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    ¿Una elección estable y volátil?

    Sanguinetti, Batlle, Lacalle (Herrera o Pou), Vázquez, Mujica.

    Hay apellidos en la política uruguaya reciente que se explican solos. Su influencia en el rumbo que siguió el país lustro tras lustro es evidente. Por primera vez desde el retorno a la democracia, ninguno de ellos competirá por la Presidencia de la República.

    Esta instancia electoral completa un proceso de recambio que tuvo un pico en 2019 y que, muy uruguayamente, bajó ahora en intensidad.

    Soy Guillermo Draper y esta es la cuarta entrega de Derrotero Electoral.

    Una solidez absorbente

    En mi primera newsletter, te conté que llevo casi 19 años como periodista en Búsqueda. La de 2019 fue mi segunda elección como editor de Política, la tercera en la redacción. A la hora de liderar la cobertura de aquel proceso, un tema me preocupaba más que ninguno: la dificultad de entender qué magnitud podría tener Cabildo Abierto. Era un partido nuevo, liderado por dirigentes que, en su amplia mayoría, no habían ocupado lugares de primera línea en la vida política uruguaya. Los estudios de opinión daban señales de que algo pasaba. Y yo sentía que ahí estaba mi punto ciego.

    El ciclo electoral anterior estuvo repleto de novedades. Cabildo tuvo una votación muy buena; Juan Sartori sorprendió a todo el Partido Nacional postulándose de la nada y terminando segundo en la interna; aunque su resultado decepcionó, compitió con fuerza el Partido de la Gente (sí, parece que fue en un pasado remoto, pero Edgardo Novick fue candidato a presidente e integró la actual coalición oficialista), y el Partido Ecologista Radical Intransigente obtuvo una banca y más votos que el Partido Independiente.

    El sistema de partidos uruguayo mostró solidez. Tuvo la flexibilidad suficiente para incorporar nuevos jugadores y logró canalizar descontentos por vías institucionales. La literatura dice que esta es una característica positiva de nuestro sistema, como me explicó la socióloga Delmira Louis esta semana.

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    Manini al aceptar, por primera vez, ser precandidato presidencial de Cabildo Abierto.

    Manini al aceptar, por primera vez, ser precandidato presidencial de Cabildo Abierto.

    Esa absorción del descontento quedó reflejada en la aparición de Cabildo y de otros partidos que llegaron al Parlamento —un récord de siete—, y por la migración de votos entre colectividades políticas de una elección a la siguiente, lo que en Ciencia Política se llama volatilidad electoral.

    Uno de cada diez

    Antonio Cardarello, Diego Luján y Nicolás Schmidt publicaron en 2022 un artículo titulado “Uruguay en el fin del ciclo progresista: un análisis del proceso electoral del 2019”, en el que profundizan sobre el fenómeno de la volatilidad, que se mide a través del Índice de Pedersen.

    Tomo este gráfico de su trabajo, que analiza esa volatilidad en las elecciones de 1942 a 2019. Resumido en una frase: la media de volatilidad para el período analizado muestra que “uno de cada 10 electores cambia de preferencia de voto [es decir, de partido] de una elección a la siguiente”. Es relativamente baja en comparación con otros países.

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    Algunos puntos interesantes que marcan los autores a partir de los datos. El “pico histórico” de volatilidad ocurrió en 2004, cuando el Frente Amplio llegó al gobierno nacional por primera vez. Tiene sentido y muestra una correlación positiva entre crisis económica y volatilidad electoral: el Partido Colorado se desplomó en comparación con 1999, los blancos tuvieron su mejor votación y la coalición de izquierda arrasó.

    El menor valor del índice ocurrió en 2014. En esa elección, el Frente Amplio, como te conté en “El costo de gobernar”, repitió el gobierno con un porcentaje de votación apenas 0,3% menor que cinco años antes.

    Una aparente calma

    En 2014, parecía claro que Jorge Larrañaga sería el ganador de las internas. Como yo era editor y tenía libertad de acción, por decirlo con un término que exploraré en próximas entregas, me fui al hotel céntrico en el que el candidato y su equipo esperarían los resultados. Puesto a elegir en qué sede esperar el desenlace, pensé que jugaba a ganador. A medida que circulaban datos extraoficiales adversos al sanducero, resolví levantar campamento e ir a otra sede. (Espero que no me juzgues por esta “veleidad”, es que me gusta ser testigo de la historia).

