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    El discurso conspirativo de Salle se inscribe en un contexto de “desencanto” global propulsado por la pandemia y las redes

    A través del uso de neologismos y amplificación de teorías conspirativas, el líder de Identidad Soberana ha instalado un discurso contra la “élite corrupta” que se enmarca dentro de una tendencia política mundial y acaba de desembarcar en el Parlamento

    Subido a una pila de sillas de plástico negras en la vereda de su sede partidaria, el diputado Gustavo Salle celebra su desembarco en la Cámara de Representantes. Es la noche del sábado 15 de febrero. Junto a una parrilla humeante, Salle afirma que “la misión dentro del Parlamento ha comenzado”. A su alrededor, una decena de personas aplaude. “Este es el comienzo de un camino que seguramente será de lucha y éxito”, agrega. “Porque, tarde o temprano, gran parte del pueblo uruguayo comprenderá que la verdad la tiene Identidad Soberana”.

    Sede de Identidad Soberana.png

    La “verdad” que el partido de Salle difunde sienta sus bases en un discurso conspiracionista, antielitista, antiglobalista y anti Agenda 2030. Detrás de cada decisión importante, sea la instalación de una planta de celulosa, el cambio del Código del Proceso Penal, la legalización de la marihuana o las definiciones para enfrentar una pandemia, Salle ve una gran conspiración internacional, con socios locales. Casi todo parece ser parte de un plan global, por lo general de origen “masónico-judío” y que involucra al sistema político uruguayo, a organismos internacionales como las Naciones Unidas, a las corporaciones multinacionales, a bancos y a redes de narcotráfico.

    Y si bien apela a la soberanía y la independencia uruguaya, la mayoría de los temas, supuestos enemigos a enfrentar y mecanismos para hacerlo no son muy distintos a los que aparecen en los discursos de políticos que irrumpieron en la escena en otros países.

    Las redes sociales funcionan como catalizador del mensaje sallista. Especialmente X, donde el diputado publica con asiduidad. Su discurso altisonante y conspirativo, sin embargo, existía antes de la predominancia de las redes y de sus propias aspiraciones presidenciales. Salle “siempre fue así”, dicen quienes lo conocen desde hace años.

    Los politólogos e investigadores Valeria Bonomi y Federico Musto dicen que “hay un terreno de cultivo” y que “para las agendas autónomas radicales”, como la de Salle, “las tecnologías son el lugar”. Ambos sostienen que es en las redes sociales donde estos discursos encuentran la mejor manera de expandirse.

    Gracias a ese contexto, al parecer, la oferta y la demanda se encontraron en las elecciones de octubre de 2024. El mensaje sallista logró la adhesión de 65.796 personas, asegurándole dos bancas en la Cámara de Diputados. El voto “antisistémico, desencantado” vio en Identidad Soberana un discurso que le sentó cómodo, dice el doctor en Ciencia Política Camilo López Burián.

    Búsqueda realizó —junto con la socióloga e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República Elina Gómez— un análisis del discurso de Salle. El estudio abarcó 146 entrevistas, entre las que se incluyeron todas sus columnas en El Poder Real y Hacemos lo que Podemos, las entrevistas que brindó en 2019 —año en el que fue candidato a la presidencia por el Partido Verde Animalista— y sus apariciones en medios en 2020 —durante la pandemia de coronavirus— marcadas por su postura negacionista.

    Búsqueda identificó que la intensidad con la que el tema de la conspiración global aparece en su discurso aumentó hacia el año 2019 y creció de manera acelerada a partir de 2020, en paralelo a la pandemia, a tal punto que durante la campaña electoral del año pasado se convirtió en el eje central de su mensaje.

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    El abogado de la radio

    Yo sé qu'en el pago me tienen idea/ Porque a los que mandan no les cabresteo. La voz de Pepe Guerra cantando Orejano abría El poder real, el espacio radial que Gustavo Salle sostuvo entre 2015 y 2016 junto con el fiscal Enrique Viana en Radio Fénix. Cada lunes y miércoles, una voz grave anunciaba el inicio de su programa de radio: “A partir de este momento usted sintoniza un programa que tratará temas del poder real. Ya queda con usted su conductor, el doctor Gustavo Salle”.

    Dos veces a la semana, Gustavo Salle dedicaba casi una hora a hablar frente al micrófono. Y si el abogado se ausentaba, lo sustituía su hija —hoy también diputada—, la odontóloga Nicolle Salle.

