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La coalición republicana terminó la jornada con la foto de unidad y ánimo triunfalista
“Hoy me despojo de mi partido, me despojo de lo que fui y lo que soy para subir un escalón”, dijo el candidato blanco Álvaro Delgado en un acto conjunto con todos los líderes de la coalición republicana
Acto de la coalición republicana en la plaza Varela
Fue como si se hubiera abierto de pronto una válvula de escape. Y por ahí se fueron la tensión acumulada, el nerviosismo, la ansiedad, las peores sospechas. Antes de las 20.30, la hora señalada por los informativos para dar los resultados primarios de las elecciones con las proyecciones de las encuestadoras, en el búnker del candidato del Partido Nacional Álvaro Delgado era todo incertidumbre. Pero no era una expectativa amable, había caras de espanto, esa de ojos cerrados esperando el choque, la mala noticia. Sin embargo, cuando aparecieron los números en las pantallas, cuando los dirigentes y militantes blancos vieron que su partido había votado entre cinco y seis puntos más de lo que marcaban las últimas encuestas, hubo una explosión de alegría y alivio en el comando sobre bulevar Artigas. Hubo llantos, abrazos. “¡No vuelven más, no vuelven más!”, empezaron a cantar.
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En el piso de arriba, en las salas de reuniones del búnker de Delgado, se tomó con más calma la noticia. “Hubo aplausos. Nada más”, comentó a Búsqueda uno de los dirigentes blancos que estaba cerca del candidato. Y agregó: “Lo cierto es que cambió el favorito. Antes el favorito era Orsi, ahora ya no”. La mayoría de los dirigentes blancos se las agarraban con las encuestas, con la subestimación a la intención de voto de los nacionalistas. En diálogo con Búsqueda, la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, ensayó una explicación sobre la remontada en los porcentajes de votos blancos. Dijo que hubo una especie de rebeldía blanca que afloró a último momento en defensa de la gestión de gobierno.
Al filo de la medianoche, el paisaje blanco de bulevar Artigas se fue mezclando con otras banderas. Y se tornó multicolor. A dos cuadras del comando, en la plaza Varela, estaba el escenario listo para el acto conjunto de todos los líderes de la coalición. Era necesaria la foto de unidad para encarar el balotaje. En los parlantes sonaba fuerte la música de la película Rocky. Eye of the tiger, la eterna banda sonora del boxeo, del combate. Hubo un abrazo entre Delgado y el dirigente colorado Pedro Bordaberry justo en el momento de mayor épica de la canción. Y después, todos los socios de la coalición para arriba del escenario. Fueron pasando de a uno. El más entusiasta, el candidato colorado Andrés Ojeda, arengando al público al ritmo de Ciudad mágica, del artista argentino Chano. El menos entusiasta, el general Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, que no hizo ningún esfuerzo para ocultar su cara larga, molesta, de decepción por su magra votación.
“¡Buenas noches, uruguayos! ¡Buenas noches, coalición!”, comenzó Delgado su discurso. Habló por algo más de 20 minutos. Dijo que ahora empezaba “otra etapa”. Resaltó que la ciudadanía uruguaya dijo en las urnas que la coalición republicana “es el proyecto más votado del país”. Y valoró que esto fue así por cuarta vez: las dos primeras, en octubre y noviembre de 2019, la tercera cuando se refrendó la Ley de Urgente Consideración (LUC), y la cuarta en esta jornada electoral. Delgado saludó a su “amigo” el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, al que recordó como el artífice de la coalición. Aplaudieron todos en el escenario, menos el general Manini. El candidato blanco anunció que el lunes ya se juntarán todos los socios a planificar la campaña conjunta hacia el balotaje. “Hoy empezamos a armar el gobierno”, subrayó. “Hoy me despojo de mi partido, me despojo de lo que fui y lo que soy para subir un escalón. Paso de representar un partido a un proyecto político mayoritario en el país que le va a tocar gobernar”, agregó. Y se asumió “preparado” para “manejar el barco en aguas calmas y en aguas bravas”. “¡Vamos, capitán Delgado!”, gritó alguien del público. Con la bandera uruguaya en la mano, el candidato recordó al difunto Jorge Larrañaga y lo citó con su célebre grito de guerra: “¡Hay orden de no aflojar!”. “¡Viva el Uruguay, viva la coalición!”, cerró Delgado. Y empezó a sonar a todo volumen una canción de La Vela Puerca que desató un pogo multicolor. “Ahora vuelven a volver llenos de vida, llenos de magia”, retumbó en la plaza Varela.