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    Lacalle Pou y Larrañaga en la campaña presidencial de 2014.

    Lacalle Pou y Larrañaga en la campaña presidencial de 2014.

    El triunfo de Luis Lacalle Pou en la interna de ese año fue una señal precoz de cambio de ciclo, según el director de Factum, Eduardo Bottinelli. El sistema de partidos procesó el cambio más fuerte en 2019. “Pasamos por ese proceso de shock, de cambio y ahora parece haber una etapa de consolidación”, nos dijo a la editora de Política, Victoria Fernández, y a mí en una entrevista que le hicimos en abril en Búsqueda.

    No parece que octubre nos depare una sorpresa como la de Cabildo; si acaso, algunos cabildantes temen que las nacionales los decepcionen. Como te decía la semana pasada, a los partidos nuevos les cuesta repetir su éxito inicial, por más que Guido Manini Ríos dijo a Búsqueda en una entrevista esta semana que su objetivo base es repetir los tres senadores que consiguió en 2019. En su equipo saben que el camino es cuesta arriba.

    Esta es la primera presidencial para Yamandú Orsi, Álvaro Delgado y Andrés Ojeda, y la segunda de Manini. No están los apellidos que mencioné al comienzo de este texto y, sin embargo, es un período electoral que parece cerrar una transición iniciada cinco años antes. Quizás es otra señal de que los partidos importan.

    Esa aparente calma no necesariamente implica que haya baja volatilidad electoral. Las encuestas hasta junio mostraban que el Frente Amplio tiene un potencial de crecimiento de al menos seis puntos en comparación con 2019, mientras que Cabildo arriesga a caer un poco y el Partido de la Gente desapareció. Las barreras entre blancos y colorados parecen bajas, así que por ahí puede haber un trasiego de votos.

    Si esas tendencias se concretan, la volatilidad podría estar por encima de la media histórica de 10 puntos. Y eso no necesariamente implicaría un cambio de signo político en el poder. Esto se debe, en parte, a que la Coalición Republicana todavía no es un partido, como te escribí en la primera edición de este intercambio, sino un conjunto de socios. Mientras que el Frente Amplio puede tener flujo de votantes entre sectores, pero los votos quedan dentro del partido.

    ¿Sin punto ciego?

    El 2024 parece ser de estabilidad. “Seguir en la misma línea [que en 2019] significaría un cambio ya radical, es decir, en que la renovación pasa a ser casi que constante”, opina Bottinelli. Pareciera que Uruguay no aguanta dos shocks seguidos, con lo bueno y lo malo de ser una sociedad amortiguadora.

    Iba a terminar con esa idea de la estabilidad, sin mayores sorpresas. No hay un “punto ciego” en el sistema de partidos este año y la duda es cuál será el desempeño de los jugadores que están en la cancha por primera vez, pero que no son del todo ajenos.

    Entonces recordé lo que me dijo un colega de Australia mientras estábamos en una beca del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo en la Universidad de Oxford y me dio miedo descartar de plano el tema del punto ciego. “As they say: ‘You don’t know what you don’t know’”. *

    *Va traducción informal: “Como dicen: “No sabes lo que no sabes”.

    Antes de dejarte, las recomendaciones habituales

    Esta mirada de la campaña se alimenta, en parte, del trabajo que desarrolla el equipo de Búsqueda sobre el proceso electoral. Si querés leer nuestro contenido, suscribite acá. Esta semana, te recomiendo la entrevista que le hicimos en vivo al candidato Guido Manini Ríos en el ciclo Desayunos Candidatos de Búsqueda. El periodista Federico Castillo escribió sobre la situación en Artigas y las dificultades del Partido Nacional, hasta el momento, de encarar su campaña.

    Y, como suelo decir, no todo es política. Va recomendación doble: los editores Ismael Grau (Economía) y Silvana Tanzi (Cultura) lanzaron sus propias newsletters. Las encontrás aquí y aquí.