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    ¿Es la economía?

    El comportamiento electoral de los uruguayos mayormente se ha explicado por dos modelos: el de las identificaciones partidarias y el del voto económico

    Columnista de Búsqueda

    El comportamiento electoral de los uruguayos mayormente se ha explicado por dos modelos: las identificaciones partidarias y el voto económico. El primero plantea que la identificación o simpatía partidaria de las personas opera como un filtro para decidir a quién votar y también qué opinar sobre asuntos políticos (por ejemplo, qué votar en un plebiscito). Este modelo explicativo fue propuesto por Angus Campbell y sus colegas en 1960 en su libro The American Voter y desde ese momento hasta ahora explica gran parte del comportamiento electoral en países con sistemas de partidos estables como el nuestro.

    El segundo modelo, el del voto económico, ha sido el prevalente para explicar el voto en Uruguay, en América Latina y en la mayor parte de las democracias del mundo. El argumento es que los/las votantes evalúan el desempeño del gobierno principalmente por sus resultados económicos, por lo tanto, si el desempeño económico es positivo, reelegirán al partido de gobierno. Por el contrario, si es negativo, votarán por la oposición. El modelo o teoría del voto económico incorpora variables contextuales, como el funcionamiento de la economía, y no siempre es claro cuáles indicadores son los más tenidos en cuenta por las personas para realizar esas evaluaciones de desempeño. Por un lado, existe evidencia de la importancia de los indicadores objetivos: el desempleo, la inflación y el crecimiento económico (la evidencia es mayor para las dos primeras que para la última). Por otro lado, las percepciones que realizan las personas sobre la situación económica también importan. A veces, aún más que la situación económica “objetiva”. Las percepciones relevantes pueden ser sobre cómo ven que está el país: si mejor, peor o igual que antes (voto sociotrópico), como las evaluaciones de la propia situación económica (voto egotrópico).

    En esta próxima elección de octubre, ambos modelos pueden funcionar para explicar el comportamiento electoral de los uruguayos. Sin embargo, hay diferencias entre la posible relevancia de cada modelo explicativo. Por un lado, somos un país con un alto porcentaje de personas que se sienten cercanas a un partido político (entre el 50% y el 60%, según la encuesta). Por lo tanto, para la gran mayoría de ellos, el factor principal en su decisión es esa identificación partidaria. No hay duda de la relevancia de las identificaciones partidarias para explicar el voto en Uruguay, lo fue en elecciones pasadas y lo será en esta.

    En cuanto a las evaluaciones de la economía, el impacto puede darse de distintas formas y no es tan clara la relevancia que tendrá en esta elección. Concentrándonos en las percepciones, tenemos varios elementos para tener en cuenta. En primer lugar, si tomamos el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por la UCU Business School y Equipos Consultores, como indicador de las percepciones sobre el desempeño de la economía, el primer semestre del 2024 fue el más optimista en lo que va del período de este gobierno. Esto jugaría a favor del oficialismo. Sin embargo, en cuanto a las evaluaciones sobre la situación económica del país, tanto las publicadas por Cifra (mayo 2024) como por Equipos Consultores (julio 2024), un poco menos de un tercio evaluaba positivamente la economía del país, un poco menos de otro tercio, negativamente y el 40% restante decía que no era ni buena ni mala. Estas evaluaciones son bastante diferentes según el nivel socioeconómico de las personas. Según la misma encuesta de Equipos, el 43% de los uruguayos de nivel socioeconómico alto o medio alto consideran que al país le va bien o muy bien en términos económicos, mientras que solo el 23% de los que pertenecen a sectores sociales bajos o medio bajos opinan de esa manera.

    En tercer lugar, sabemos por el trabajo de Martín Opertti (2020) que estas evaluaciones de la economía del país están fuertemente influidas tanto por la dirección como la fuerza de las identificaciones partidarias. Opertti analiza las evaluaciones de la economía desde 2001 a 2019 y encuentra que la probabilidad de que los partidarios del gobierno evalúen positivamente la economía del país fue casi tres veces mayor que para los independientes (los que no tenían identificaciones partidarias). Las evaluaciones de la economía de los indecisos para octubre, tanto en los datos de Cifra como los de Equipos, en agosto, eran mayormente neutras. Por lo tanto, este factor puede ser poco relevante a la hora de definir el voto en este grupo.

    Por último, las evaluaciones de la economía pueden tener un sesgo de clase. Bartels (2018) estudió que en Estados Unidos las evaluaciones de la economía estaban sesgadas a favorecer las trayectorias de la clase alta, es decir que los votantes estadounidenses, independientemente de su propio lugar en la distribución del ingreso, eran más sensibles a cómo les iba a las familias de altos ingresos, pero mucho menos sensibles al crecimiento de los ingresos de los sectores medio y bajos. Esto mismo podría pasar en Uruguay, pero no lo sabemos con claridad, es algo que estamos investigando con Martín Opertti y Santiago López. Si ese fuera el caso, aunque la economía de los sectores socioeconómicos más bajos no se haya beneficiado como la de los más altos (como lo indican los datos de la Encuesta Continua de Hogares 2023), eso no sería penalizado por los votantes.

    Referencias:

    Bartels, L. M. (2018). Unequal democracy: The political economy of the new gilded age. Princeton University Press.

    Campbell, A., Converse, P. E., Miller, W. E., & Stokes, D. E. (1960). The American voter. New York: John Wiley.

    Opertti, M. (2020). Stoic partisans. The political conditioning of economic perceptions in Uruguay. Revista Latinoamericana de Opinión Pública, 9(1), 67-88.