¿Cómo analiza la actualidad del sector forestal?
El sector está muy fuerte, muy consolidado. Con la inversión de UPM pasamos a tener tres plantas de celulosa, con una producción de casi 5 millones de toneladas anuales. Además se han ido expandiendo las industrias de aserrado y debobinado, lo que consolida mucho al sector. Son industrias complementarias, lo diversifican y le dan mucha madurez al rubro.
Se anunciaron varias plantas, varias industrias, la segunda planta de Lumin en Cerro Largo, en Treinta y Tres la de AF y también la de Garnica, la ampliación y construcción de línea de CLT de Alboreal, y un aserradero en Rivera, que fue montado este año y comienza a trabajar en breve.
En materia de mercados fue un año difícil para cualquiera de las industrias. El precio de la celulosa a nivel mundial llegó a un piso, pasando del entorno de los US$ 1.100 a US$ 400 por tonelada; ahora se está recuperando y está cerca de US$ 600 por tonelada.
En los productos de la industria del aserrado y debobinado, en términos generales, los compradores de Estados Unidos y Europa están con inventarios altos y los precios son bajos. Eso hizo que se exportara aproximadamente 20% menos. Por eso no fue un año fácil.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el sector?
Hay un tema, que son las nuevas regulaciones que en los últimos dos años se han propuesto, mediante distintos proyectos de ley. Muchos de ellos carecen de un sustento técnico acorde, y esa es una amenaza a las inversiones, a las nuevas y a las existentes.
Desde la SPF hacemos un trabajo muy fuerte en informar a autoridades y políticos sobre los diferentes proyectos de ley que se presentan, explicando cuál es su alcance técnico. Entiendo que en muchos casos exista cierto desconocimiento, porque tanto autoridades como legisladores están en muchos temas, lo cuál hace difícil poder entender todas las implicancias de los mismos para saber si apoyarlos o no.
Esto en cierto modo termina restringiendo el crecimiento. Como consecuencia de algunos de esos cambios normativos La Dinacea (Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental) ha cambiado la clasificación de los proyectos forestales, requiriendo autorizaciones especiales a replantaciones de bosques. En algunos casos esto está teniendo efectosretroactivos sobre inversiones que se hicieron bajo otras normas.
Si un inversor viene a comprar un campo tendrá que chequear si no está en alguna de esas capas que definen zonas de conservación, donde no se puede plantar, de lo contrario podrá tener problemas a la hora de forestar.
El nuevo inversor quiere saber de antemano a qué se enfrenta, y en la mayoría de los casos no quieren invertir cuando los cambios en las normas implican mayor riesgo. Es un poco complejo y se transforma en una amenaza para el sector. Es un tema que le hemos hecho saber a las autoridades.
Es muy importante que las normas y reglamentaciones sean claras y estables en el tiempo, es lo que ha caracterizado y caracteriza a Uruguay en el momento de recibir nuevos inversores.
¿Encontraron receptividad en esas negociaciones?
La verdad que puntualmente en este tema vamos avanzando lento, se ve un poco estancado. Ellos tienen una postura tomada, pero confiamos en que comprendan estas complejidades de las que hablamos y podamos mejorar este sistema.
¿En que se basa esa postura?
Lo plantean desde el punto de vista de la conservación de los recursos naturales. Estoy totalmente de acuerdo en que hay que conservar y cuidar los recursos naturales. Nadie más que el sector forestal ha trabajado desde un principio en ese sentido.
Un ejemplo son los procesos de certificación voluntaria en los que ha entrado el sector forestal, cuando nadie hacía nada de esto. Estoy hablando desde los inicios de la actividad en los años 90. Son certificaciones desde el punto de vista ambiental, social y económico.
El aspecto ambiental abarca suelos, agua, la fauna y la flora. Este es un sector que cuida mucho el medioambiente. La pata social, es tanto hacia adentro de las empresas, con aspectos de seguridad de los trabajadores y salud ocupacional, así como hacia afuera de las mismas, con las comunidades circundantes a las plantaciones.
Por otra parte, la Ley Forestal prohíbe la corta de bosque nativo, y la nuestra es una actividad que protege ese recurso. Desde la creación de esa ley el bosque nativo ha crecido de forma exponencial, es un indicador de la protección que se le da, así como el efecto que ejercen las plantaciones forestales, sacándole presión a la corta del mismo.
Entiendo que en la medida que un sector crece, como ha crecido el forestal, las reglamentaciones también hay que adaptarlas, pero otra cosa es transformarlas en restricciones. ¿Por qué hay que restringir algo que funciona bien? No lo entiendo. Y lo más preocupante de esos cambios normativos es su escaso respaldo técnico.
Por ejemplo: los suelos 2.11b, que fueron desde el inicio 100% de prioridad forestal, que son suelos de muy baja productividad para cualquier otra actividad , con el tema de las capas de conservación quedan casi en un 100% restringidos de forestar.
¿De qué área estamos hablando?
Si superponemos todas las capas de conservación que se plantean y las que tienen otros tipos de restricciones ambientales, de las 3 millones de hectáreas remanentes de prioridad forestal , quedaría solamente 1 millón de hectáreas. El impacto es enorme si esto se aprueba como se propone. Sería una mala señal para el sector.
