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Página de Búsqueda de la edición del 1 junio de 1989
El resultado de la consulta popular es conocido: 85% por el Sí. Paliza.
A 35 años de aquel plebiscito, los uruguayos deberán votar a favor o en contra de una reforma constitucional vinculada a la seguridad social y las dudas sobre el desenlace van en aumento. Soy Guillermo Draper y esta es la sexta edición de Derrotero Electoral.
Una sorpresa
La propuesta de reforma constitucional en discusión tuvo un nacimiento un poco sorpresivo. Fue en parte una reacción a la sanción en el Parlamento, con votos oficialistas, a la reforma de la seguridad social.
Un año atrás, el 10 de agosto de 2023, la Mesa Representativa del PIT-CNT aprobó con 16 votos a favor, en 44, una moción de la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS) que planteaba una enmienda constitucional con tres premisas: eliminar las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP), establecer que no se pueda aumentar la edad mínima jubilatoria “más allá de los 60 años” y equiparar la jubilación mínima con el salario mínimo nacional.
Digo que fue una decisión inesperada, en aquel momento, porque la amplia mayoría del PIT-CNT, como marcan los números, no estaban de acuerdo en seguir ese camino. Y, sin embargo, discrepancias y desinteligencias entre Articulación (el ala moderada) y los comunistas, le entregó un triunfo fácil a los sectores más “radicales”.
Una vez aprobada esa moción, los comunistas, y con ellos buena parte de la central sindical, se cuadraron detrás de la propuesta y fueron desde entonces uno de los principales promotores de la recolección de firmas, primero, y ahora de la campaña.
Los impulsores de la consulta, que incluye a varias organizaciones sociales y a sectores del Frente Amplio, como el Partido Socialista, juntaron la cantidad de firmas suficientes para forzar un plebiscito a desarrollarse el mismo día de las elecciones nacionales. Aquí estamos ahora.
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La vicepresidenta Beatriz Argimón recibe las firmas para forzar el plebiscito
Mauricio Zina / Adhoc Fotos
Ensobrar o no ensobrar, esa es la cuestión
El tema es un dolor de cabeza para el Frente Amplio en este año electoral. Además de darle mucho margen al presidente Luis Lacalle Pou para que se meta en la campaña con la coartada de defender la reforma de la seguridad social, el contenido del plebiscito divide a los frenteamplistas. La mayoría de los dirigentes, en particular aquellos que respaldaron a Yamandú Orsi, hubiese preferido que el tema no existiera.
Al igual que en la instancia de recolección de firmas, el lunes 4 el Frente Amplio decidió dar “libertad de acción” a sus integrantes. En otras palabras, el que quiera que milite por la reforma y el que no, no.
Contar con el apoyo de al menos un partido parece clave para que un plebiscito tenga posibilidades de triunfar. En abril, Fernando Esponda escribió sobre el tema plebiscitos —porque, además de la seguridad social, habrá que decidir en octubre sobre la propuesta de habilitar los allanamientos nocturnos— para la diaria. El economista incluyó un cuadro que resume la dificultad de aprobar ese tipo de reformas sin respaldos partidarios y que reproduzco.
Este cuadro parece laudar la discusión. Sin que los sectores del Frente Amplio en su conjunto “ensobren” la papeleta del Sí con sus listas, el plebiscito estaría condenado al fracaso.
¿Caso cerrado? A juzgar por los movimientos de estos días y alguna conversación que mantuve con analistas, la respuesta es no.
Temas "simpáticos"
Firmá para no trabajar hasta morir.
Eso decía una pintada en los accesos a Montevideo mientras se desarrollaba la recolección de firmas para forzar el plebiscito sobre la seguridad social. Pienses lo que pienses de la propuesta a votación, y dejando de lado la exageración de su contenido, el mensaje prende. Y lo digo yo, que me encanta mi trabajo.
Los detractores del plebiscito enfrentan el problema de que hay premisas de la reforma que recogen “simpatía” en la población, dijo a Búsqueda el director de Factum, Eduardo Bottinelli. A modo de ejemplo, mencionó la equiparación de la jubilación mínima al salario mínimo nacional o establecer en 60 años de edad el acceso a la jubilación. El director de Opinión Pública de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar, coincidió con el análisis de su colega.
