El gobierno uruguayo llegó a la Cumbre del Mercosur sin expectativas positivas. Los socios habían publicado días antes un documento crítico sobre la intención de Uruguay de ingresar al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP-11 o CPTPP, por su sigla en inglés) que incluía una amenaza sobre eventuales represalias si se concretaba. Lideradas por el presidente Luis Lacalle Pou, las autoridades defendieron la estrategia e insistieron con la necesidad de “sincerar” al Mercosur, aunque dejaron casi de lado el habitual pedido de “flexibilización” de las negociaciones con terceros.
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Uruguay expuso su intención de seguir adelante con sus negociaciones bilaterales con China y Turquía, y con su intención de ingresar al CPTPP. Se verá en el futuro cómo lidiar con la oposición de los socios del Mercosur y sus amenazas sobre represalias que eventualmente pueda sufrir el país por firmar acuerdos comerciales con terceros, dijeron a Búsqueda fuentes diplomáticas.
La cumbre permitió ver cuán solo está Uruguay en sus planteos y también cuán distinta es la mirada sobre la realidad política internacional y la mejor estrategia para el futuro que tienen Lacalle Pou y el presidente argentino, Alberto Fernández.
Romper
El discurso inicial del canciller Francisco Bustillo marcó el tono crítico de Uruguay durante la cumbre. Detalló la falta de resultados en la política comercial del bloque, reflejada en el hecho de que el último tratado de libre comercio (TLC) que concretó fue en 2011 con Egipto.
“Si no nos permitimos ni tan siquiera cuestionarnos el aquí y el ahora, nuestro bloque estará condenado irremediablemente al fracaso, a la intrascendencia”, dijo Bustillo. Señaló que el Arancel Externo Común en los hechos “no existe”.
“En pocas palabras, somos lo que hemos querido ser: una zona de libre comercio imperfecta”, dijo el canciller.
No hubo insistencias al planteo que en cumbres anteriores hizo Uruguay sobre la necesidad de “flexibilizar” la agenda exterior, lo que le permitiría avanzar en negociaciones con terceros sin críticas de los socios. Fue un cambio táctico, señaló un diplomático.
Los otros socios no comparten la estrategia general uruguaya, pero fue la delegación argentina la más clara en sus críticas. El canciller Santiago Cafiero dijo que a su gobierno le “preocupan ciertas actitudes unilaterales orientadas a negociaciones bilaterales con terceros países al margen del consenso del bloque”.
“No estamos observando una aspiración a la futura convergencia dentro del bloque, vemos con preocupación que se emprende un camino que parece ser unilateral y que muy probablemente podría desembocar en una ruptura”, advirtió.
El ministro argentino amplió sus cuestionamientos en una rueda de prensa posterior. Cafiero insistió en que si algún miembro del bloque sigue un camino “distinto al consenso”, entonces “está rompiendo la regla fundamental del Mercosur”. Así, llegado el momento, Uruguay deberá decidir si sigue en el Mercosur o firma un TLC con China. “No se pueden las dos cosas”, subrayó.
Consultado sobre las posibles sanciones, Cafiero respondió que se definirán en el futuro. Y recordó que como todavía no hay un acuerdo firmado, todo se maneja en el plano de las hipótesis.
El VAR
Al día siguiente fue el turno de los presidentes. Lacalle Pou reiteró en varias ocasiones, mirando a Cafiero, que Uruguay no tenía intención de romper con el Mercosur. Agregó que si avanza con China y Turquía, por ejemplo, invitará a los otros países a sumarse.
“No estamos dispuestos a quedarnos quietos”, dijo el presidente. Insistió con la idea planteada por Bustillo de que el Mercosur no tiene un Arancel Externo Común real y que el bloque debe “sincerarse”.
Lacalle Pou pidió que los países no sean “obstáculo” para que otros “progresen”. Minutos antes, había dicho que “algo que ha demostrado el presente es que cualquier hecho, en cualquier lugar del mundo, cambia las costumbres humanas y por ende la vida económica, comercial y social de los países”. Y por eso Uruguay no puede “esperar”.
El presidente aprovechó para criticar la idea que maneja el gobierno argentino y la futura administración de Brasil, encabezada por Luiz Inácio Lula da Silva, de crear un banco central común al Mercosur.
El mandatario argentino, Alberto Fernández, decidió responder. Su mirada de la política exterior es muy distinta a la de Lacalle Pou, dijo. “El mundo ha empezado a preocuparse con la idea de la globalización, que la globalización no funciona más como antes”.
“No quiere decir que la globalización haya fracasado y que volvamos todos al mundo de los nacionalismos”, prosiguió. “Quiere decir que lo que se observa es cómo se potencian las regiones para hacer frente a los desafíos: se potencia el Nafta, se potencia la Unión Europea, se potencia China (...), se potencia la Unión Africana”.
En ese contexto, según Fernández, el Mercosur “tiene que potenciar su unidad” y la “solución no es que cada uno haga la propia”.
Al igual que su canciller, el presidente argentino dijo que el camino que sigue Uruguay, si no cambia, desembocará en una ruptura. “Con todo respeto: una de las condiciones en una sociedad es cumplir las reglas”, y las del Mercosur indican que los acuerdos con terceros “deben tener otro mecanismo de tratamiento”.
“Vos decís (que) nadie quiere romper, bueno, cuando en una sociedad las reglas se incumplen, alguien está rompiendo”, le dijo Fernández a Lacalle Pou, quien antes de dar la palabra al vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão, bromeó con que pediría el VAR para determinar qué país incumple más las reglas.
Mourão también pasó un mensaje crítico a los intentos uruguayos de negociar acuerdos con terceros, como sucede hasta ahora. Mientras que el presidente de Paraguay, Mario Abdo, dijo que no tenía problema en el planteo de Lacalle Pou siempre y cuando esos posibles TLC fueran discutidos en el Mercosur antes de firmar.
El presidente uruguayo aprovechó el saludo de cierre para tener la última palabra. “Siempre lo dijimos, formal e informalmente, vamos juntos, ayudémonos todos”, sostuvo Lacalle Pou. “Ahora, si no se quiere ir, la manera de ayudarnos es dejarnos ir”.
La cumbre cerró con un comunicado conjunto firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia (en proceso de adhesión) y otro firmado por Uruguay. Tiene diferencias en el apartado sobre las negociaciones externas.
El documento de los cuatro dice que los países “coincidieron en la necesidad de continuar modernizando la agenda externa del bloque con vistas a contribuir a su inserción en la región y en el mundo y al desarrollo económico y social de los países que lo integran”.
El uruguayo sostiene que el país “resaltó la necesidad de modernizar la agenda externa del bloque atendiendo a los intereses y sensibilidades de cada uno de los cuatro socios”.