• Cotizaciones
    viernes 20 de junio de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Esperar y levantar la copa

    Hoy, al levantar la copa de la Champions League, el PSG no solo celebra un título; celebra el fin de una larga espera, el cierre de una herida abierta durante años; y lo hace de la mano de un líder que encarna la resiliencia como pocos en el fútbol mundial

    Columnista de Búsqueda

    Seguramente muchos recodaremos la histórica eliminación del Paris Saint-Germain (PSG) a manos del FC Barcelona el 8 de marzo de 2017, en el partido de vuelta de los octavos de final de la UEFA Champions League 2016-2017. Este encuentro es conocido como “la remontada”, ya que el Barça logró revertir un 4-0 en contra del partido de ida, ganando 6-1 en el Camp Nou y clasificándose con un global de 6-5. Luis Suárez abrió el marcador y en el PSG jugaba el otro delantero uruguayo, Edinson Cavani.

    Luego de haber sido eliminado en 12 ocasiones en rondas finales, desde la adquisición del club por Qatar Sports Investments en 2011, el PSG pudo vencer esas recurrentes adversidades y se coronó campeón por primera vez en su historia de la UEFA Champions League. El sábado 31 venció al Inter de Milán por un contundente 5-0 en la final disputada en el Allianz Arena de Múnich.

    Otro que sabe de reponerse de adversidades es su director técnico, Luis Enrique Martínez García, que asumió como entrenador del PSG el 5 de julio de 2023. Fue presentado oficialmente ese día como parte del nuevo proyecto deportivo del club, tras la salida de Christophe Galtier. Luis Enrique Martínez nació en Gijón, España, en 1970. Fue un futbolista excepcional que jugó en los dos clubes más grandes y rivales del país: Real Madrid y FC Barcelona, algo que pocos se atreven a hacer por la presión mediática y social. Su estilo aguerrido, su resistencia física y su carácter competitivo lo convirtieron en un líder natural.

    En 2019, la vida le asestó su prueba más dolorosa. Su hija menor, Xana, de tan solo 9 años, fue diagnosticada con un osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo. Luis Enrique renunció repentinamente a la selección para centrarse en ella y en su familia. En agosto de 2019, Xana falleció. Fue un golpe brutal. Pese al dolor, Luis Enrique decidió volver al banquillo de la selección unos meses después. Su regreso no fue solo deportivo, fue una declaración de coraje. Volver al frente, sonreír, competir, hablar con la prensa... todo ello en medio de un duelo que todavía lo acompañaba. Dicen que jamás utilizó la tragedia para victimizarse. Se mostró firme, humano y profundamente estoico.

    Al hablar de “resiliencia”, solemos pensar en la capacidad de recuperarse tras grandes dificultades. No obstante, en el ámbito de la gestión, se ha empezado a adoptar una visión más amplia: la resiliencia entendida como la habilidad para adaptarse a contextos complejos y cambiantes. En el entorno actual, esto implica que la exigencia a la que se pone a la resiliencia es constante. Ante la sucesión ininterrumpida de desafíos y con el cambio como única certeza en la vida organizacional, los líderes deben desarrollar la resiliencia como una competencia permanente, no solo como una reacción ante crisis profundas o transformaciones significativas.

    Durante los últimos ocho años he tenido el privilegio de trabajar de cerca con más de 300 líderes empresariales, escuchar historias de cambios profundos, de desafíos, de éxitos y de fracasos. Me animaría a decir que los líderes más resilientes se conocen bien a sí mismos: sus fortalezas, sus debilidades y sus convicciones. Quizás podamos pensar en una serie de recomendaciones para evaluar qué tan desarrollada tenemos nuestra resiliencia y nuestra capacidad de afrontar cambios repentinos que modifican nuestras estructuras y certezas.

    Embed - BAILE HISTÓRICO Y EL PSG ES CAMPEÓN DE LA CHAMPIONS POR PRIMERA VEZ | PSG 5-0 Inter | RESUMEN

    Hacer un balance honesto de las habilidades

    Frente a cambios que marcan un antes y un después —ya sean transformaciones tecnológicas, crisis económicas o reestructuraciones organizacionales profundas—, los líderes pueden encontrarse sumidos en un proceso de duda personal que, si no se maneja adecuadamente, puede tornarse paralizante. Es natural que en momentos de incertidumbre surjan preguntas sobre la propia capacidad, experiencia y preparación. Sin embargo, los líderes resilientes adoptan un enfoque distinto: realizan una evaluación honesta y objetiva de sus fortalezas, reconociendo aquellas habilidades y experiencias que los posicionan favorablemente ante los desafíos.

    Al mismo tiempo, identifican con claridad las áreas en las que enfrentan limitaciones. En lugar de negar o disimular esas carencias, las aceptan con humildad y transparencia, buscando activamente complementarlas con el talento y las competencias de otras personas dentro del equipo o la organización. De este modo, no solo se preparan mejor para afrontar la complejidad del entorno, sino que también cultivan una cultura de colaboración, autenticidad y confianza, elementos fundamentales para liderar con eficacia en tiempos de cambio.