    Nicolle Salle.png

    Como lo adelantaba su nombre, el programa que Salle encabezaba en Radio Fénix se centraba en analizar y criticar las acciones del “poder”, poniendo bajo la lupa el accionar de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, amparado en su carrera como abogado penalista y su experiencia en la Fiscalía General de la Nación.

    El entonces presidente Vázquez, ya en su segundo mandato, era blanco constante de sus denuncias altisonantes. Salle lo acusaba de llevar adelante una “contrarrevolución agraria”, de promover el uso de glifosato y “fomentar el cáncer” en la población uruguaya. En ningún caso presentaba pruebas para sustentar sus acusaciones.

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    Las denuncias que Salle enunciaba en El Poder Real se intensificaron en 2016, año en que se discutió y aprobó la creación de un nuevo Código del Proceso Penal (CPP). Este asunto fue uno de los temas centrales que abordó el programa. Las críticas iban mayormente dirigidas al entonces fiscal de Corte —futuro prosecretario de Presidencia— Jorge Díaz.

    Salle consideraba a Estados Unidos como la “sede principal de la élite corrupta” que controla el poder mundial, y Díaz —en tanto principal impulsor de la reforma— era señalado por el abogado como el “culpable” de la “importación del código yankee”, en referencia a las similitudes del nuevo Código del Proceso Penal con el reglamento judicial estadounidense. Junto con esta acusación, Salle alertaba que la élite pasaría a tener control del sistema judicial uruguayo.

    En el análisis realizado por Búsqueda, todas las menciones a los dichos sobre el CPP fueron englobados bajo el término sistema judicial.

    El candidato a presidente que se posicionó en contra de la “cleptocorporatocracia”

    Sentado en el estudio televisivo del Canal 7 Punta del Este, Gustavo Salle afirmó que Uruguay vivía “un momento decisivo y dilemático en su historia”. El abogado alertó que el país estaba a punto de convertirse en un “feudo de las corporaciones” y perdería su carácter de “nación soberana”. “El gobierno de Tabaré Vázquez nos ha llevado hacia esa situación jurídica, política”, sentenció.

    Aquel 1 de marzo de 2019, Salle abrió el programa Desayunando con las noticias. El “momento decisivo” al que hacía referencia el abogado se correspondía con los meses en que el entonces presidente Tabaré Vázquez negociaba con UPM para instalar una nueva planta celulósica en Paso de los Toros.

    Ese año, en el que Salle se presentó como candidato a presidente por el Partido Verde Animalista, los ataques contra el entonces presidente Vázquez —que comenzaron mucho antes que las negociaciones con UPM— se intensificaron. Las negociaciones del presidente con la empresa finlandesa serían el eje central del discurso del abogado.

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    En la misma entrevista con Canal 7, Salle dijo que el contrato que el Estado uruguayo buscaba firmar con UPM tenía “características de proyección genocida” porque la instalación de la planta iba a “contaminar, envenenar y, lo que es peor, privatizar los reservorios de agua dulce más importantes” del país.

    Salle afirmaba que, a través del acuerdo ROU-UPM, el país se terminaba de consolidar como una “cleptocorporatocracia”. Este término es uno de los tantos neologismos que aparecen en el discurso sallista. “Clepto es ‘ladrón’. Corporato hace referencia a la estructura jurídico-económica, las corporaciones. Cracia es ‘poder’”, explicó el abogado en el ciclo de entrevistas De cerca, conducido por Facundo Ponce de León. Una cleptocorporatocracia, entonces, se constituye cuando el poder está en manos de “las corporaciones ladronas”.

    En mayo de 2019 —mientras el gobierno de Vázquez mantenía reuniones con el CEO de UPM, Jussi Pesonen, y las autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF)—, Salle se encadenó en la plaza Independencia, frente al edificio de Presidencia, junto a un grupo de activistas en reclamo contra la instalación de la planta de celulosa.

    Para el abogado penalista, la construcción de la planta de UPM significaba “entregar la patria” al “poder de las corporaciones ladronas” y “al gran capital internacional”.

    En el análisis realizado por Búsqueda, las menciones a UPM se incluyen en la categoría “Ambiente”.

    Además de participar en la contienda electoral, Salle promovió una campaña que buscaba prohibir la “bancarización obligatoria” dispuesta por la Ley de Inclusión Financiera a través de un plebiscito.

    Según pudo reconstruir Búsqueda, el sitio web de la campaña No a la Bancarización Obligatoria —que ya no está activo— afirmaba que esta ley entregaba “de forma obscena nuestra libertad a los banqueros” y ejercía sobre los uruguayos una “opresión autoritaria” que “fascistamente” entregaba a los bancos el “control total” sobre la sociedad.

