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    Caso Goldring: corredora acusó a la Bolsa de Valores de esconder “podredumbres” de competidores

    La corredora de bolsa Sara Goldring monitoreaba en la mesa de United Brokers (UB), en Aguada Park, seis pantallas de Bloomberg con los precios de las principales acciones. Llegaba sobre la hora 10.30 y se quedaba hasta las 17 —salvo que cambiara el horario en Estados Unidos— y almorzaba en su escritorio para no perderse el minuto a minuto. Desde allí, Goldring vio cómo la invadió un “tsunami”: el derrumbe del valor de los títulos de empresas tecnológicas que cotizaban en Nasdaq. Fue una “debacle”, como ella misma definió, que decidió ocultar a sus clientes.

    Goldring creía que era una crisis más, que se revertiría con el paso del tiempo y consideró que no era necesario poner “nerviosos” a sus clientes. Si les decía la verdad, sostuvo, podría haber una “fuga de capitales”. Decidió entonces ir a “pedir ayuda” al Banco Central (BCU). Enterado de esta “debacle”, el regulador constató que las pérdidas fueron causadas a partir de inversiones en opciones puts en el período comprendido entre junio de 2021 y mayo de 2022, y resolvió intervenir y desplazar a las autoridades de Custodia de Valores Mobiliarios (CVM) y UB.

    La venta de puts es una operación que implica que el comprador adquiere el derecho pero no la obligación de vender un activo, que en este caso eran acciones de empresas que cotizaban en bolsas de Estados Unidos. Es una inversión de alto riesgo que puede generar importantes beneficios pero que, si el precio de la acción baja más allá del valor acordado previamente, puede producir grandes pérdidas.

    La Bolsa de Valores de Montevideo (BVM) fue la encargada de hacer una intervención que estuvo envuelta de tensión, según relató Goldring en sus dos comparecencias a Fiscalía, en noviembre de 2022 y setiembre de 2023. “Cuando vino la intervención, me sentaron en una silla y no me dejaban ni levantarme. Parecía la Gestapo eso”, recordó la corredora ante el fiscal Enrique Rodríguez. Según su relato, lo primero que le dijeron los funcionarios del BCU y la BVM fue: “Haga el duelo”.

    La gerenta general de la BVM, Patricia Torrado, fue la encargada de la intervención junto con una abogada de la institución. Goldring relató que a partir de ese momento no pudo ni “ver ni tocar nada” y contó que su relación con la ejecutiva estuvo marcada por los “roces”: no toleraba tener que estar “sentada” ni ver cómo con su cartera no se hacía nada. Ese fue uno de los cuestionamientos de Goldring a la intervención. Según ella, el BCU y la bolsa dejaron la “cartera al azar” y los responsabilizó de nuevas pérdidas por no vender en el momento oportuno los activos que permanecían en el portafolio. Su principal defensa apuntó a cuestionar al resto de los corredores de bolsa y a la BVM, sobre la que aseguró que quería quedarse con sus clientes y su knowhow.

    Goldring fue imputada por la Justicia en diciembre por apropiación indebida; según el BCU, el “faltante en efectivo” que le atribuye es de US$ 23,6 millones, a la vez que más de 40 clientes tuvieron pérdidas superiores a US$ 20 millones. Buena parte de los perjudicados le habían dado el dinero para que lo invirtiera en forma “razonable”, pero ella, según el fiscal, le dio otro destino: lo usó para “pagar o saldar las pérdidas” sufridas por otros clientes, por las inversiones de alto riesgo que ella misma ejecutó.

    La corredora tiene prohibido salir de Uruguay y debe comparecer una vez por semana al juzgado mientras avanza la investigación. En las últimas semanas declaró una antigua funcionaria de su escritorio de bolsa y una de las víctimas que no reconoció la firma que modificaba el perfil de riesgo.

    La información surge de las declaraciones de Goldring en Fiscalía, el informe de la Liga de Defensa del Consumidor (Lideco), el pedido de formalización del fiscal, la denuncia de los afectados y fuentes de la causa consultadas por Búsqueda.

    El modus operandi

    CVM envió en junio de 2022 un mail en el que admitía por primera vez la caída abrupta de las inversiones. Para muchos de los clientes recibir la noticia significó perder los ahorros de toda la vida.

    El BCU ordenó la disolución y la liquidación de CVM a fines de 2022 y designó a la Lideco como el liquidador. Durante la investigación, esta entidad constató que la corredora informaba a sus clientes saldos que “no correspondían” a los valores del mercado. Así, impidió que ellos “tomaran las decisiones en base a la información correcta” y pudieran “protegerse”, según el informe enviado a la Fiscalía.

    La Lideco enumera en su escrito las situaciones de algunos clientes que fueron engañados respecto a sus posiciones. A uno de ellos, Goldring le informó que tenía un saldo cercano a US$ 1,9 millones cuando, en realidad, su posición era negativa en US$ 878.000.

