Domingo Cavallo “envidia” el clima empresarial y la “libertad” de Uruguay, y quiere su “sistema bimonetario” para Argentina

El miércoles 14, el exministro habló en un Premium Meeting de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) y allí planteó una suerte de hoja de ruta para que, eventualmente, el gobierno que resulte electo este año y asuma el próximo 10 de diciembre adopte, buscando una salida a los graves problemas que atraviesa la economía argentina. Durante su charla mencionó a Uruguay como ejemplo positivo a imitar, en materia cambiaria y por su clima de estabilidad que atrae inversores.

Cavallo describió el sistema cambiario actual de su país como “terriblemente ineficiente” y describió algunos arreglos alternativos. “Los más ortodoxos, y a lo que adhiere el grueso de los economistas, dirán que hay que, con libre flotación, estabilizar el tipo de cambio con política monetaria y manejo de la tasa de interés. Sería muy bueno, pero sería muy difícil”, opinó. Según dijo, tampoco hay en el mundo muchas experiencias exitosas de ese estilo.

Para él, el camino es terminar con las cotizaciones múltiples y liberalizar el mercado. “Algún mecanismo de fijación del tipo de cambio va a ser necesario” en una primera etapa, avanzó.

Su planteo de unificación y liberalización cambiaria supone “permitir que el dólar cumpla las mismas funciones que el peso. Hay que admitirlo en competencia con el peso. En Perú, siempre se admitió (…). Si Argentina va a ser exitosa en su plan de estabilización, va a tener que mirar mucho la experiencia de Perú, que logró bajar la inflación de manera permanente, “y también la de Uruguay, que en cierta medida es parecida”.

Ante una pregunta del público, el economista explicó que Uruguay “permite que funcione el peso uruguayo y también el dólar” para, por ejemplo, establecer contratos en esa divisa. “Hay un mercado totalmente libre para el dólar; también, si alguien quiere, puede manejarse en euros o reales. Básicamente es un sistema bimonetario que funciona bien, porque en ningún momento en Uruguay se pretendió obligar a que todos los contratos se transformaran a pesos y se violaran todos los contratos, que fue lamentablemente el caso de Argentina. Se habla de la crisis del 2001-2002, pero la verdadera crisis disruptiva fue la pesificación” compulsiva de contratos, “la peor idea que a uno se le pueda ocurrir”, enfatizó. Para Cavallo, Argentina debe “avanzar hacia una mayor confianza en la moneda propia, pero voluntariamente. Esa es la clave del éxito de una economía bimonetaria”.

“Envidia”

“Antes de crear ilusiones, quiero advertir que tanto este año como el próximo, aun con un gobierno que tenga claras las reformas, la inflación va a seguir siendo” alta, avisó el extitular del Palacio de Hacienda. Dijo que este año los precios minoristas en Argentina podrían subir 140% y quizás ese nivel de inflación se repita en 2024, aventuró.

“Para que en 2025 se pueda implementar un plan que logre reducir drásticamente (la inflación) y que sea recibido con gran beneplácito por la población, como lo fue con la Convertibilidad en el 91, la clave es que no más allá del año próximo se haya logrado la unificación y liberalización del mercado cambiario” que remueva “todos los controles”, incluso los que impiden la repatriación de capitales, insistió. En su opinión, un eventual gobierno de Juntos por el Cambio, o encabezado por Patricia Bullrich o el libertario Javier Milei estarían dispuestos a recorrer ese camino. Sin una acción de ese tipo, dijo Cavallo, “nadie va a traer muchos capitales a la Argentina si no los va a poder mover”.

Para reforzar esa visión, otra vez aludió al vecino oriental. “Mucha gente siente envidia por lo que pasa en Uruguay, y yo también”, confesó el exministro. “Muchos emprendedores piensan en Uruguay porque allá hay un clima” empresarial propicio que permite desarrollar las actividades en “libertad”, argumentó.

Reiteró que en Argentina “no se puede seguir funcionando con un Banco Central que maneje todos los tipos de cambio específicos. Sí se podría ir a un desdoblamiento cambiario”, con uno para productos relacionados con el comercio exterior y que “el resto” opere en un “mercado verdaderamente libre en el que el Banco Central no tiene que intervenir para nada, no tiene que usar reservas. Ahí se sabría realmente cuál es el tipo de cambio que surge de todas las demandas”, señaló. Según él, “a partir de ahí, las medidas que se vayan haciendo y los anuncios empiezan a inspirar confianza a los inversores en general, el tipo de cambio podría incluso llegar a apreciarse más adelante”.

Complementariamente, Cavallo opinó que un nuevo gobierno con propósitos estabilizadores debería plantear acciones de “reorganización de la economía” con un “ingrediente fundamental”: adoptar un ajuste fiscal que lleve el déficit global a “cero por bastante tiempo” por la vía del “cuidado extremo del gasto”, reprivatizar todas las empresas estatizadas y eliminar organismos “sin sentido”. También tendría que abrir la economía argentina al comercio exterior. “Otras reformas serían más fáciles si se tiene éxito en controlar la inflación”, estimó.

Con más foco en el presente año electoral, el otro expositor en el evento del FIEL, Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores, lanzó una sentencia que puede ser explicativa del presente y poco esperanzadora del futuro: “La sociedad argentina no aprecia la estabilidad macro, aprecia los resultados de corto plazo”.