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    “Argentina es una amenaza” para el sector cárnico uruguayo por posible cambio de reglas de juego y recesión económica

    El presidente de Inac, Federico Stanham, informó que ese organismo planteó al gobierno ampliar las cuotas de exportación de carne en Europa y reducir aranceles en Corea

    Redactor Agro de Búsqueda

    Así como la política del gobierno argentino de restringir las exportaciones de carne vacuna benefició en la última década a los exportadores de Uruguay, al tener menos competencia en el mercado internacional, el posible cambio de esas reglas de juego y una eventual recesión económica que reduzca el consumo de ese producto por los argentinos implican “una amenaza” para el sector cárnico local.

    Así lo advirtió a Campo el actual presidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Federico Stanham, quien además dijo que “Paraguay ya supera a Uruguay en volumen de carne exportada”.

    Inac planteó al gobierno mejorar las condiciones de acceso de la carne bovina en algunos mercados, mediante una ampliación de las cuotas europeas, Hilton y 481, un tratamiento preferencial en Estados Unidos y en Canadá para cortes cárnicos diferenciados, libres de antibióticos y de hormonas, y una rebaja arancelaria en el ingreso a Corea del Sur, informó.

    Respecto a la discusión por el precio del ganado entre ganaderos e industriales ese funcionario sostuvo que no se debe dar en la junta directiva de ese organismo. La gestión política y técnica “estaba paralizada” por ese tema, argumentó.

    Para Stanham, que asumió en marzo pasado en reemplazo de Alfredo Fratti, el crecimiento del precio de la carne exportada “se frenó” y es necesario “revisar” algunos temas, como la distribución de la renta en el sector y la composición accionaria de la industria frigorífica.

    Manifestó que “no es buena” la concentración de las exportaciones en un mercado, como ocurre ahora con China, porque “se desatienden” otros mercados.

    A continuación un resumen de la entrevista.

    ¿Cuáles son las prioridades de su gestión en Inac?

    –Los lineamientos fueron muy claros en cuanto a un marco conceptual y queda totalmente librado a mi impronta personal el estilo en el cual eso se lleva a la práctica.

    El lineamiento central es que la ganadería es el principal sector histórico de la economía y lo seguirá siendo. Aunque hay otros muy relevantes en su impacto económico, social, productivo y tecnológico similar a la carne, como la pulpa de celulosa y la soja, pero termina siendo siempre la ganadería la actividad más importante.

    La posición que alcanzó Uruguay a escala internacional está bien consolidada, el camino está trazado, hay que profundizar eso para hacerlo más sostenible y mejorarlo. Pero el sector precisa consolidarse hacia adentro y construir un complejo cárnico.

    ¿Tratará de evitar que los temas en la junta del Inac se discutan por meses o años?, ¿establecerá plazos para definir y ejecutar algunas medidas?

    –Eso puede interpretarse como que antes no se era ejecutivo. Creo que el Inac es un organismo ejecutivo en lo operativo, la prueba está en que es un referente en estos temas en el país y en el exterior.

    Nadie pone en tela de juicio, ni en Uruguay ni afuera, cuando el Inac divulga un dato estadístico. Es absolutamente sólido y consistente. Además de ejecutivo, porque la información está al día siempre y de buena calidad.

    Me refería a que en algunos temas como el precio de la hacienda llevó a discusiones de años y no se llegó a una solución.

    –Ese tema no se podía seguir discutiendo en la junta del Inac. Estoy convencido de que el precio de la hacienda no puede ser discutido en esta instancia porque no tiene sentido.

    A lo que llevó esa discusión durante casi un año es a una situación de trincheras. Estaba paralizada la gestión política de la junta en ese tema. Y también estaba paralizada la gestión técnica porque no se podía hacer nada. Había una parálisis. No se movía para ningún lado.

    Lo que se hizo fue resolver con un crédito que me dieron todas las gremiales que integran la junta, y una propuesta de trabajar más con las expectativas y las estrategias de mediano plazo necesarias para el sector y sacar ese tema de la discusión. Eso fue de recibo y comprendido. Con una cuota de crédito, que por un tiempo lo tengo y que en algún momento se hará un reclamo. Si no se resolvía rápidamente el Instituto estaba paralizado.

    Si el precio del ganado no se discute en el Inac, entonces ¿dónde será tratado?, ¿en el Poder Ejecutivo?. El tema sigue siendo planteado por los dirigentes ruralistas, que no advierten una justificación para la baja en el valor del ganado, porque el ingreso promedio de exportación no cayó.

