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No hay tanto tiempo. Hoy la pandemia del coronavirus parece lejana, algo que pasó hace muchos años. Apenas si quedan registros de ese período de incertidumbre, aislamiento social y emergencia sanitaria que le sopapeó la cara al nuevo gobierno ni bien atravesó por la puerta de la Torre Ejecutiva. Pero el coronavirus puso en pausa o al menos en cámara lenta varios de los planes grandes que el gobierno tenía en su agenda. Y por eso ya no hay tanto tiempo.
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El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, a mitad de su mandato, definió que habrá dos temas que serán prioritarios en lo que resta del período. Y con diferentes mensajes así se lo ha hecho saber a su entorno y a los encargados de ejecutarlo. Los dos proyectos que ocupan su cabeza y pretende que sean un legado para cuando abandone su administración son la transformación educativa y la reforma de la seguridad social. Aunque ambos planes tienen diferentes énfasis. La educación es un aspecto central y, si bien se encuentra con la resistencia de los sindicatos, es una pulseada que desde la Presidencia se quiere ganar con todas las armas disponibles.
Distintas fuentes políticas dijeron a Búsqueda que el presidente “mandó a la cancha” al ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, y al presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva. Para ellos fue el mensaje. A los dos les dijo que tienen que plantar cara para mostrar lo que se hizo hasta ahora y defender los cambios que se proponen. Hay además una intención de explicitar el apoyo del presidente a la reforma educativa. En las últimas semanas, Lacalle Pou ha usado la red social Twitter para enfatizar el respaldo a Silva. No es algo que el presidente suela hacer, no es una herramienta discursiva que utilice con frecuencia para mostrarles a propios y extraños que hay espalda para afrontar determinado proceso. Pero cuando Silva sufrió una agresión a la salida de uno de los eventos “Cara a cara”, organizado por la ANEP en el Cerro, el mandatario le transmitió en público que la “enorme mayoría de los uruguayos valora el esfuerzo” que está haciendo “por el futuro de nuestros niños y adolescentes”. “Una razón más para seguir adelante con las transformaciones, Robert. Si hará falta educación. Todo el apoyo personal y profesional”, escribió. “¡Hacia adelante!”, remató.
Días antes hizo lo mismo cuando la casa del presidente del Codicen apareció vandalizada. “La agresión y la intolerancia no detendrán el cambio en la educación, ¡proceso en el que estamos y seguiremos!”, tuiteó.
Da Silveira y Silva ocupan buena parte de la agenda informativa. Ambos estuvieron recientemente en el Parlamento para explicar a los legisladores el plan de acción de la transformación educativa. A la salida del encuentro, el ministro cuestionó el rol que están jugando los gremios docentes en este partido. “El problema es que estamos demasiado lentos”, dijo. “Hay documentos, resoluciones, pero lo que no hay son hechos nuevos y decisiones que realmente hayan transformado”, recalcó. “Cada año que pasa sin que nosotros transformemos la educación son miles y miles de muchachos que dejan de estudiar”, agregó.
Da Silveira defendió los cambios como política de Estado y se preguntó si, después de que un referéndum convalidó la Ley de Urgente Consideración, un eventual gobierno de la oposición vuelva a instalar los Consejos de Primaria, Secundaria y UTU. “¿Lo va a hacer después de que la gente, votando, dijo que estaba bien haberlos eliminado o va a alinearse?”, cuestionó.
“Creo que el problema lo tiene la oposición, porque hay una cosa importante que a veces perdemos de vista: el que hace que una política pública se convierta en una política de Estado no es el que la empieza, es el que la sigue después de un cambio de gobierno”, agregó.
El martes 13, durante una recorrida por Salto, el presidente Lacalle Pou volvió a ponerse al frente de la reforma de la educación. “¿Cuál es la negativa a la trasformación educativa?”, se preguntó, y dijo que estaba esperando una respuesta. “Porque yo creo que la transformación educativa es de una sensibilidad social importante, de una justicia importante, y es pensando en todos los niños, adolescentes y jóvenes, y sobre todo de aquellos que menos tienen”, insistió.
En su comparecencia en el Parlamento, Silva destacó uno de los lineamientos estratégicos de la reforma, el vinculado a la generación de una política nacional docente. En especial, señaló algo que está en el debate público: el cambio curricular en la formación docente, de maestras y, en particular, de profesores.
En la sesión, el senador frenteamplista Daniel Olesker atacó por ese flanco y cuestionó la reducción presupuestal que ha sufrido la ANEP, “clave”, porque el 89% del presupuesto de ese organismo se destina a salarios. “Eso tiene consecuencias que quizás no veamos todavía pero puede incidir en la emigración de docentes a otras actividades. No lo estoy inventando; esto pasó en los 90”, advirtió. “Si observan el crédito asignado en 2022 —que según lo que dice el Ministerio de Economía quizás haya refuerzos, aunque no es lo común, pero si los hubiera cambiaría esta cifra—, ascendería a $ 88.000 millones y el presupuesto de 2019 a precios de 2022, suponiendo una inflación que no supere el 9 %, es de $ 92.000 millones. O sea que nuevamente en 2022 va a haber un retraso”, cuestionó Olesker. “Veremos si eso se va a recuperar en parte con la propuesta salarial de 2023 y 2024, que efectivamente incrementa los recursos, pero lo que parece seguro es que el presupuesto de 2024 no va a ser superior al del 2019 en una economía que creció, que es más rica”, agregó.
Seguridad social
Con menos calor e incidencia que en la educación, el presidente Lacalle Pou también ha defendido públicamente a su otro caballo de batalla: la reforma de la seguridad social. En rueda de prensa dijo que se está terminando de discutir cambios y propuestas al proyecto inicial, que será enviado al Parlamento sobre fin de setiembre. “Es una reforma justa”, insistió.