Incluso cuando la situación era opuesta a la actual, ACA siempre entendió que el arroz en Uruguay tiene particularidades que lo destacan en el mundo. Tenemos ventajas que están básicamente determinadas por la calidad de la cadena arrocera, por la oferta ambiental de este lugar del mundo, que tiene que ver con los suelos, el clima y con la ubicación geográfica.
Nunca bajamos los brazos, por más crisis profunda que enfrentáramos, porque en algún momento la situación se revertiría y eso hoy lo podemos palpar. Hay complicaciones en el mundo para tener niveles de producción acordes al consumo.Parte de lo que entendíamos que se iba a generar se empezó a concretar. Con esto no quiero decir que ya estamos en esa posición de demanda creciente y continua, vamos a seguir enfrentando ciclos de altos y bajos precios, pero nos da la impresión de que inicia un cambio de tendencia.
¿Qué objetivos se plantean para los próximos 10 años?
Hoy Uruguay produce 1,5 Mt de arroz y la visión que tiene ACA es que Uruguay debería pensar en ofrecer 2,5 Mt de arroz, con posibilidades de mantener un buen nivel de colocación.
Podemos sumar unas 80.000 hectáreas a las 160.000 que estamos cultivando hoy. Entendemos que hay capacidad ambiental, por los recursos de suelo y de agua que Uruguay tiene, y deberíamos capitalizarlo, como sector en primer lugar y como región en las zonas donde está el arroz, y como país, porque si uno proyecta esos 2,5 Mt, estamos hablando de casi US$ 1.000 millones de divisas por exportaciones.
Habrá que ver los precios de equilibrio en ese momento, pero en definitiva vemos impactos y externalidades muy positivas en la economía del país. El objetivo de 250.000 hectáreas de arroz lo deberíamos pensar para los próximos 12 o 15 años.
¿Cómo está la infraestructura para avanzar en esa línea?
Es bueno dividir la infraestructura en dos partes. Porteras adentro el productor está muy bien, para el tamaño y la dimensión que tiene. Hay que hacer inversiones, aumentar la capacidad de riego. Uruguay ya tiene sistematizadas unas 800.000 hectáreas, lo único que pasaríamos a tener más intensidad de arroz, del 25% actual podemos irnos al 40%, cuando el mundo tiene 100% de arroz. En Asia el arroz se hace de forma continua, todos los años.
Por lo tanto, Uruguay aún llegando a 250.000 hectáreas, y sin colonizar demasiada superficie, mantendría una rotación sustentable. Debemos incorporar maquinaria y nuevas tecnologías, hay algunas que están cerca de llegar.
Portón adentro de las industrias, con 1 millón de toneladas más, es cierto que se va a tener que invertir en almacenaje, en secado, porque el 100% del arroz se debe secar. Hoy tenemos una capacidad molinera importante, pero también veo que parte de esa demanda seguirá siendo arroz cáscara, que hoy es casi el 30% de las exportaciones arroceras.
¿Y en infraestructura pública o público-privada?
Ahí también hay dos niveles. El público-privado tiene que ver con el agua. En noviembre de 2023, cuando recientemente superamos una de las peores sequías del Uruguay, la mayoría del país y de los distintos actores que estaban muy activos con sus opiniones hace seis meses atrás, parece que hoy se olvidaron de la sequía. No sé si la preocupación por el riego sigue siendo la misma, veremos en el transcurso de los próximos meses cuánto nos preparamos para la próxima sequía.
Para tener 100.000 hectáreas más de arroz debemos desarrollar más riego. Hay fuentes que hoy están y las podemos utilizar algo más, como la laguna Merín o el río Uruguay. Del río Uruguay se utiliza muy poca agua para regar arroz. Allí hay un potencial enorme para aprovechar, con el agua de la represa de Salto Grande como buffer.
Y después debe venir el desarrollo de represas multiprediales para riego. Hasta ahora esperábamos que hubiera una iniciativa público-privada, pero es muy probable que si eso no ocurre en el corto plazo la cadena arrocera comience a trabajar en una iniciativa propia. Se contará con el Estado para las regulaciones y demás, con un marco fiscal que lo habilite.
Hablamos mucho de la Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones), pero hay que ser un poco más específicos. En el sector recordamos el Prenader (Programa de Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo del Riego) en la década de los 90, que permitió el desarrollo de casi todas las represas que hoy hay para el riego de arroz.