    –Tenemos muy claro que para los frigoríficos el precio de la hacienda es el principal costo. Y que para el productor ganadero el ingreso por la venta de sus productos representa un altísimo porcentaje de sus entradas. Pero esa discusión no se puede dar en la junta del Inac porque es estéril.

    No se puede fijar administrativamente un precio por la hacienda. Eso es un lineamiento del Ministerio de Ganadería.

    -Entonces, ¿qué hacer?

    El sector cárnico cambió para bien en los últimos 15 años, durante ese lapso aumentó el precio de exportación y en consecuencia, también el valor de la hacienda. Cuando se está en la curva ascendente de precios uno trata de captar ese crecimiento de la mejor manera posible, pero no se miran hacia la interna del negocio determinados aspectos que resaltan cuando los precios no crecen.

    En un momento, cuando el precio crece, por ahí no es tan relevante discutir cómo se reparte la renta. Como los precios están en una meseta, ahora esos temas empiezan a ser importantes.

    Simultáneamente se dan otros procesos, que es cómo se transforma la propiedad accionaria de la industria frigorífica, que también es una variable importante. Cuando se frena el crecimiento de precios (de los productos) empieza a ser necesario revisar esta situación.

    Si vamos a defender a un sector ganadero consolidado, tecnificado y fuertemente exportador, el tema de cómo se distribuye la renta es relevante. Porque si lo dejamos librado al azar vamos a tener fluctuaciones en cómo se distribuye, que en algunos períodos favorecerá a los productores y en otros a los frigoríficos, lo que generará, a su vez, grandes fluctuaciones que debilitarán la presencia en los mercados.

    Porque en algún momento el productor se desestimula y achica su producción y en otro, aumenta su actividad. Como son procesos que llevan años, cuando se achica (el rodeo) después cuesta recomponerlo. Eso lo tenemos que evitar.

    No tengo la respuesta y para eso tenemos que trabajar. El desafío es que esta confrontación entre el productor y la industria se transforme en una oportunidad y no en una amenaza.

    Reconozco que es una amenaza porque puede generar que haya un período de liquidación y que luego costará años recomponer el stock. Pero es una oportunidad para consolidar al sector.

    El ganadero no tiene un mercado de Chicago o una licitación de Fonterra para tomar una referencia internacional en cuanto a precios. Pero hay valores que publica el Inac sobre el ingreso de exportación u otros que pueden servir de guía para negociar precios por el ganado.

    –Totalmente. El tema es cómo se forma el precio internacional y cómo se organiza el sector industrial para distribuir ese precio en las distintas cadenas de valor.

    La soja y otros granos son productos poco elaborados y poco diferenciados por los cuales se fija un precio en un mercado transparente con muchos actores, hay mercados de futuros y de fletes. Es muy transparente y se regula con información que es pública e incluso, se puede especular con el precio futuro de los granos.

    Eso no existe en la carne. Es totalmente diferente en cómo se forma el precio y no es comparable.

    En la lechería la formación de precios es distinta a la de la soja, y no hay un mercado tan transparente, pero los valores de la licitación de Fonterra se toman como referencia.

    Hacia la interna el sector lácteo está organizado de una manera muy particular, con una integración vertical mucho mayor que los sectores cárnico y sojero. Hay un acuerdo entre el que produce, el que elabora y el que exporta. Se pueden fijar estrategias de mediano plazo, de contingencias y esto tampoco existe en la carne.

    El sector arrocero también tiene un convenio entre industriales y productores que establece las pautas en cómo se distribuye la renta.

    Se podrían tomar distintos elementos de esto y ver si los integrantes del sector están dispuestos a trabajar en ese sentido. Sería bueno buscar cuáles son los elementos que podrían atenuar las enormes fluctuaciones que hay en períodos en que la mayor parte de la renta queda en la industria, perdiendo plata el productor. O cuando la situación es la inversa.

    ¿Para usted es básico que haya un acuerdo entre el industrial y el ganadero o la solución es un mercado de futuro para la venta de ganado?

    –No tengo ningún preconcepto. El sector tiene que ir encontrando una fórmula.

    Hoy existen distintos tipos de acuerdos que fijan algunas reglas de cómo se distribuye la renta. Son acuerdos entre algunos productos, con algunas plantas de faena o por algunos productos. Hay corrales donde la operación es compartida entre el productor y el frigorífico. No todos (los ganaderos) tienen acceso a integrarse a ese tipo de acuerdos.

