Pienso una vez más en la cantidad de veces que la televisión ha entretenido al mundo con violaciones reales
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl jueves 20 de marzo, la Justicia federal de Brasil ratificó la culpabilidad del actor Juan Darthés en el juicio por violación contra la actriz argentina Thelma Fardín, en el que fue condenado a seis años de prisión con régimen semiabierto (es decir que puede salir a trabajar por el día pero debe regresar a la cárcel por la noche). Darthés tiene ahora un plazo de 15 días para apelar, pero la ratificación con el voto favorable de cinco jueces (en seis) del Tribunal Regional Federal hace parecer difícil un cambio en la sentencia. Se trata de la primera sentencia en violencia sexual que involucra la cooperación internacional de tres países (Argentina, Nicaragua y Brasil).
Esta decisión de la Justicia es una señal de apoyo para todas las víctimas de violencia sexual, que suelen ser desacreditadas por “falta de pruebas” o por el tiempo que muchas veces transcurre hasta que se animan a hablar. La sentencia representa un avance en la lucha por los derechos de víctimas de violencia sexual, ya que se basa en la coherencia del testimonio de Fardín en contraposición al relato contradictorio de Darthés.
Pero Fardín no fue la única que tuvo problemas con el actor. La primera en destapar la olla había sido Calu Rivero (Dignity) a fines de 2017, cuando publicó una carta donde explicaba por qué en 2012 había abandonado la telenovela Dulce amor que filmaba con Darthés: “Ese tipo estaba abusando de su poder modificando las escenas para tocarme, para besarme de más de una manera horrible”. Cuenta que en aquel momento intentó decirle cómo se sentía, a lo que él le respondió: “Podemos hablar con el productor para cambiar la historia, quizás podemos sacarte del programa”. A partir de la declaración de Rivero, otras dos actrices, Anita Co y Natalia Juncos, se animaron a hablar sobre situaciones similares que habían sufrido trabajando con el actor. Increíblemente, Darthés denunció a las dos últimas por “injurias” y a Calu Rivero por “daños y perjuicios”. La denuncia penal de Fardín llegó después, hacia fines de 2018.
A pesar de todos estos antecedentes, seis años tuvieron que pasar para llegar a una sentencia que parece lo bastante firme como para no ser revertida, evidenciando lo difícil que es para una víctima de abuso ser escuchada.
Pero de todas estas situaciones de violencia lo que más me queda dando vueltas en la cabeza son esas escenas de abuso replicadas en miles de televisores en los hogares de familias argentinas y uruguayas. Todas mirando las apasionadas escenas en las que la actriz era en realidad abusada.
Pienso una vez más en la cantidad de veces que la televisión ha entretenido al mundo con violaciones reales. Porque, más allá de los contenidos que un programa de televisión promueve (es decir, más allá de las historias que se eligen contar), están las situaciones específicas en las que se encuentran las personas que actúan. Tuvieron que pasar décadas para que muchas se animaran a contar lo que vivieron. Como en un dominó, el caso de Darthés destapó otras ollas que nunca nadie se había animado a tocar.
Es el caso de Georgina Barbarossa, compañera de Darthés y Rivero en la tira Dulce amor. La primera reacción de Barbarossa fue defender al actor, aunque con el paso del tiempo se arrepintió de su actitud y pidió disculpas a Rivero. Pero fue precisamente este episodio lo que de alguna manera la impulsó a recordar sus propias experiencias y le permitió finalmente contar (en 2023) que, cuando tenía 25 años y estaba embarazada, fue abusada por Jorge Porcel durante la filmación de un musical. “Me metió mal la mano, mal. Horrible. Pero me quedé y, no sé, seguí. Cuando terminamos me fui corriendo al camarín y me puse a llorar”. Solo décadas después pudo decirlo, porque denunciar algo así en aquella época era impensable.
Lamentablemente, el dominó parece imparable. Después de escuchar las declaraciones de Barbarossa, a Sandra Míguez, una “exgatita” de Porcel, la “agarró una inquietud en el estómago”. Lo que escuchó le revivió lo que ella misma había sufrido con Porcel. “Tengo una imagen grabada con Judith Gabbani, las dos escondidas detrás de un panel y viendo los acosos que le hacía a un montón de chicas… Las cosas que les hacía”.
Me pregunto si esto realmente se terminará algún día o si se nos seguirá revolviendo el estómago mientras los abusos continúan llegando en prime time directo al living de nuestras casas.