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Fin de año es un buen momento para hacer la lista de nuestros asuntos difíciles, las cosas que sí o sí debemos (o queremos) hacer en el año que viene y ponerse en marcha
Hay películas que no han sido de las más taquilleras ni las más vistas pero son de esas que vale la pena mirar. En este momento del año, de cierre, de balances, de proyectos, metas y desafíos, me dieron ganas de volver a ver "The Bucket List". Es una película de comedia dramática estrenada en 2007, dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Jack Nicholson y Morgan Freeman. La trama sigue a dos hombres diagnosticados con cáncer terminal que deciden emprender un viaje juntos para cumplir una lista de cosas que quieren hacer antes de morir, lo que los lleva a vivir experiencias significativas y a elaborar reflexiones sobre la vida. La película aborda temas como la amistad, la muerte y la realización personal.
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En nuestro ajetreado mundo laboral, donde las prioridades a menudo se centran en alcanzar metas y maximizar eficiencias, tendemos a dejar de lado aquellos temas pendientes que, aunque parecen menores, pueden tener un impacto significativo en nuestra organización y nuestra vida. La película "The Bucket List" nos ofrece una poderosa lección sobre la importancia de abordar lo que realmente importa antes de que sea demasiado tarde. A través de las experiencias de sus protagonistas, somos recordados de que el tiempo es un recurso limitado y que enfrentar los temas pendientes —ya sean decisiones difíciles, conversaciones pospuestas o proyectos estancados— es esencial para poder avanzar, evaluar nuestro crecimiento y madurar a todo nivel.
La “lista de pendientes” (sí, ya se que estás pensando en la tuya) es algo que todos tenemos. Siempre convivimos con la frase “tenemos que ponernos al día” cuando nos encontramos con alguien que no vemos hace mucho tiempo. En el Uruguay de “el lunes empiezo la dieta” o del “debería hacerme un chequeo médico” es fácil quedarnos en esa zona confortable de no encarar asuntos sistemáticamente postergados
Ned Hallowell es un psiquiatra y autor estadounidense, conocido por su trabajo en el campo del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Es coautor de varios libros, incluido "Driven to Distraction". Además de su labor clínica, es un orador motivacional y ha impartido conferencias sobre la creatividad en el mundo laboral. Según el especialista, retrasar tareas suele ser un síntoma de lo ocupado que estamos o de lo que creemos estar. Es más fácil mostrarse ocupado que encarar los temas estancados y difíciles. La mala noticia es que posponer no hace que nada desaparezca.
Fin de año es un buen momento para hacer la lista de nuestros asuntos difíciles, las cosas que sí o sí debemos (o queremos) hacer en el año que viene y ponerse en marcha. Antes de compartir mi lista, que quizás inspire a alguno a hacer la suya, quizás podamos hacernos algunas preguntas que nos ayuden a elaborarla con mayor meticulosidad.
¿Qué es lo que te está frenando para encarar ese asunto pendiente? Quizás sea algo que no te gusta hacer. Uno generalmente no pospone comer algo que le gusta. Otra opción para frenarnos de pronto es el hecho de no saber hacer esa pequeña tarea que tenemos olvidada. Cuando no tenemos los conocimientos o las habilidades necesarias para empezar un trabajo, es más probable que lo evitemos.
¿Es habitual en vos el ponerse plazos y fechas límites? Confieso que muchas veces llega la fecha de mandar la columna quincenal y no se en qué momento me voy a sentar frente a la computadora a escribir. Algo que me ha ayudado es el fijarme plazos, y por más sencillo que parece, el crear un horario bloqueado en un día de la semana con fechas de vencimiento claras me ayuda a siempre (o casi siempre) a entregar a tiempo. Además trato de ponerme "pequeñas victorias", como por ejemplo elegir el tema o encontrar la introducción que hacen que el trabajo sea más manejable y contribuyen a una sensación de progreso.
¿Sos de las personas que festeja sus logros o se pone recompensas propias? Una amiga me decía que hay que darse pequeños gustos y auto “palmearse” en la espalda. A menudo nos dejamos estar porque la recompensa por hacer una determinada tarea está demasiado lejos. Para que una tarea parezca más inmediata, concéntrate en las recompensas a corto plazo. Si no hay ninguna, inventá una propia.
¿Tenés a alguien que pueda ayudarte y a quien le rindas cuentas de tu avance? Nunca hay que preocuparse solo. Si no sabemos cómo hacer algo, podemos pedir ayuda. Pedir ayuda es engorroso, sentimos que debilita nuestro ego y nos recuerda que no somos todo poderosos. Un gran amigo luego de una charla larga, álgida y en la que logró pedirme ayuda me dijo: “gracias por la charla, me da anclas sensatas para no volar”.