    Esos convenios son para productores más sofisticados, por lo que dejan afuera a un grupo importante de ganaderos.

    El tema es hasta dónde está dispuesto a llegar el sector. Todos tienen que ser conscientes de que pasamos un ciclo de crecimiento, de conquista de mercados y precios. El crecimiento de precios se frenó, no digo que vaya a bajar pero está estabilizado.

    ¿Cuáles son las amenazas?

    –Para eso hay que analizar dónde está creciendo la demanda de carne. En China, en otros países de Asia y en algunos de África. El resto del mundo desarrollado crece poco.

    Y en la oferta del producto, los principales competidores, como son Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, no están aumentando su producción.

    En esos países no se ve un aumento significativo de oferta, pero en otros sí, como en Paraguay, que ya supera a Uruguay en volumen de carne exportada y tiene capacidad para crecer.

    Argentina, que es la gran incógnita, en cuanto los actores vean que cambian las reglas de juego habrá un estímulo para la producción. Ese país ya demostró en otros períodos que es capaz de aumentar en un millón de cabezas por año su stock ganadero. Tiene 40 millones de habitantes y un consumo de carne per cápita mayor al de Uruguay.

    Un período recesivo en la economía argentina, que podría pasar, significa que por cada kilo de carne que deja de consumir el argentino se liberan 40.000 toneladas de carne al mundo.

    Hay expectativas de que cambie la política económica (en Argentina) y si se le agrega un posible reacomodo económico, con un período recesivo de consumo (en ese país), en poco tiempo puede haber 40.000, 80.000 o 120.000 toneladas en el mercado internacional. Argentina es una amenaza.

    Países que producen carne vacuna y buscan los mismos nichos que Uruguay van a aumentar su producción.

    Mercados

    ¿Qué está haciendo el Inac para mejorar el acceso de la carne en los mercados? ¿Hizo alguna propuesta concreta al gobierno en ese sentido?

    –Hay un trabajo coordinado en el que intervino el Inac con los Ministerios de Ganadería y de Relaciones Exteriores. Lo que se planteó en la junta fue hacer un listado detallado de las tareas de acceso de mercado que se requieren. Esto implica mirar un determinado país o bloque y una determinada cuota o hasta un producto.

    Tenemos decenas de planteos, como el aumento de la cuota Hilton. Es un relevamiento que se hizo a partir de gestiones que están en marcha, y otras iniciativas que aportaron las asociaciones de la industria frigorífica. Tenemos un memorándum preliminar que entregamos al Ministerio de Ganadería para determinar las acciones a seguir. Ese documento está siendo discutido en la junta para hacer eventuales ajustes o agregados.

    ¿Cuáles son los principales planteos?

    –Los planteos más importantes se refieren a ampliar o mejorar las condiciones de acceso en las cuotas europeas, Hilton y 481.No se pidió un volumen específico.

    En el caso de Estados Unidos se pretende un tratamiento preferencial para las carnes diferenciadas, que son producidas con vacunos alimentados a pasto, sin el uso de antibióticos y sin hormonas, con trazabilidad. Planteó algo similar para el mercado de Canadá.

    En algunos mercados abiertos recientemente se propuso trabajar en ampliar el tipo de productos y rebajar aranceles aduaneros, como el caso de Corea del Sur.

    Algunos mercados, cuya apertura fue reclamada por los exportadores durante años, como México y Corea, actualmente están abiertos pero son pocos los negocios concretados.

    –En el caso del mercado coreano hay un problema de aranceles para ingresar, que es de 40%. Y por ahora los productos cárnicos habilitados no son todos. Es muy difícil hacer negocios con Corea, porque el costo de acceso es muy alto y otros países acceden con ventajas arancelarias, en comparación con Uruguay. No obstante, hay algunos exportadores que están haciendo algunos negocios incipientes en ese mercado.

    En México, la tasa arancelaria es baja, de 7% y sin embargo, según los exportadores, los precios no son atractivos en relación con otros países. Igualmente, hay una corriente exportadora con algunas colocaciones.

    Este es otro tema en que se tiene que dar una discusión estratégica, porque necesitamos abrir los mercados, cuidarlos y atenderlos. No les puedo decir a los exportadores que vendan ganando menos que en otros mercados. Es un tema que es necesario analizar.