Con el dólar bajando de precio en la plaza local, pero también en otros países de la región, las polémicas están a la orden del día.
Con el dólar bajando de precio en la plaza local, pero también en otros países de la región, las polémicas están a la orden del día.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDespués de oscilar en las primeras semanas del mes, desde el miércoles 18 la divisa se negoció en Uruguay a valores cada vez más bajos en el circuito mayorista o interbancario. El martes 24 fue a un precio medio de $ 39,912, informó el Banco Central (BCU). El tipo de cambio no estaba por debajo de los $ 40 desde el 3 marzo del 2020.
En las pizarras del Banco República —una referencia para las operaciones minoristas— bajó casi todos los días, salvo el martes 24, que quedó en $ 38,8 la compra y $ 41,20 la venta.
El precio del dólar es una variable que resulta muy relevante para la competitividad de precios, al menos en mediciones de corto plazo. Y aunque técnicamente el BCU no tiene entre sus cometidos incidir sobre la cotización del dólar, la política antinflacionaria que lleva a cabo actualmente repercute sobre esa variable. Desde agosto del año pasado, su estrategia ha sido aumentar gradualmente la tasa de interés de referencia para la política monetaria, con lo que pretende influir para que los bancos comerciales del sistema eleven el costo de sus créditos y, por esa y otras vías, moderar la demanda y su presión sobre la inflación. Un efecto indirecto, al menos potencial, es que baje el tipo de cambio, dado que invertir en activos en pesos se torna más atractivo.
Desde el sector productivo, algunos actores ven el dólar débil como un problema que se junta con el de ciertos costos crecientes.
El movimiento Un Solo Uruguay le atribuye al Poder Ejecutivo la intención de valorizar el peso. “¿Cuánto de cada salario se come el Estado? ¡Esto nunca se discute!”, señaló en una publicación difundida el jueves 19, donde contrapone el pedido de que se “aumenten” sueldos con “causar” una depreciación de 13,5%.
En la misma línea, la semana pasada el presidente de la Asociación de Productores de Arroz, Alfredo Lago, responsabilizó en Twitter de la baja en el tipo de cambio del miércoles 18 a la decisión del BCU, un día antes, de llevar la tasa de política monetaria hasta 9,25%. Es un “claro daño a la competitividad”, sostuvo, y opinó que se trata además de “viejas e inocuas” recetas de la autoridad monetaria que, según él, en Uruguay “no es independiente”.
Otros, como el economista José Antonio Licandro, defendieron en la misma red social el accionar del BCU. La “apreciación de las monedas es un fenómeno global, no autóctono”, indicó Licandro. Agregó que los efectos negativos que genera el aumento de la tasa de interés son “transitorios”, a diferencia de los beneficios que una menor inflación supondría para el crecimiento económico.
A título personal Licandro —que es asesor del Directorio del BCU— resaltó además que la coyuntura internacional es “propicia” para una política monetaria contractiva, ya que esta última va “en igual sentido” que la de la Reserva Federal de Estados Unidos, algo que no siempre ocurre. “El hecho de que la suba de tasas sea generalizada a nivel global reduce los riesgos de apreciación exclusiva de la moneda doméstica, por lo que prácticamente no hay impactos negativos en el sector exportador”, alegó.
En abril la competitividad de los productos uruguayos repuntó 1% respecto al mes previo, según el Índice de Tipo de Cambio Real calculado por Búsqueda con similar metodología a la empleada por el BCU. Este indicador combina las variaciones de la inflación y los tipos de cambio de la economía local y en una serie de países comercialmente relevantes: una baja del índice supone que Uruguay se hizo más “caro” en dólares respecto a esos socios, y a la inversa cuando sube. Esto último fue lo que ocurrió el mes pasado; la mejora se dio tanto frente a la región (1,9%) como con extrazona (0,7%), que incluye economías como Estados Unidos, China y Reino Unido.
Con la región, el aumento del índice fue por una nueva suba con Brasil (2,3%); con Argentina (–0,9%) el indicador bilateral osciló en los últimos meses porque en ocasiones la alta inflación de ese país inclina la balanza en favor de Uruguay, pero en otras —como en abril— el aumento del tipo de cambio en el mercado argentino abarata sus productos expresados en dólares.