    Saber manejar las emociones

    Enfrentados a intensos niveles de estrés en medio de cambios turbulentos, las coyunturas incontrolables de los mercados, los fusibles de los líderes a veces saltan y se apaga la general. Líderes que carecen de la suficiente conciencia de cómo su comportamiento se ve afectado por este tipo de situaciones tienden a descargar su estrés con la primera persona que se interponga en su camino. Los asistentes administrativos, los miembros de la familia o los subordinados directos que intentan ayudar, a menudo pueden soportar la peor parte de las frustraciones fuera de lugar. Durante una avalancha de cambios importantes, las fuentes de irritación a menudo pueden ser circunstancias fuera del control de cualquiera, como los cambios en los requisitos regulatorios o la desaceleración del mercado. Los líderes que no logran contener sus reacciones desmedidas ante la adversidad drenan la resiliencia de sus organizaciones.

    Los líderes con un fuerte conocimiento de sí mismos pueden detener sus reacciones duras y mal dirigidas antes de lastimar a los demás. Se enfocan en las cosas que pueden controlar en lugar de aquello que está fuera de su ámbito de gestión.

    Rechazar las expectativas poco realistas en lugar de transmitirlas

    Uno de los subproductos comunes pero desafortunados de los grandes cambios es el establecimiento de metas poco realistas. Para muchos líderes, esas expectativas son establecidas por sus superiores. Líderes que carecen de un sentido lo suficientemente fuerte de ellos mismos simplemente transmiten esas expectativas a aquellos a quienes lideran, agravado por su propio sentido enojado de victimización. He visto a muchos líderes ineficaces abrir anuncios de cambio con mensajes como: “Sé que no es justo, y parece que nos están jugando en contra, pero estas son las expectativas con las que tenemos que vivir”. La poca resiliencia que puede haber tenido la organización se agota incluso antes de que se intente el cambio.

    Los líderes con un fuerte conocimiento de sí mismos no temen rechazar a los demás, incluidos los jefes o los clientes, y renegociar los objetivos y los plazos cuando no tienen sentido. Con una justificación clara y datos de apoyo, estos líderes argumentan por qué las expectativas no son realistas, qué riesgos se imponen al no ajustarlas y ofrecen alternativas realistas que le dan a la organización una mayor oportunidad de éxito. Y lo hacen con la clara intención de ayudar a quienes tienen aspiraciones inverosímiles a ajustar su panorama antes de enfrentar un revés mayor.

    Los líderes fortalecen su propia resiliencia y la de su equipo cuando imponen cambios o enfrentan desafíos que confían en que pueden ejecutar de manera realista.

    Reconocer la ambivalencia y volver a los orígenes

    Las temporadas prolongadas de adversidad o cambio permanente pueden hacer que incluso los líderes más tenaces se sientan desanimados. Muchos líderes sucumben inconscientemente a un enfoque de “piloto automático” solo para hacer frente a la situación. El problema es que la ambivalencia resultante sobre superar la adversidad o prosperar a través del cambio hace que quienes los rodean también pierdan la esperanza y retiren sus esfuerzos. Los líderes, conscientes de su propia tenacidad decaída, profundizan y redoblan sus esfuerzos para seguir adelante, inspirando a quienes los rodean a hacer lo mismo.

    La adversidad en la vida organizacional, a veces resultado de un cambio importante, a veces su desencadenante, es una forma de vida hoy en día. Los líderes necesitan niveles más altos de resiliencia en reserva constante para capear esta nueva normalidad. Aquellos líderes con un fuerte autoconocimiento, que tienen una comprensión clara de sus habilidades y deficiencias, sus frustraciones y sus principios básicos, tienen más probabilidades de mantener esas reservas necesarias de resiliencia para prosperar a través de la adversidad y el cambio.

    Hoy, al levantar la copa de la Champions League, el PSG no solo celebra un título; celebra el fin de una larga espera, el cierre de una herida abierta durante años. Y lo hace de la mano de un líder que encarna la resiliencia como pocos en el fútbol mundial. Luis Enrique no solo condujo a sus jugadores tácticamente, sino que les transmitió la fortaleza de quien ha enfrentado la adversidad más profunda y ha sabido seguir caminando.

    En el mundo empresarial, al igual que en el deporte, los caminos al éxito rara vez son lineales. Las derrotas, los errores y los golpes inesperados son parte del recorrido. Y es allí donde el papel del líder se vuelve crucial: no solo para tomar decisiones, sino para sostener emocionalmente a su equipo, para inspirar con el ejemplo y, sobre todo, para conocerse a sí mismo. Un líder que ha hecho las paces con sus propias vulnerabilidades, que reconoce sus miedos y aprende de sus caídas, puede guiar con mayor humanidad, visión y fortaleza.

    La historia del PSG, marcada por frustraciones deportivas, y la de Luis Enrique, atravesada por un dolor íntimo, convergen en esta victoria que es mucho más que un trofeo. Es una lección de carácter, de persistencia y de liderazgo auténtico: ese que no se construye solo con títulos, sino con la capacidad de levantarse, de mirar hacia adentro y de avanzar, incluso cuando la vida golpea más fuerte. Así como en las empresas, los grandes logros no son solo cuestión de estrategia, sino de personas que se atreven a transformar sus cicatrices en fuerza compartida y tienen paciencia para esperar y levantar la copa.