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El Ministerio de Economía estimó en US$ 50 millones la pérdida de recaudación por el consumo de uruguayos desviado hacia la Argentina barata
En las proyecciones fiscales se está “incorporando la menor brecha” cambiaria, aunque “si bien ha mejorado mucho la diferencia de precios entre ambos países, todavía existe”, dice la directora de Política Económica, Marcela Bensión
Marcela Bensión. Foto: Nicolás Der Agopián, Búsqueda
A pedido del Ministerio de Economía, la Dirección General Impositiva (DGI) calculó cuánto impactó en los ingresos fiscales en 2023 el gasto que realizaron los uruguayos al viajar a la Argentina barata. La estimación mostró que la pérdida de recaudación fue de US$ 50 millones, informó la directora de Política Económica, Marcela Bensión, al repasar los números de las cuentas públicas en el marco de la actual regla fiscal.
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—En la proyección fiscal para 2024, que es de un déficit corriente de 3% del PIB y estructural de 2,9%, ¿cómo incidirá la inflación y la menor brecha cambiaria con Argentina?
—Estamos incorporando la menor brecha con Argentina en la medida que hemos mejorado un poquito respecto a lo que teníamos en los últimos escenarios. Le pedimos a la DGI que hiciera una medición estimada y con las dos metodologías utilizadas le dieron en el entorno de US$ 50 millones que el país habría perdido de recaudar por el desvío de consumo en 2023.
De todas maneras, somos conservadores: si bien mejoró mucho la diferencia de precios entre ambos países, todavía existe.
Con respecto a la inflación, en la Rendición de Cuentas teníamos una estimación para el promedio de 2024 de 6,4% y que suponía una inflación en 2023 de 6,7%. En la medida en que hoy estamos con una proyección de 4,9%, porque la inflación el año pasado fue menor, eso es un punto y medio menos de lo que teníamos previsto en la Rendición: en una cuenta rápida, en un 20% de ingreso del gobierno sobre el PIB, esto implica 0,3% del PIB (de recaudación). Ese 0,3%, de alguna manera, es un costo transitorio para las cuentas fiscales de algo muy positivo para la gente, que es la baja de la inflación, porque los gastos miran mayoritariamente hacia atrás, con todo el tema de las pasividades, y los ingresos miran la inflación corriente. Entonces, lo que se resolvió es asumir que esta es una realidad constatable, que es importante mantener la credibilidad y es importante informar a la ciudadanía que eso tendrá un costo fiscal y, por tanto, se incorporó a las proyecciones.
—Tamara Schandy, de Exante, escribió en la red X que luego del ajuste al inicio del período el resultado estructural no ha mejorado desde 2021. También señaló que el aumento de la meta al 2,9% “ya no solo no implica mejora, sino que se aleja del ‘norte’ de mediano plazo” y, para ella, quizás en vez de anunciarse cambios de meta debería explicitarse que hay un desvío, junto con acciones de remediación. ¿Cómo ve este tipo de propuestas?
—Primero, celebro que cada vez más a nivel de los analistas se estén discutiendo estos temas.
En la jerga de los analistas se habla de que un déficit de 2,5% del PIB estabiliza la deuda; si nosotros tuviéramos hoy claro cuál es exactamente ese número, es válido lo que dice Tamara y uno podría establecer determinada meta y eventualmente hacer una proyección en torno a eso. (En la regla) Nosotros definimos una meta-proyección de resultado estructural, y así lo definimos para dar credibilidad; era el primer paso, para arrancar. Hoy esa meta es de 2,9% y es mayor que la del año pasado, pero ¿la deuda es inestable por eso? No; la estimación de deuda que tenemos para 2024 es muy similar a la que teníamos en la Rendición de Cuentas. Por tanto, la economía perfectamente puede estar con un déficit de 2,9% estructural o 3% efectivo, y con una situación de estabilidad de deuda cíclica. Ese es el objetivo con el que hemos ido modificando las metas, a veces hacia arriba y a veces hacia abajo.
Entonces, es muy válido lo que plantea Tamara y es algo que hemos discutido con el Consejo Fiscal Asesor, que seguramente pueda ser parte de una hoja de ruta a futuro. También son relevantes conceptos como la deuda estructural y deuda prudente.
Segundo, no nos perdamos del bosque de la regla fiscal. ¿Qué es lo que pretende la regla? Que los gastos aumenten año a año –como aumentaron en nuestro período de gobierno–, pero atendiendo a los ingresos estructurales que están dados por el crecimiento económico potencial, que es 2,8% real anual. Esto asegura la sostenibilidad de las finanzas públicas e incluso, en nuestro período de gobierno, no solo bajar la deuda desde el pico en la pandemia sino bajar impuestos. El bosque de la regla es no gastar como si no hubiera un mañana, que fue lo que pasó en el último gobierno del Frente Amplio. Cuando las cuentas no cerraron, ¿qué pasó?, hubo aumento de impuestos.
La regla da certezas a los ciudadanos de que no les van a subir los impuestos. Y que si, eventualmente, se logra un manejo prudente, como se hizo en este período, se bajan los impuestos para generar más empleo y más plata al bolsillo de la gente.
—El precandidato presidencial frenteamplista Mario Bergara dijo que se “corrió el arco” al evaluar el cumplimiento de la regla fiscal. ¿Es válida esa crítica?
—Hablemos con los datos sobre la mesa. No se corrió el arco. En el Presupuesto era 2,7%, pero a medida que vamos ajustando, vamos bajando o vamos subiendo. ¿Pero comentamos solo cuando sube y no cuando baja? Este es el tipo de comentario que, amparado en un aspecto técnico, tiene una clara intencionalidad política.
—Técnicos del Frente Amplio también cuestionan que parte de la inversión en infraestructura queda por fuera de la contabilidad fiscal. ¿Es así?
—La forma de contabilidad que usa ahora el Ministerio de Economía es el mismo que utilizaba el Frente Amplio cuando gran parte de estos analistas que hoy hablan de este tema estaban sentados acá, en el ministerio.
¿Que hay un camino a recorrer en las estadísticas fiscales? Sin dudas. Es complejo: uniformizar, pasar de criterio caja a devengado no es tarea fácil, menos cuando tenés una pandemia o una guerra. ¡Ojalá hubiéramos heredado las cuentas fiscales con todos estos problemas resueltos por parte del Frente Amplio, que estuvo 15 años en el gobierno!
—La ministra Arbeleche dijo en la presentación que cree que esta regla fiscal perdurará. ¿Comparte eso, a la luz de estas críticas que provienen de un partido que eventualmente puede ser gobierno en 2025?
—Creo que sí. Las críticas son de un solo lado. Sería importante que en la campaña electoral el Frente Amplio diga qué haría con la regla fiscal; a nuestro juicio llegó para quedarse. La ciudadanía en general, si logra entender que lo que hace es evitar que se gasten ingresos extraordinarios y, por tanto, cuida el bolsillo de los uruguayos y previene de subas indeseadas de impuestos, entenderá lo buena que es. Amén de que la regla es parte de la Ley de Urgente Consideración, sobre la cual la ciudadanía se pronunció.
—¿Desmantelar la regla tendría un costo reputacional para el país?
—Sin dudas, decididamente. Fue parte de las razones por las cuales se mejoró la calificación de riesgo del país, además de la reforma previsional.