Corredora acusada de estafa demanda como “clienta” a su propia firma, el BCU, la Bolsa de Montevideo y la Lideco

REDACCIÓN  

La corredora de bolsa Sara Goldring vio que el valor de los títulos de sus clientes se desplomaba y decidió esconder la información. Creía que era algo pasajero y no quería, según sus propias palabras, ponerlos “nerviosos”. Pero, cuando le informó la crisis al Banco Central (BCU), el regulador decidió intervenir sus empresas Custodia de Valores Mobiliarios (CVM) y United Brokers (UB). Luego, la Justicia la imputaría por apropiación indebida al concluir que le dio otro destino al dinero que le habían confiado los inversionistas.

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