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Una silla de madera incrustada entre chapas, el marco roto de un cuadro, pedazos de hojalata doblados, una pala de albañilería, palos de madera dentados, restos de un embudo aplastado, la pata tallada de una cama vieja, alambres torneados, un trozo de barril de hierro, guardabarros, capós, puertas y paragolpes de autos, neumáticos cortados en tiras, una nariz toscamente tallada en madera. Desechos, chatarra, porquerías, cachivaches: esa es la materia prima de Chapas, tintas y otras yerbas, muestra de Javier Abdala y Pedro Dalton, de lo más interesante en la cartelera estival, abierta hasta el viernes 16 en Fundación Unión (Plaza Independencia 737, lunes a viernes, de 11 a 19, entrada libre).
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Este cambalache vuelve a la vida en las instalaciones de Abdala, colgadas en las paredes. De fondo, afloran los dibujos a tinta de Dalton. En esta fusión de collage y trazo cobran forma una serie de retratos de personajes ficticios y reales, como el de Amy Winehouse (foto) con el pelo hecho de las gomas de camión que Abdala, artista plástico de larga trayectoria, encontró tirados en una ruta. Se destaca también una especie de calamar humano que domina una de las paredes de la sala.
Su técnica de tallado en madera con sierra eléctrica confiere rusticidad a estos “ensamblajes”. Dalton, en paralelo a su carrera como músico y poeta, es desde su adolescencia dibujante. En 1985, con menos de 20 años, ilustró la portada del primer disco de Los Estómagos (Tango que me hiciste mal), y hace poco ilustró una preciosa edición de Cuentos de amor, locura y muerte, de Quiroga. A las obras en conjunto con Abdala, Dalton suma un notable bestiario con morsas, rinocerontes, monos, elefantes, toros y pájaros ataviados con trajes humanos y en toda la gama de grises.