    En octubre de 2023, el estudio Donnángelo, Durán y Sasson presentó una ampliación de la denuncia inicial, según informó entonces el diario El País. El texto afirma que los empleados de CVM reconocieron ante el fiscal Rodríguez que la información que contaban los clientes “era falsa”. La directiva la impartían la corredora de bolsa y uno de sus hijos.

    Buena parte de los denunciantes tenían su dinero en el fondo SCG Cross Market, que respondía al acrónimo Sara Cuckier Goldring. Fue constituido en 2017 y funcionó hasta setiembre de 2022, cuando “se fue a pique”, como reconoció la empresaria. Para ella, la responsabilidad de la caída fue de la BVM y el BCU, que “no hicieron nada con el fondo”.

    La mayoría de los clientes que estaban invertidos en este fondo no eran informados de su valor real, según constató la Lideco. Por ejemplo, Goldring les aseguró en abril de 2022 que el valor era del 97,80%, cuando en realidad era de 45,53%. La situación “se repite” en varios casos, lo que puede ser interpretado “como una alteración sistemática e intencional”. Así, Goldring constituyó un “modus operandi”.

    “Los integrantes del Clan Goldring indujeron en error a los clientes, con la inequívoca intención de obtener un provecho justo”, afirma la liga. La corredora buscó con esto cuidar su “reputación”, pero no solo eso: también cobrar “importantes comisiones”.

    De “diosa” a diabla

    El fiscal Rodríguez consultó a la corredora por el uso de las opciones put y fue una de las veces que ella respondió cuestionando a sus competidores. “Hay varios corredores que las usan también, directa o indirectamente. Y hay varios corredores que lo hacen… Yo no voy a hablar del mercado, pero lo hacen y no hay mucho conocimiento real del tema”, aseguró.

    Goldring aseguró que mes a mes enviaba información al regulador sobre las compras y ventas que hacían. Sin embargo, cuestionó, el BCU no tenía ni tiene “la visión del mercado norteamericano”. Insistió en que fue ella la que recurrió al Central y afirmó que es probable que haya “otros corredores” que tuvieron el mismo problema y no pidieron ayuda.

    Sus críticas continuaron y luego Goldring apuntó directo contra la BVM: “Quería matarme”, aseguró. “Querían mis clientes, querían todo mi knowhow, que valía mucha plata”, dijo. La empresaria posteriormente imputada indicó que otros corredores llamaban a sus clientes “para que se vayan con ellos”. Agregó: “¿De dónde sacaban toda la información de los clientes que teníamos? O fue una fuga de la bolsa o del Central. Yo creo que fue una fuga de la bolsa”, especuló. Goldring interpretó que sus colegas pretendían que ella se “vaya del mercado” porque era la corredora que “más intereses” daba a los inversores.

    “¿Sabe por qué la bolsa quería matarme? —preguntó al fiscal—. Por varias razones. Una es justamente porque mi gente ganaba más que otros. Otra, (porque) estaban escondiendo las podredumbres que hay en la Bolsa de Valores de muchos corredores. Yo no voy a decir de quiénes y cómo, pero yo lo sabía. Por eso yo no me escudo en nadie”, cuestionó.

    La directora de CVM y UB describió que fue tratada como una “traficante de drogas” porque se escribieron “barbaridades” sobre ella y “estropearon” su nombre. “De ser una diosa, me pasé al infierno”, afirmó.

    Sostuvo que perdió cerca de US$ 100 millones de su propio patrimonio por la “debacle” que tuvieron sus empresas. Los ingresos mensuales de su hogar provienen de la renta de algunas propiedades y de la jubilación de su esposo, aseguró ante la Fiscalía. Dijo que no se quedó con “un solo dólar” y contó que algunos de sus hijos se quedaron “en cero”, sin plata siquiera para pagar el alquiler.

    En sus dos declaraciones, Goldring apeló a que la cuestionaban por el hecho de “ser mujer”. “Yo me hago responsable de la empresa y de lo que pasó. Totalmente. Fui yo. ¿Sabe lo que pasa? Muchos no creen que una mujer pueda hacer esto”, le dijo a Rodríguez. “Yo en eso no me meto”, respondió el fiscal.

    Casi un año después, cuando volvieron a estar frente a frente, Goldring retomó ese argumento: “Soy mujer en un mundo de hombres. Me costó muchísimo más que a cualquier otro tener clientes, tener todo. Que un hombre les tenga confianza a las mujeres… Siempre dije que la confianza sube por escalera y baja por ascensor”. Y, al cerrar su declaración, insistió: “Acá hay una animosidad flagrante. No sé si por ser mujer o por ser judía”.

    Economía
    2024-03-13T19:40:00