    Para Salle, los bancos pertenecen a la “élite internacional corrupta” y la bancarización obligatoria es una jugada política que “entrega al pueblo uruguayo” a las grandes corporaciones. La propuesta de reforma constitucional, sin embargo, alcanzó 208.395 de las 260.000 firmas exigidas por la Corte Electoral para llevar adelante un plebiscito, por lo que no prosperó.

    El boom de la pandemia

    El diputado Gustavo Salle mantiene una intensa actividad en la red social X (ex-Twitter) y acumula 94.000 seguidores. Búsqueda, en conjunto con Elina Gómez, analizó su comportamiento en esta plataforma entre el 2015 y el 2024. El estudio incluyó más de 46.000 publicaciones.

    Hasta la llegada del Covid-19 a Uruguay, las denuncias contra el Poder Judicial eran el motivo principal por el cual el actual diputado publicaba. Pero la tendencia cambió en 2020, año en el que la pandemia se instalaría como eje principal de su discurso y sus posteos. Así como el coronavirus marcó un aumento significativo del volumen de sus publicaciones, también aumentaron ese año sus referencias a la teoría del Nuevo Orden Mundial.

    Esta teoría afirma que una élite, conformada por las personas más poderosas del mundo, controla a la sociedad para su propio beneficio y domina la agenda política, mediática y educativa.

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    El 2020, además, fue el año en el que Gustavo Salle realizó más posteos, casi duplicando la cantidad del año anterior.

    La mayoría de los posteos más exitosos que realizó Salle se publicaron durante la emergencia sanitaria. El 81% de las publicaciones que generaron mayor interacción con otros usuarios fueron publicados entre enero de 2020 y abril de 2022, cuando Uruguay dio por finalizada la pandemia. Por otra parte, el 30% de sus posteos con mayor alcance giran en torno a la pandemia y la vacunación contra el Covid-19.

    El posteo con más interacciones en los últimos 10 años en la cuenta de X de Salle dice: “La plandemia es la mayor y más exitosa operación de psicología de masas. Su éxito no tiene precedentes. Logró que lo absurdo e ilegal fuera visto por la masa como verdad científica”. La crisis sanitaria no solo marcó un quiebre en su discurso, sino también en su estrategia en redes sociales. Salle pasó de hacer —sobre todo— posteos propios e independientes a priorizar la interacción con otras cuentas a través de comentarios y menciones.

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    El análisis realizado por Búsqueda también determinó que 14 de sus publicaciones con mayor alcance contienen críticas a la Coalición Republicana, 11 apuntan en contra del Frente Amplio y uno contra César Vega.

    Para el politólogo e investigador Camilo López Burián, el conspiracionismo que caracteriza al discurso de Salle “ha tenido distintas mutaciones, siempre en clave de amigo-enemigo, sosteniendo que hay alguien de afuera que nos está haciendo un daño y va a terminar con nosotros, que es una amenaza”. Entonces “la política es una forma de confrontación, es una lucha” contra ese “otro”. La lógica “antielitista” y el antagonismo entre “un pueblo verdadero” y una “élite corrupta transnacional” se pueden encontrar también en los discursos del primer ministro húngaro Viktor Orbán, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y hasta en grupos de ultraderecha alemanes.

    Un análisis de sentimientos —técnica que identifica si un tuit es positivo, negativo o neutral, basándose en el aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural— muestra que la mayoría de las publicaciones de Salle tienen un tono negativo. Sin embargo, en 2024, año en el que se postuló por segunda vez a la presidencia, se observa un cambio de tendencia y una leve disminución de este tono.

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    La “plandemia”

    El 13 de marzo de 2020, el Sistema Nacional de Emergencias declaró el estado de emergencia nacional sanitaria ante la aparición y la propagación del Coronavirus.

    Un año después, con la declaración todavía vigente y una campaña de vacunación en curso, Gustavo Salle convocó y encabezó una manifestación de carácter negacionista, en la que invitó a reunirse a todos quienes descreyeran de la existencia del coronavirus.

    Según datos difundidos por el Ministerio de Salud Pública (MSP) en 2021, tras realizar un estudio de efectividad de las vacunas contra el Covid-19, la reducción de casos de coronavirus a dos semanas de aplicarse la última dosis de la vacuna es de 59,93% en el caso de la Sinovac y de 78,05% en el caso de la que pertenece al laboratorio Pfizer.