No decimos que el Estado tenga que poner recursos, pero sí que acompañe, que sea un socio amigable, y que tenga los mismos objetivos y la misma visión de crecimiento que tiene el sector.
¿Qué proyecto de riego tiene el sector arrocero actualmente?
Está el de Palo a pique (en Treinta y Tres), y hay otro en Artigas. Por ahora son proyectos público-privados.
¿Qué pondría el Estado y qué aportaría el sector privado?
El Estado se encargaría de la burocracia, de expropiaciones, permisos, de agrupar los intereses del gobierno nacional y de los gobiernos departamentales. Pero después el ingreso que genera esa agua permite amortizar esa primera inversión. Vemos al Estado como el articulador y toda la inversión la haría el sector privado, con financiamiento externo, donde influye también el Estado. Hay indicadores ambientales que tiene el sector productivo, que el Estado lo capitaliza en los bonos verdes, pagando menos interés. Pero no veo que ese beneficio le llegue al sector que le permite ese beneficio al Estado.
Tenemos un monte nativo preservado y una producción amigable con el ambiente porque las generaciones de productores que hubo en Uruguay lo encararon así, porque entendieron que esa era la mejor forma de producir. Si hay recursos que tienen que ver con esos indicadores verdes aprovechémoslos para financiar algo que genere un aumento de producción.
Incluso el propio Banco República está preocupado por participar en la financiación de este tipo de proyectos, tiene plata colocada en Nueva York y quizás sería de mucho más impacto colocarla aquí.
¿Faltan liderazgos a nivel gubernamental para concretar los proyectos?
Creo que sí. Hay cierto análisis a nivel de gobierno. Tal vez falte una oficina o dirección que se encargue del desarrollo productivo en base al agua. Cuando digo productivo no me refiero solo a la actividad primaria, también se puede pensar en generar propuestas para el turismo, que suele estar relacionado con el agua. No es lo que va a pagar la obra, pero es una forma de involucrar a la sociedad, que no se siente parte de esto.
El riego se tiene que empezar a enseñar en las escuelas, no sé si siguen enseñando el ciclo del agua, porque si se dice que utilizar agua para riego daña el ambiente obviamente que la educación está mal. Es un proceso lento, pero pasan los años, pasan los períodos de gobierno, y seguimos sin avanzar en nada.
¿No hay consenso político?
Hablás con (José) Mujica y te dice sobre la importancia del agua y que los arroceros saben manejar el agua. Hablás con Sanguinetti y es lo mismo. Todos te hablan maravillas de lo que hacen los arroceros con el agua y de la importancia del riego, pero se ha hecho poco y nada.
La participación pública puede tener ventajas e incorporar otros factores como los problemas de las inundaciones en las ciudades. Ahora nos acordamos del agua porque el problema está cuando se inunda y no cuando escasea, salvo en el reciente episodio del agua con exceso de sodio, después nadie se entera de que hay sequía.
¿Pensó que este gobierno avanzaría más en riego?
Falta alguien que lo lleve adelante, con liderazgo y apoyo político. Pensé sinceramente que el presidente (Luis) Lacalle Pou, considerando que en casi todo su período de gobierno hubo sequía, avanzaría más fuerte en esto y mandataría a actores ministeriales a trabajar más en esto, pero creo que ya no será este gobierno el que lo haga.
Tal vez no esté tan convencido. También es probable que alguno de sus referentes tampoco, porque me cuesta ver gente allegada a él empujando por esto.
¿Y porteras afuera cómo se tiene que desarrollar la infraestructura?
Para que haya 1 millón más de toneladas de arroz tiene que haber más inversión vial. Se ha hecho mucho, pero hay varios cuellos de botella. La ruta 8 es la más importante del arroz, pero para cruzar Minas hay 11 semáforos.
Por otra parte, la caminería departamental es un desastre. Hay que pensar que ese camino de balasto, que tiene más de 100 años, tiene que pasar a otro nivel. Se ha hecho un montón en el tema vial en este período, como nunca, lo valoramos y lo aplaudimos. También puentes, como el de La Charqueada. Pero hay que seguir, porque hay temas urgentes por solucionar.
El puerto también tiene que adaptarse, porque si pensamos que la producción de arroz va a crecer es muy probable que las demás producciones también crezcan. Eso requiere de más infraestructura.
