Después de varias temporadas de presentaciones en teatros y boliches de la ciudad, el trío Hagopián-Irigoyen-Arenas plasmó su original trabajo en un disco, su álbum debut, publicado por el sello Perro Andaluz.
El disco combina poemas recitados por José Arenas y canciones tangueras a cargo del cantante Gonzalo Irigoyen y el pianista Álvaro Hagopián
Después de varias temporadas de presentaciones en teatros y boliches de la ciudad, el trío Hagopián-Irigoyen-Arenas plasmó su original trabajo en un disco, su álbum debut, publicado por el sello Perro Andaluz.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCompuesto por el pianista Álvaro Hagopián, el cantante Gonzalo Irigoyen y el poeta y performer José Arenas, este trío combina canciones extraídas del repertorio tanguero rioplatense, ensanchado, por ejemplo, por una pieza de La Trampa, y poemas escritos y recitados por Arenas, poeta y narrador con un par de décadas de camino en las letras uruguayas.
El formato piano y voz es explotado al máximo por los dos experientes músicos, que logran una notable intensidad expresiva, sostenida en la gran voz de Irigoyen, llamado a ser un protagonista del tango local, y los inspirados y potentes arreglos de Hagopián.
El disco lleva el nombre del célebre tango de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo, el segundo en la lista, detrás de El montón, de Castillo y Osvaldo Avena.
El repertorio contiene piezas contemporáneas como Porteñesa rea, de Daniel Hugo Piazzolla y Horacio Ferrer, y Dulces tormentos, una canción de la banda uruguaya de rock La Trampa, compuesta por Garo Arakelián sobre un poema de Alejandra Pizarnik e incluida en su primer disco, Toca y obliga.
Astor Piazzolla está presente en La bicicleta blanca, pieza tanguera en la línea de Balada para un loco, con letra de Horacio Ferrer, recitada con garra y corazón por Arenas. Él y Hagopián firman una canción original, Vals del 95, que evoca un amor de juventud en una esquina montevideana.
Entre canción y canción, el poeta alterna textos propios con poemas de Borges (El puñal), Horacio Ferrer (Credo de amor en tango) y Alejandro Dolina (Que nadie se entere).
Borges también aparece en el tremendo texto de Milonga de Albornoz: “Un acero entró en el pecho / Ni se le movió la cara / Alejo Albornoz murió / Como si no le importara”.