A esto se le suma el proyecto de ley sobre la preservación del campo natural, que va en el mismo sentido, y afecta a todos los sectores productivos. Por eso estamos trabajando con otras gremiales para dar a conocer nuestra postura y los aspectos técnicos que la sustentan.
¿Hay superposición de las normas nacionales y departamentales?
Sí, totalmente. Las intendencias van por otro lado, tienen sus normas y directrices departamentales que son independientes de la reglamentación nacional.
Pero ha habido experiencias buenas como lo que se logró luego de los incendios de la temporada 2021-2022. Allí trabajamos en conjunto con la Dirección Forestal (DGF), la Dirección Nacional de Bomberos (DNB), el Sistema Nacional de Emergias y la Dinacea, y logramos un acuerdo basado en que lo más importante para la prevención no es las distancias internas sino mantener limpios los cortafuegos.
Si a un cortafuego le das 5 metros más o menos, en incendios como los que hubo no cambia el resultado. La diferencia radica en si el cortafuego está sucio o limpio, porque es lo que posibilita que se propague más o menos el fuego. Si en un incendio el fuego pasa de un lado a otro de una ruta nacional, poco puede cambiar que un cortafuego sea un poco más ancho.
¿Cuánto tiempo más puede llevar estas negociaciones?
De nuestra parte estamos analizando aspectos técnicos y legales, porque muchas de estas propuestas podrían tener aspectos anticonstitucionales. Estamos haciendo las consultas del caso con la Dinacea. No sé cuánto tiempo nos puede llevar esto.
El tema de las medidas de prevención de incendios nos llevó más de un año, y en esta estamos desde principios de año. Ojalá podamos llegar a un resultado racional en breve.
¿Cómo es el vínculo con el Ministerio de Ambiente?
El vínculo con el Ministerio de Ambiente, desde el lado de la aprobación de las autorizaciones ambientales exige mucho diálogo, ya que la legislación ha cambiado mucho y solo aplica algunos sectores del agro.
Sumado a todo esto, hay una norma aprobada en diputados para que el bosque nativo pase de la DGF al Ministerio de Ambiente (que tiene media sanción en el Parlamento), y eso para nosotros tiene dos problemas grandes. Uno es que la DGF ha gestionado muy bien este recurso, a los hechos me remito, porque el monte nativo ha venido creciendo, y es un caso único en toda América Latina. La DGF gestiona y la Dinacea controla. Si se trasladara la gestión a la Dinacea, ¿será juez y parte?
Y otro tema es que no se puede separar el bosque nativo de las plantaciones. El Registro Nacional de Bosques es uno solo, y está en la DGF. ¿Pretenden hacer dos registros? ¿O también se va a trasladar a Dinacea el Registro Nacional de Bosques?
¿Qué área proyectan para el año que viene?
Probablemente siga en el mismo nivel, tal vez aumente un poco por la segunda planta. Pero cuando una empresa de este tipo empieza a pensar en construir una planta ya proyecta cuáles van a ser sus necesidades para el correcto suministro de la planta.
También hay que tener en cuenta que el alto porcentaje de plantaciones son reforestaciones, o sea campos que se cosechan y se vuelven a forestar, por lo tanto ahí no hay un crecimiento de área. No creo que el área aumente en más de 15.000 hectáreas en un año.
¿Cómo es el nivel tecnológico y de mano de obra del sector forestal en Uruguay?
Estamos en el mejor de los niveles, tanto en tecnología, como en el avance de la genética, maquinaria, prácticas de manejo y demás. Estamos posicionados como en el primer mundo. Es un sector de punta.
Y en recursos humanos lo mismo, los trabajadores están en muy buenas condiciones, con todos los elementos de seguridad necesarios, entrenados, cumplen con las horas y descansos legales.
¿Cómo es el impacto social en las poblaciones de las zonas forestales?
Desde el punto de vista social el sector trabaja hacia dentro de las empresas, pero también hacia fuera, con las comunidades cercanas. Siempre es una regla priorizar la generación de mano de obra a las localidades circundantes. Las empresas grandes que están instaladas en determinadas zonas lo tienen como un punto fundamental. Se ve claramente que los pueblos de esas zonas forestales tienen un dinamismo muy importante.
¿Cómo ha impactado el tipo de cambio en el sector?
Muy mal. Estamos con un costo país muy alto. Eso ha impactado negativamente en el sector, estimo que no solo en el forestal sino en todos los rubros exportadores. Ese ha sido un tema complejo.
¿Cómo consideran el tema de la captura de carbono?
La captura de carbono y el hidrógeno verde son temas muy importantes, que se han consolidado. Hace muchos años que se habla de estos temas pero parecían lejanos. Los mercados eran escasos, pero en los últimos años tomaron un impulso muy fuerte, y el sector forestal cumple un rol muy importante, desde las plantaciones con la fijación de CO2 hasta la industria con la generación de energía eléctrica limpia. Esta última tiene un rol clave para la posibilidad de generar hidrogeno verde.
Agro
2023-12-26T19:29:00
2023-12-26T19:29:00