    “Nos quieren esclavos, sojuzgados, nos quieren dominados, nos quieren entregados genéticamente a las corporaciones farmacéuticas”, sentenció Salle aquella tarde ante los congregados en la plaza Independencia, que se manifestaban en contra de las vacunas.

    Salle en plaza independencia.png

    Hasta el día de hoy, para hablar de la emergencia sanitaria, Salle utiliza el término plandemia. El nuevo diputado sostiene que tanto el Coronavirus como la crisis generada por la pandemia mundial fueron parte de un plan elaborado por la “élite internacional” para controlar a la sociedad.

    En cada oportunidad para declarar que tuvo durante la crisis sanitaria, el abogado alertó que la pandemia era un fenómeno “orquestado” por las grandes corporaciones en alianza con la Organización Mundial de la Salud y los científicos que le “mentían al pueblo”.

    El investigador Maximiliano Campana dijo a Búsqueda que los grupos de personas que sostienen y difunden teorías conspiracionistas atacan “sobre todo a los organismos más técnicos, como la Organización Mundial de la Salud, cuyos descubrimientos, normativas y directrices se basan en pruebas empíricas y en el método científico”.

    Actores políticos como Salle, que incorporan las conspiraciones a sus discursos, “llevan adelante una cruzada contra la ciencia”, que ven como “un discurso político de izquierda que busca dominar los cuerpos y determinar lo que uno debe decir, pensar o hacer”, señala el experto.

    Para el investigador Camilo López Burián, “esta discusión con la ciencia, con pensar que la ciencia está amañada por una élite corrupta” tiene un fuerte componente “antiiluminista” y es “antiprogreso”.

    Además, los expertos consultados por Búsqueda coinciden en la importancia de las crisis, sobre todo la que provocó la pandemia del Covid-19, para la expansión de teorías conspirativas y explicaciones alternativas.

    La socióloga Micaela Cuesta, coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de Argentina, señala que ante situaciones “excepcionales” como la pandemia, “las sociedades apelan a sus acervos más míticos, más irracionales para explicar fenómenos que se les presentan como extraordinarios”.

    La ciencia se ha dedicado a comprender y explicar el efecto de la pandemia en la adhesión a las teorías conspirativas. Un artículo publicado en la Revista española de investigaciones sociológicas en 2024, escrito por los académicos e investigadores Alejandro Romero-Reche Cristóbal y Torres-Albero, asegura que “el discurso de desconfianza expresado durante la crisis sanitaria, así como el rechazo y crítica a su gestión política, han generado una ventana de oportunidad” para la promoción y difusión del conspiracionismo. De la misma manera, un artículo editorial publicado en 2021 en la Revista internacional de práctica clínica de la medicina afirma que las “situaciones de crisis, miedo e incertidumbre aumentan la probabilidad de pensamiento conspirativo”.

    La lucha contra el “partido único”

    Nicolle Salle está de pie al costado de su asiento en la Cámara Baja del Palacio Legislativo, a pocos minutos de que comience la sesión preliminar del jueves 13 de febrero. Sonríe. La filma su padre, Gustavo Salle. Padre e hija acaban de estrenar su rol como parlamentarios. Han ingresado a la cueva de los “vende patria”.

    “Aquí estamos”, dice la voz del abogado, que, cuando da vuelta la cámara, también sonríe. Habla a la cámara frontal de su celular, apunta al micrófono que corresponde a su asiento en la cámara y dice: “Yo les voy a explicar algo. Cambiamos el megáfono por esto. Este será nuestro instrumento para traer aquí, al seno del Parlamento, todo lo que hemos hablado durante muchísimos años”.

    Desde su nuevo rol como diputado, Salle pretende “devolver la democracia al Parlamento, que es una cueva de impunidad”.

    Para el ahora legislador, el Frente Amplio y la Coalición Republicana no conforman el binomio oficialismo-oposición, sino que son parte de una misma fuerza política que denomina “Partido Único del Nuevo Orden Mundial”, contra la que solo su partido está dispuesto a “luchar”.

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    En agosto de 2024, en entrevista con el youtuber Darpa24, Salle explicó que “el país está dividido en dos: por un lado están los agendistas que entregan la soberanía nacional, los que gobiernan para las grandes corporaciones como UPM”, y del otro lado están “soberanistas” (seguidores e integrantes de Identidad Soberana) que defienden “los valores tradicionales”. Este mensaje se convirtió en el principal bastión de su discurso electoral y se ha trasladado —junto con él— al Parlamento.