El 8 de mayo se produjo en Uruguay la primera muerte materna del año. Una adolescente de 16 años que en una de sus 17 salidas no autorizadas del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), durante las cuales fue abusada sexualmente, quedó embarazada. Era adicta a las drogas. El INAU de Rivera, donde estaba al amparo del organismo, sabía de los abusos. Ante un reclamo de los técnicos, el INAU de Rivera dijo que su situación no revestía urgencia.
Las alternativas de su muerte constan en un informe “poco claro y confuso”, dice un documento del INAU. En sus salidas no autorizadas había ido a la casa de su madre, que tenía una orden de restricción judicial. El INAU de Rivera, incumpliendo con el mandato de la Justicia, lo sabía.
¿Cómo es posible que el director del INAU en ese departamento, Enrique Guadalupe, no sea indagado por abuso de funciones, incumplimiento de los deberes inherentes a un funcionario público y hasta encubrimiento?
El INAU ocultó durante dos meses semejante información, hasta que radio Sarandí relató el episodio.
Entrevistada por ese medio, la directora general del INAU, Dinorah Gallo, dijo que desde que ocurrió el hecho se habían pedido informes a las diversas reparticiones involucradas. Mintió.
Recién al día siguiente de que Sarandí informó sobre la muerte, el expediente se movió en el directorio.
Ante el drama, Guadalupe declaró que por mil cosas que salen bien no había que alarmase de que una saliera “más o menos”. Más o menos era la muerte de la adolescente de 16 años que estaba bajo su amparo.
En la radio, Gallo, al ser señalada sobre cómo políticos frustrados ocupaban cargos de alta sensibilidad, dijo que Guadalupe era asistente social. Mintió. Guadalupe, además de dirigente nacionalista, es productor rural.
Gallo dijo que la situación había sido denunciada. Mintió. La representante del Frente Amplio en el INAU maneja información según la cual entre 2021 y 2023, a pesar de que se tiene la sospecha de que hay una red de explotación sexual que funciona a uno y otro lado de la frontera con Brasil, en ese lapso nunca se hizo una denuncia ante Fiscalía.
El INAU tiene 660 cupos en el país y hay otra cifra similar de menores que están en lista de espera.
“No se está realizando un trabajo efectivo con las familias y, por tanto, no hay restitución de derechos”, dice un informe interno del organismo. Las solicitudes de intervención en salud mental se incrementaron un 329% entre 2020 y 2023.
El dinero falta y Economía le dio al INAU 79% del presupuesto que pidió, pero el organismo gasta tan mal que tuvo que devolver a Rentas Generales US$ 60 millones que no ejecutó.
En Cerro Largo, 36 familias tienen 145 menores (en una familia hay 16), pero el INAU solo cuenta con ocho trabajadores para el seguimiento.
Durante 2023 se han generado 185 ceses de unidades de acogimiento familiar, 69 por vulneración de derechos, lo que representa un 37%.
Está el caso de una niña de 13 años, que cuando nació, sus padres tenían 12 y 13 años. Esta es una demostración de cómo se da la reproducción generacional de estas situaciones. Esas menores abusadas serán a su vez madres de hijos abusados, y una buena parte se transformarán en trabajadoras sexuales, según declararon integrantes de la ONG Gurises Unidos.
Otra adolescente de 15 años, que por disposición judicial se la quitó del seno de su hogar con el objetivo de que el INAU le diera amparo, sale permanentemente sin autorización y va a la casa de un adulto que le paga por sexo. Se identifica policonsumo de drogas, pero el equipo no accede a los informes de salud.
Gurises Unidos afirma que hay firmes sospechas de una red de explotación sexual que funciona en todo el país.
Cuando las ONG vinculadas al tema se enteraron de que una niña de 12 años abusada estaba embarazada y pidieron una reunión con las autoridades de Rivera, la respuesta fue: no podemos reunirnos, estamos ocupados en otros asuntos.
¿Cuál es el sentido de que la Justicia le quite la patria potestad a los padres agresores para someterlos a la violencia y descuido de un Estado que ni siquiera puede ser denunciado, porque los pobres no reclaman por sus derechos?
Esto del INAU se inscribe en el descuido generalizado de la infancia en Uruguay. Los candidatos han hablado de mejorar los recursos para la infancia. ¿Para qué? ¿Para dárselos a un organismo como este? ¿Para que los administren políticos fracasados puestos al frente de lugares de alta sensibilidad?
Pero ¿qué cuernos estamos haciendo con los más débiles entre los débiles? ¿Qué diferencia hay entre la violencia que algunos de los más pobres perpetran cada día, en general entre ellos, con la de este Leviatán que irrespeta fallos judiciales, que deja desprotegidas a niñas y adolescentes a manos de abusadores a conciencia de que están siendo explotadas? ¿Por qué el INAU no aparece en la crónica roja como cómplice de abusos, violaciones y abandono de niños? ¿Es esta la señal que la sociedad integrada está dando acerca de cómo se cuida al prójimo? Cuando hablamos de fragmentación social solemos poner la marginalidad, el descuido, la violencia, de un lado, ¿y del otro? ¿Quién del otro lado de la línea será convencido de que los “integrados” están en lo correcto cuando los abandonan en su peor momento? ¿Cómo respetar la ley y el poder de un Estado que ni siquiera es que esté ausente, sino que está presente de la peor manera: amparando la mendicidad, la violencia contra niñas, el abandono, la anomia, la insensibilidad que ni siquiera oculta cuando habla ante las cámaras y dice que la muerte de una niña es algo que salió “más o menos”?
Cuando los hijos de estas adolescentes, y ellas mismas, se dedican al delito, son violentos, trafican y consumen, en vez de condenarlos, deberíamos pedirles perdón. Resulta paradójico, porque, aunque los tratamos como animales, esa violencia que luego destilan, esa rebeldía ante la injusticia, es un comportamiento absolutamente humano. Lo que es la condición humana, ¿no?, son tratados como bestias por otras bestias con poder, y aún así, salen a defender lo que para ellos, ante semejante abuso, es lo más parecido a la dignidad: defenderse, reaccionar, a los tiros si es necesario.