En mayo, la consultora Cifra dio a conocer los resultados de una encuesta en la que preguntó si estaban a favor o en contra de derogar la reforma de la seguridad social. El estudio mostró un 41% a favor de derogarla (es decir, a favor del plebiscito), un 37% en contra y un 22% sin posición definida.
La Usina de Percepción Ciudadana difundió los datos de una encuesta que realizó entre el 19 y el 22 de julio, según los cuales el 29% del electorado tiene una posición favorable a la iniciativa, el 33% no va a votarla y otro 33% no tomó todavía una decisión. Pero, claro, al preguntar sobre cada uno de los puntos incluidos en la papeleta del Sí, los datos son más alentadores para los promotores del plebiscito.
Hay un dato más que, creo, puede alimentar las expectativas del Sí. Un estudio sobre desigualdad y pobreza de los investigadores del Instituto de Economía de la Universidad de la República Verónica Amarante, Federico Scalece y Maira Colacce comparó la distribución “objetiva” de la pobreza con la “subjetiva”. Esto reflejaría que hay una preocupación alta por la situación económica de los mayores de 65, que no es tan consistente con los datos “objetivos”.
La “coalición gris”
Los opositores a la reforma tienen que dar explicaciones más complejas.
“Es un tema que fácilmente se lo puede catalogar como impopular (le estás pidiendo a la gente que trabaje más), la solución es complicada y el beneficio, poco tangible (a largo plazo y es superabstracto porque es la solvencia del Estado a futuro)”, me dijo, a modo de resumen, la socióloga Delmira Louis esta semana.
Basta ver que algunos detractores del proyecto advierten que este puede ser el Brexit uruguayo —una comparación dificilísima— para darle la razón a Louis. Otros fueron por el camino de hablar de un modelo “kirchnerista”, de ataque a la propiedad privada (al tomar los ahorros de las AFAP), mensajes que parecen más llanos, pero ni tanto.
Zuasnabar, que está en la etapa de pulido de su informe, dijo a Búsqueda que los opositores a la reforma deberían estar preocupados por la “desinformación” que hay respecto al plebiscito.
El oficialismo está en contra y su campaña sobre el tema está bastante centrada en cuestionar a la oposición. El foco parece ser desalentar el voto al Frente Amplio.
La “libertad de acción”, me decía un politólogo, hace que no esté claro para la población quién apoya qué en el Frente Amplio. La coalición de izquierda, además, prometió que, si gana el gobierno, llamará a un “diálogo social” para cambiar la reforma aprobada en la actual legislatura. Entonces está en contra de la ley, pero no está a favor del plebiscito, lo que dificulta posicionar un mensaje.
La candidata a vicepresidenta Carolina Cosse anunció el viernes que, al igual que Orsi, no votará a favor del plebiscito sobre la seguridad social. Aclarar qué piensan no es lo mismo que desplegar una campaña en contra.
El miércoles por la tarde fui a una charla en la Universidad Católica sobre la campaña electoral, organizada en conjunto con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y la Asociación Uruguaya de Ciencia Política. El número de analistas por metro cuadrado era altísimo.
En una ronda informal, algunos de ellos me dijeron que todavía es un final abierto. La estructura del PIT-CNT puesta a toda marcha y sectores frenteamplistas que apoyan pueden mover la aguja, coincidieron dos. La papeleta del SÍ aparecería en todos lados y habría un ensobrado de hecho. Sería una campaña muy cuesta arriba.
El politólogo David Altman, especialista en temas de democracia directa, cree que ni siquiera un plebiscito sobre las jubilaciones puede ser exitoso sin apoyos partidarios sólidos, me dijo esta semana. La historia lo marca. Reconoce, no obstante, que la “coalición gris” —por las canas— tiene fuerza para instalar esos temas y empujar a los políticos a que los apoyen. En su libro Direct Democracy Worldwide, Altman incluyó una foto tomada en 1994, cuando organizaciones de pensionistas buscaban presionar al Parlamento.
¡¡Somos más de 600.000 y votamos!!
Foto en el libro de Altman.png
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Las elecciones están cada vez más cerca y los distintos partidos navegan por realidades muy diferentes. El equipo liderado por la editora Victoria Fernández refleja la campaña del Frente Amplio, el Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido Independiente.
Y, como suelo decir, no todo es política. Si te gusta la ópera, el periodista de Cultura Javier Alfonso recomienda un festival en el Teatro Solís dedicado a Giacomo Puccini.