También en el desarrollo de los camiones bitrenes y tritrenes. Se invirtió en un tren de última tecnología para una empresa. Ahora se habla de una locomotora que se va a comprar y que llegaría a finales del año que viene, o sea que este gobierno seguramente se irá sin cargar una tonelada de arroz al tren, por lo tanto fue un período de gobierno perdido en materia de ferrocarril para el arroz. Si ya reclamamos todo esto con 1,5 millones de toneladas, imaginate con 2,5 millones. Hay que insistir muchísimo.
¿ACA tuvo alguna respuesta al pedido para utilizar bitrenes y tritrenes como ya se utilizan en la forestación?
La novedad es que no hay novedad. Habrá varios corredores habilitados en todo el país a partir del año que viene. Estará habilitada la ruta 8, pero no puede cruzar Minas. No vas a cargar en Treinta y Tres un bitren y en Minas tenés que desacoplarlo. Es frustrante.
Sobre esto hablamos con Isaac Alfie (director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto) en una reunión de la Comisión Sectorial del Arroz hace un mes. Se lo vamos a plantear nuevamente al presidente de la República.
¿Qué balance hace del reciente viaje oficial a China que encabezó el presidente de la República?
Fue muy positiva la visita oficial del presidente Lacalle Pou y cuatro ministros, acompañado por una delegación importante de las cámaras empresariales. El encuentro entre los presidentes posibilita profundizar las relaciones diplomáticas y comerciales, y pasamos ahora a tener una asociación estratégica integral. Seguramente se irá incrementando el comercio bilateral y la posibilidad de que Uruguay exporte mucho más a China, que está ávida de nuestras producciones.
También fueron muy positivos los 24 acuerdos que se generaron entre los países, muchos de ellos relacionados con la actividad primaria, y ya hay un impacto directo e inmediato en el comercio de muchos productos. Nuestro gobierno remarcó el interés de avanzar hacia un TLC, algo que también confirmó el gobierno chino, mediando las salvedades del relacionamiento con el Mercosur.
Hubo una concurrencia muy importante de empresarios chinos en cada instancia. Ellos también quieren comerciar más con Uruguay y están incentivando a su gobierno para generar un TLC.
En el arroz no tenemos impacto inmediato, porque el sector paga 65% de aranceles para ingresar a China, y eso inviabiliza cualquier tipo de negocio. Los temas arancelarios solo se resuelven con un TLC, por lo tanto debemos ser pacientes, pero en general somos optimistas.
¿Cómo evalúa las gestiones del gobierno para mejorar las condiciones comerciales del arroz?
Desde mi punto de vista este gobierno no le puso mucho empeño al acuerdo con la Unión Europea, se debería haber hecho un poco más. ?Desde ACA hemos insistido en generar cosas que tengan menos impacto con nuestros socios del Mercosur. Buscar acuerdos de TLC con países centroamericanos sería de gran impacto en el comercio, porque todos esos países importan cosas que producimos, y a los gobiernos de Brasil y Argentina tal vez no les preocupe mucho. ?También se puede hacer con otros países de Latinoamérica. Hay acuerdos a través de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración), que se podrían profundizar, y esas gestiones no se hacen. Son países muy proteccionistas, la oportunidad para venderles aparece solo cuando decretan desabastecimiento y hay 0% de arancel, sino estás afuera.
¿Cómo está la situación de endeudamiento del sector?
Va quedando atrás. Gran parte de ese endeudamiento estaba en los fondos arroceros. Actualmente quedan US$ 2 millones para liquidar del Fondo Arrocero III, y el IV se habían tomado casi US$ 80 millones, por lo cual se estaría terminando en la zafra que viene. Esto significa un descuento de casi US$ 0,50 por bolsa y ese pasará a ser un ingreso extra para el productor.
El endeudamiento individual está más concentrado en el corto plazo. En 2020 una gestión de gran impacto para el sector fue el reperfilamiento que brindó el Banco República. Eso está en proceso, pero con una tasa de interés muy baja, del 3%. En términos generales, el endeudamiento viejo quedó atrás, aunque todavía puede haber algún productor que siga complicado. De todos modos, hay que seguir atentos, cuidando esta situación.
En el momento de la crisis del sector el endeudamiento llegó a ser de US$ 1.000 por hectárea, se fue acumulando a razón de US$ 200 por hectárea y por año. Hoy el productor arrocero tiene capacidad de acceder a crédito, está bien calificado en el Banco Central.
Los bancos permanentemente los están ofreciendo, pero hay que tener cautela y tomar solo lo que se necesita.