La procrastinación es un comportamiento común que afecta tanto a la vida personal como profesional. De acá al cierre del año puede ser un buen momento para hacer la lista de las cosas que queremos hacer durante el año próximo. No hace falta el enterarnos de algo malo, propio o ajeno, para empezar. Cuando una noticia dura nos golpea, solemos decir “la vida es ahora”, “qué poco que disfrutamos todo” o frases similares. Te propongo armar tu lista de pendientes, tu propia versión de la “bucket list”, teniendo en cuenta para ejecutarla las preguntas que propuse más arriba.
En alguna columna reflexionamos sobre la plenitud personal y de su composición en seis dimensiones diferentes que son: salud, relaciones personales, manejo del tiempo, legado, relación con el mundo material y bienestar emocional y mental. Aquí va mi lista, ojalá sirva para que armes la tuya también.
Salud. Tengo que hacerme un chequeo médico completo. Si bien este año, a raíz de una operación sencilla, pude validar que mis niveles básicos están dentro de lo esperado, tengo que complementar y ampliar los estudios. Siempre me da un poco de miedo ir al médico. Mi abuelo me decía cada vez que le preguntaba por qué no iba al médico: “si el auto anda, no lo lleves al taller, seguro que si lo llevás algo le van a encontrar”. Salvando las distancias me siento condicionado, o por qué no, temeroso del significado de esa frase.
Relaciones personales. Siento que me ha llegado el momento de comenzar a cultivar relaciones más profundas. Me gustaría fortalecer las conexiones con amigos que ya tengo (eligiendo no más de tres de ellos) y profundizar en esos vínculos para crear lazos más significativos aún. Tengo que programar encuentros regulares (cafés, cenas o paseos) con esos amigos y tener conversaciones más profundas sobre sus vidas, aspiraciones y desafíos.
Además, voy a dedicar tiempo para expresar mi gratitud y aprecio hacia ellos de manera explícita. Tengo la idea de mandarles notas escritas a mano o mensajes personalizados para expresarles lo que significan para mí y para mi vida.
Manejo del tiempo. Tengo que estar más presente cuando estoy en determinados lugares o espacios. Mi cabeza funciona muy rápido y tiendo a “desconectarme” rápido de la situación, reunión, de alguna charla personal o incluso cuando estoy con mis hijos. Más tiempo vertical con los demás como propuse en alguna columna.
Para eso tengo que lograr usar menos el celular. Voy a desinstalarme algunas aplicaciones que están “robándome” tiempo (Candy Crush, sí increíblemente aún lo uso) y volver a implementar el uso restringido del tiempo en redes sociales. Es algo que se puede configurar fácilmente y lo desactivé hace unos años.
Legado. El año que viene publicaré un libro que tengo en borrador hace meses y con el que no me animo a avanzar para enviar a la editorial. Hace tiempo lo tengo en gateras en una carpeta en mi computadora. Debo confesar que me da miedo el hecho de no colmar las expectativas propias y ajenas, el famoso “síndrome del impostor”.
Mundo material. Mis padres siempre me inculcaron el ahorrar como algo fundamental en la vida de una persona. Es algo que admiro profundamente en ellos, sobre todo en mi padre. En el ámbito familiar cercano me catalogan de derrochón y es verdad que lo soy. Llegó el momento de diseñar un plan de ahorros para mejorar mi estabilidad financiera futura. Empezar a generar ingresos pasivos. El otro día un colega me mostró una aplicación de finanzas personales que ya descargué al celular como ayuda para empezar.
Bienestar emocional y mental. Voy a empezar a dedicar tiempo cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estoy agradecido. Está demostrado que esta práctica puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y aumentar la resiliencia emocional. Quiero empezar a llevar un diario de gratitud (así lo llaman varios colegas que lo hacen), destinando unos minutos cada noche para escribir tres cosas por las que estoy agradecido.
Seguramente tenés tu lista en la cabeza, varias cosas dando vueltas en las que querés avanzar, proponer o empezar a explorar. Te propongo que la armes y la compartas con aquellas personas que te pueden ayudar a hacerla realidad y sobre todo a medir tus avances. Alguien con el que puedas rendir cuentas, te exija y te desafíe. Que no quede en un archivo de computadora o en una nota del escritorio. Que el 2025 no te agarre desprevenido y que puedas empezar a ponerle tics a tu lista en el balde para darle más importancia que se merece.