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Más allá de las presiones de precios recibidas desde el exterior por Uruguay en los meses recientes, para las autoridades del Banco Central (BCU) la preocupación principal es lograr que los agentes económicos —en particular, hoy, los empresarios— le “crean” que la inflación irá cediendo gradualmente y que dentro de dos años la tasa de 12 meses no superará el 6% (Búsqueda Nº 2.170).
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Pero el “mapa de riesgos” elaborado por el organismo, incluido en su último Informe de Política Monetaria (Ipom), reconoce como un escenario de mayor probabilidad que fracase en ese intento por anclar las expectativas.
A escala doméstica, identifica tres riesgos. Primero, a que la deuda del país pierda el grado de inversión no especulativa (investment grade) le asigna una baja probabilidad de ocurrencia “teniendo en cuenta que el gobierno ha logrado reducir paulatinamente el déficit fiscal y continuará implementando medidas en ese sentido”, señala en el documento, difundido el viernes 6. Y en caso de que ello sucediera, estima que el impacto sobre la actividad económica y la inflación sería reducido.
Otro evento potencialmente amenazante es que surja en Uruguay un nuevo brote de coronavirus; si pasara, podría tener un impacto significativo (medio-alto) sobre el nivel de actividad, aunque más reducido en la inflación.
“Finalmente, se ha decidido mover el riesgo de desalineamiento de las expectativas de inflación respecto del rango meta”, aumentando su probabilidad de ocurrencia, admitió en el Ipom, publicado el viernes 6. Eso teniendo en cuenta el actual “contexto incierto” en materia inflacionaria a escala internacional, la “evolución reciente de las expectativas de inflación”, y el adelanto de correctivos salariales y pasividades anuncia por el Poder Ejecutivo. “Una mayor inflación esperada puede comprometer la velocidad de la desinflación prevista en el escenario base. La consistencia de las políticas fiscal, monetaria y de ingresos constituye un elemento para mitigar este riesgo”.
El economista Gerardo Licandro hizo similar hincapié al participar, el martes 11, en una charla virtual sobre dolarización organizada por la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. Explicó que Uruguay, después de la crisis del 2002, pasó a un manejo de los agregados monetarios y luego a metas de inflación decrecientes. “Lo que hay que agregarle a ese sequence es la disciplina fiscal. No va a haber credibilidad de política monetaria si al final del día la gente espera que (se) termine abandonando esa disciplina para financiar al gobierno. Entonces, tiene que haber un programa fiscal sostenible, porque si no, no importa cuál sea el régimen monetario, no va a funcionar”, reflexionó a título personal Licandro, quien es gerente de Asesoría Económica del BCU.
Con el objetivo de lograr la convergencia de las expectativas de inflación al rango meta en el horizonte de política, el organismo decidió el 7 de abril fortalecer el sesgo contractivo de su política monetaria; también adelantó que volverá a subir la tasa de referencia el próximo martes 17. Analistas y bancos consultados por Búsqueda estiman que la decisión será un aumento de 50 puntos básicos (de 8,5% a 9%); coinciden en que los mayores incrementos ya fueron realizados y que se está cerca de pasar a una fase monetaria contractiva.
Las expectativas de inflación de los empresarios, que venían congeladas en 8% anual a corto, mediano y largo plazo, aumentaron para 2022 y 2023 (a 9,0% y 8,65% a marzo del año próximo, en mediana) en la última encuesta efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A marzo del 2024 —el horizonte de la política monetaria del BCU— siguen esperando que el alza de precios sea de 8%, y no 6% como prevén, hoy, las autoridades. En los 12 meses cerrados en abril, el índice de Precios al Consumo medido por el INE aumentó 9,4%.
Dólar. Después de subir varios días seguidos, la cotización del dólar en la plaza uruguaya bajó desde el martes 10. Ayer miércoles las compraventas en el mercado mayorista —“interbancario”— se hicieron a un precio medio de $ 41,548, informó el BCU.
“Mientras no haya ruido de afuera” la tendencia es a que baje el tipo de cambio, por “fundamentos” y otras razones, dijo a Búsqueda un agente financiero.