensamos que la explicación podía estar en que entendemos las preferencias redistributivas como unidimensionales, pero, como otras investigaciones encontraron, pueden ser bidimensionales: en vez de estar solo basadas en el interés propio, también puede existir una dimensión de las preferencias que tiene en cuenta a los otros, las cuales podrían considerarse “solidarias”. La dimensión de interés propio se resume en “quitarles a los ricos”, mientras que la que incorpora a los otros es “darles a los pobres”. Probamos este argumento con datos del Barómetro de las Américas de 2012 para cuatro países de América Latina: Chile, Colombia, Costa Rica y Uruguay, y encontramos que en Uruguay y Costa Rica hay dos dimensiones, pero en Chile y Colombia no.
En Uruguay, existen las dos dimensiones: tanto las preferencias por la redistribución orientadas al interés propio, como la orientada hacia los otros, y varían según ingreso. Los quintiles de ingreso más ricos son menos favorables que los más pobres a la redistribución por interés propio (“quitarles a los ricos”) y, por el contrario, los más ricos son más solidarios que los quintiles más bajos en términos de redistribución de darles a los pobres. Las preferencias distributivas de donde se saca se separan de las de a quiénes se les da. El interés propio explica de dónde se saca, pero no explica a quién se les da. Esto puede explicarse porque la mayoría de las preguntas que analizamos están relacionadas con transferencias condicionadas que han roto el pacto social integrador, e incluso los más pobres pueden sentirse lejanos a esa versión de Estado.
Estos datos ya tienen varios años y tienen sus limitaciones. Habría que repetir este ejercicio con cifras más actuales para saber si en 2024 las y los uruguayos seguimos presentando estas dos dimensiones en nuestras preferencias hacia la redistribución.
Teniendo en cuenta estas preferencias por la redistribución, ¿podrían tener estos resultados de crecimiento del ingreso algún impacto en las decisiones de voto de cara a las elecciones nacionales de octubre? Lo que sabemos del comportamiento electoral, en el mundo y en Uruguay también, es que los/las votantes son mucho menos sensibles a las variaciones del ingreso y del Producto Bruto Interno que a la inflación y el desempleo, ya que son estas últimas dos variables las que causan un impacto más directo en el bolsillo. Son los altos niveles de desempleo e inflación los que suelen tener un efecto negativo en la probabilidad de que el gobierno sea reelecto, ya sea de forma indirecta (determinando las evaluaciones de la economía) como directa.
Los datos de Cifra de mayo 2024 sobre la evaluación económica muestran opiniones divididas, y las expectativas económicas para el futuro próximo son tímidamente más positivas que negativas. Por lo tanto, no está claro cuál será el efecto de la economía en la próxima elección. En este escenario, tal vez las percepciones sobre la desigualdad del ingreso y las preferencias redistributivas que tenemos puedan influir. Nos falta medirlas para poder estimar una respuesta.
Referencias
Bogliaccini, J., & Luna, J. P. (2019). Preferences over Distribution and Tax Burdens in Latin America. Cambridge: G. Flores-Macias (ed.) Taxation Policy in Latin America. Cambridge University Press.
Blofield, M., & Luna, J. P. (2011). Public Opinion on Redistribution in Latin America. In The Great Gap: Inequality and the Politics of Redistribution in Latin America. State College, PA: Pennsylvania State University Press.
Dion, M., & Birchfield, V. (2010). Economic Development, Income Inequality, and Preferences for Redistribution. International Studies Quarterly, 54, 315–334.
Holland, A. (2018). Diminished Expectations. World Politics, 1–40. https://doi.org/10.1017/S0043887118000096