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Anny Blum es la productora que está al frente del tambo El Escondido, ubicado en el paraje Punta del San Salvador, en el departamento de Soriano. Cuando terminó bachillerato y tuvo que decidir si irse a estudiar a Montevideo o quedarse, decidió que se dedicaría al tambo. Hoy lleva la tarea con naturalidad y sin problemas, y cree que se puede. El personal sabe que ella es quien está a cargo y dirige; así de simple.
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Anny inició la charla con Agro de Búsqueda recordando que comenzó en el año 1998. “Mis padres eran tamberos, empleados de mi abuelo, y siempre buscaron independizarse. Surgió la venta de un predio a 12 kilómetros del tambo de mi abuelo, de 108 hectáreas, y lo compraron 90% financiado. No había nada, era campo natural, hubo que hacer todo con ahorros, desde las pasturas hasta el tambo”, repasó.
Ante la pregunta de cómo resolvió seguir con el tambo e involucrarse de lleno a la tarea, Blum respondió que “de pequeña me fueron generando el gusto por el trabajo del tambo y los animales”.
“Para incentivarme a que diera una mano me regalaron una ternera. De esta manera fui teniendo lo mío. Estudié en escuelas agrarias; primero en la de Rosario hice el ciclo básico y en la de Raigón terminé el bachillerato. Después tenía la opción de irme a Montevideo a estudiar en alguna facultad o venirme y trabajar acá. La verdad que la capital no me gustaba, y por otro lado no tenía definido qué carrera seguir, por lo que decidí quedarme acá y ayudar a mis padres”, comentó.
Luego continuó haciendo cursos de inseminación, cría de terneros, manejo de pasturas, “un montón de cosas vinculadas al rubro”, comentó. “A veces veo que otros productores no saben cómo involucrar a sus hijos. Creo que tienen que comenzar de chicos, pero además te tiene que gustar, porque si no te gusta, no es posible”, sostuvo la productora de Punta del San Salvador.
Consultada sobre si es difícil para una mujer joven estar al frente de un tambo, Blum respondió categóricamente que “no”. Aseguró que “en mi caso no tengo ninguna dificultad. Tal vez algo que alguna vez pregunté fue el tema del manejo del personal, pero no he tenido problemas. Me llevo muy bien con el personal, soy la que está a cargo y los dirige. Y con respecto a los clientes externos tengo bastante apoyo”.
Consideró que “en esta época se está buscando más la participación de la mujer rural, quizás si hubiera sido años antes tal vez sería más duro”.
Producción complementaria.
Blum comentó que además de la producción de leche, anteriormente también se recriaban e invernaban los machos, hasta embarcarlos a frigorífico, pero “hace dos años decidimos venderlos al año, porque el tambo está creciendo y necesitamos más área para la recría de hembras. Entonces, tenemos que sacar los machos antes para que no nos ocupen esa área”.
Agregó que lo mismo nos pasa con las reservas, ya que “el 90% de lo que se consume en el tambo viene de afuera. Son compradas porque nuestras hectáreas no son suficientes como para abastecer la demanda del tambo. Entonces, si bien por un lado tenemos la contra de la competencia, por otro lado tenemos buen relacionamiento con las empresas y ellos nos proveen de pasto para las reservas”.
Por otra parte, la productora comentó que “vamos a aumentar la carga”. Dijo que “el tambo viene creciendo de a poco pero tenemos que ver hasta cuánto podemos aguantar, porque tenemos 140 hectáreas dentro del predio, pero allí también están las vacas secas y toda la cría de los terneros”.
Después de la sequía.
La empresaria rural confirmó que “la sequía fue brava”, pero valoró que “dentro de todo no estuvimos tan mal”. Dijo que la producción promedio anual es de 26 litros de leche y el establecimiento bajó en febrero a un promedio de 19 o 20 litros por vaca. “Sabíamos que en marzo íbamos a tener un montón de vacas frescas para darles de comer, para que produzcan bien; era un desafío”, dijo.
Destacó que “cuando llovió todo cambió y hoy estamos en 28 litros de promedio con 162 vacas en ordeñe”. También explicó que tuvo que vender muchas vacas vacías y viejas, porque “sino tendríamos que estar con más de 200 vacas”.
Seguir creciendo.
Recientemente el establecimiento de Anny Blum se integró a un grupo Crea. “Desde hace un par de años nos habían hecho una invitación y nos gustaba la idea de integrar un grupo para mejorar. Si bien estamos bien, tenemos como desafío mejorar los márgenes”, dijo la productora.
Al referirse a los números de la empresa admitió que “después de pagar todo nos gustaría que nos quedara un poco más en el bolsillo”.
Por otra parte, también comentó que “otra idea que tengo es que mi empresa siga creciendo, para que mañana, cuando haya un cambio generacional, que sea solo por área. La intención es seguir capitalizándome para el futuro retiro de mi padre”.
Blum también se refirió a los ajustes de funcionamiento de la empresa, oportunidades de crecimiento y costos operativos. En tal sentido, comentó que el costo de la mano de obra es razonable en el tambo. Por otro lado, dijo que “también asumimos que las reservas sean más baratas. El sistema en sí no requiere mucha maquinaria, por lo que creemos que es bastante económico, y seguimos analizando dónde se puede mejorar”.
Agregó que “siempre hemos invertido en maquinaria y mejorado todas las herramientas; no contratamos ningún servicio. Es un sistema sencillo pero tenemos que plantearnos qué más se puede hacer”.
Zona agrícola.
Actualmente el predio totaliza 281 hectáreas, y el tambo está ubicado en 140 hectáreas. “Tenemos divididos en cuatro predios los campos de apoyo en donde se realiza la recría”, explicó.
Blum dijo que “dentro de las hectáreas que manejamos 50 son arrendadas. Tenemos una muy buena relación con el propietario, que quiere que el campo se maneje con animales, pero hay competencia. Incluso le ofrecen arrendarle el campo a un mayor precio, pero él no quiere que se haga agricultura. Alrededor hay mucha agricultura y es muy difícil competir”.
Señaló que alrededor de su establecimiento “hay empresas grandes y no podemos competir, porque si quisiéramos adquirir algún predio la cantidad de hectáreas serían pocas con relación a las que ellos arriendan”.
Pero Blum también destacó las ventajas de tener un tambo en la zona agrícola. “No tenemos que salir a comprar fardos a 100 kilómetros porque los tenemos enfrente, incluso tenemos un acuerdo con el vecino para que nos produzca pasto; eso nos favorece. Con el problema de la seca todos estábamos desesperados por la comida. Los productores estaban comprando fardos de mala calidad a una distancia muy larga y nosotros tuvimos material bueno y cerca”, valoró.
Trabajar y disfrutar.
La productora admitió que lo sacrificado de la actividad lechera “sin dudas aleja a los jóvenes” de este rubro productivo. Pero también destacó que en el caso de su familia, “desde hace muchos años mis padres empezaron a viajar, a salir, y eso me parece algo muy bueno. ¿Qué sentido tiene trabajar tanto si no se puede disfrutar? Es importante tener buena calidad de vida”.