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    Dónde están las feministas

    El 8 de marzo de 2015 fue la fecha en que los movimientos feministas uruguayos recuperaron las calles

    Columnista de Búsqueda

    En pocos días llega otro 8 de marzo y hay algo de estos últimos 10 años de movilizaciones que vale la pena detenerse a homenajear.

    El 8 de marzo de 2015 fue la fecha en que los movimientos feministas uruguayos recuperaron las calles. Desde los años anteriores se había venido gestando una efervescencia que resultó clave para volver a tomar los espacios públicos.

    Podría afirmarse que hubo un punto de inflexión con la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, en octubre de 2012. La lucha por la despenalización del aborto había sido el foco central de los movimientos feministas durante décadas, con todas las esperanzas y desilusiones de un proceso largo (incluyendo el veto presidencial bajo el primer gobierno de Tabaré Vázquez). Ni bien la ley fue aprobada, algunos sectores del Partido Nacional impulsaron una recolección de firmas para derogarla. La consulta popular, que se realizó en junio de 2013, fue un fracaso rotundo para los movimientos antiaborto: solo obtuvieron 8,92% de adhesión, una cifra muy por debajo del 25% que necesitaban para habilitar un referéndum.

    El hecho de haber logrado finalmente saldar ese tema, fortaleció a los movimientos feministas locales y les permitió volver a poner la energía en otros aspectos relevantes. Así, en octubre de 2013 tuvo lugar el Encuentro de Mujeres de Montevideo, el último de una serie de encuentros similares que se organizaron ese año en los distintos departamentos del país, y que habían sido convocados por Cotidiano Mujer, Comisión Nacional de Seguimiento (CNS) y Ciudadanías en Red (Cire). La alianza de los feminismos con el movimiento de la diversidad era fuerte, y el encuentro contó con la participación de las mujeres de Unión Trans de Uruguay así como activistas lesbianas del colectivo Ovejas Negras.

    De ahí surgió la propuesta de organizar para el año siguiente un encuentro feminista a escala nacional, y finalmente el 8 y 9 de noviembre de 2014 tuvo lugar en Montevideo el 1er Encuentro de Feminismos del Uruguay, al que asistieron más de 300 personas de todo el país. El objetivo era generar sinergias para poder articular un “movimiento feminista, activo, que recupere la calle”. Era importante conocerse y reconocerse, como parte de un país con una historia feminista que había que rescatar. “Hubo un partido feminista, hubo múltiples militancias y referentes del feminismo en nuestro país, pero esto no se ha cristalizado en reunir a las distintas organizaciones y a las feministas autónomas”, explicaba una de las voceras de la organización en aquel momento.

    Allí se decidió que había que volver a ocupar las calles para hacer visibles tantas violencias impunes sobre los cuerpos de mujeres y disidencias. La primera movilización llegó ese mismo domingo, al cierre del encuentro, porque las participantes nos desplazamos hasta la plaza Libertad para manifestar por la desaparición de Yamila Rodríguez, una adolescente de 15 años que faltaba de su casa en Maldonado desde hacía unos días.

    Cuando al día siguiente se supo que el cuerpo de la joven había sido encontrado mutilado, los feminismos estaban lo suficientemente articulados como para convocar a la primera Alerta Feminista: “Vamos a estar en la calle, a las 18:30 horas del día siguiente al que anuncien un nuevo femicidio o una nueva vejación a los derechos de las mujeres”, decía el comunicado, que buscaba exigir respuestas tanto al Estado como a los medios de comunicación y a la sociedad toda.

    Con el surgimiento de las Alertas Feministas y la creación de la Coordinadora de Feminismos, el camino estaba preparado para salir con fuerza ese 8 de marzo de 2015. Como justo ese año el Día Internacional de la Mujer caía un domingo, se decidió organizar una concentración al mediodía en el callejón de la universidad, aprovechando el flujo de gente que llegaba a esa hora para la feria de Tristán Narvaja. Y se dejó la marcha para el día siguiente, lunes 9 de marzo. La movilización fue extraordinaria, y la sensación de unión que quedó fue potente. Los feminismos estaban otra vez en la calle después de mucho tiempo, y ese encuentro lo consolidaba.

    Ese mismo año, en junio, un caso similar de violencia brutal contra una adolescente en Argentina (el asesinato de Chiara Páez, de 14 años) hizo a las mujeres salir masivamente a las calles en la vecina orilla y en otras ciudades de ese país. También en Uruguay se marchó ese 3 de junio, apoyando las demandas y generando una red de movilización regional.

    Otra serie de acontecimientos a escala internacional fueron agitando en esos años a los movimientos de mujeres, como la protesta masiva en Polonia en octubre de 2016 contra un proyecto de ley para criminalizar el aborto, o la movilización de mujeres contra la asunción de Donald Trump en Estados Unidos, en enero de 2017.

    Así, en 2016, 2017, 2018 y 2019, las marchas del 8M fueron cada vez más multitudinarias, creando una sinergia global fuertísima. Y aunque la pandemia afectó a los movimientos tanto en Uruguay como en el resto del mundo, siempre se buscaron estrategias para seguir encontrándose en las calles.

    Por supuesto que el trabajo feminista es cotidiano y va mucho más allá de sumarse a una marcha una vez al año. Pero vale la pena aprovechar el encuentro para escucharse, verse las caras, tener presente a las que no están, y recordar que a pesar de las diferencias, todavía hay muchas razones por las que seguir marchando juntas.