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“La rebaja del IVA debe mantenerse como objetivo”, reza el programa con el que el Frente Amplio ganó las elecciones de 2009 y conservó el poder. Ya con unos nuevos comicios en el horizonte, el gobierno de José Mujica anunció cómo prevé implementar esa medida, aunque no serán los dos puntos en la tasa básica prometidos en aquella campaña sino algo más acotado, por la vía de una devolución para las compras hechas sólo con medios electrónicos de pago.
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La ley Nº 18.910, de mayo de 2012, facultó al Poder Ejecutivo a “reducir en hasta dos puntos porcentuales la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) aplicable a las enajenaciones de bienes y prestaciones de servicios, efectuadas a consumidores finales, siempre que la contraprestación se efectúe mediante la utilización de tarjetas de crédito, tarjetas de débito u otros instrumentos análogos (...)”. Esa misma norma, al mes siguiente de su entrada en vigor, aplicó una exoneración del IVA sobre los gastos hechos por los beneficiarios con tarjetas de débito asociadas a los programas Uruguay Social y de Asignaciones Familiares.
Pero la rebaja general de la tasa del 22% a 20% prometida en la campaña recién está por ver la luz ahora; la medida se fue dilatando porque, según decían las autoridades, era necesario esperar a que la situación fiscal pudiera soportarlo.
El IVA grava los consumos internos y las importaciones, y es el tributo que más recauda: en todo 2012 aportó a las arcas del Estado el equivalente a unos U$S 5.100 millones (52% de lo cobrado por la Dirección General Impositiva).
El lunes 16, el Consejo de Ministros analizó la propuesta elaborada por el Ministerio de Economía para implementar el alivio tributario, que forma parte de un proyecto de ley más amplio que apunta a extender el uso de medios electrónicos de pago en la economía al que se le dio el nombre de “inclusión financiera” o “bancarización”. Como preámbulo de dicho plan se crearon estímulos impositivos para que los comercios adopten equipos para registrar pagos electrónicos (conocidos con la sigla en inglés POS); actualmente hay más de 20.000 instalados.
El ministro de Economía, Fernando Lorenzo, comentó las líneas generales a sus colegas del gabinete y luego habló con la prensa.
Según lo informado, a partir del tercer mes luego de aprobada la ley, se reducirá en dos puntos la tasa básica para consumidores finales que abonen sus compras con tarjetas de débito del dinero de una cuenta bancaria o instrumentos electrónicos análogos (no tarjeta de crédito). Complementariamente con este régimen general, se faculta al Ejecutivo a establecer la baja adicional de otros dos puntos el primer año de vigencia y un punto el segundo, para adquisiciones por hasta 4.000 unidades indexadas a la inflación (unos $ 10.650 actualmente). De ese modo, el IVA para dichas transacciones será de 18% el primer año, 19% el segundo y 20% en adelante.
A fines de junio pasado habían emitidas 1,8 millones de tarjetas de débito, un número que viene creciendo, según datos del Banco Central. Se emplean más que nada para retirar dinero de cajeros automáticos.
El gobierno entiende que el estímulo al uso de medios de pago electrónicos favorecerá la formalización de las transacciones y una disminución de los niveles de evasión (que cayeron sistemáticamente en los últimos años hasta situarse en 15% en 2011, de acuerdo con estimaciones de la Impositiva), dijo a Búsqueda el director general de Rentas, Pablo Ferreri. “No habrá costo fiscal”, agregó.
Cada punto de IVA recauda unos U$S 220 millones.
La iniciativa también facultará al Poder Ejecutivo a rebajar dos puntos de IVA el primer año y uno el segundo, para compras con tarjeta de crédito por hasta ese mismo tope.
Hoy jueves 19 el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, se reunirá con la bancada oficialista para explicar el alcance del proyecto, que se prevé empezar a tratar formalmente en octubre.
Consumo.
Un alivio impositivo como el que está siendo puesto sobre la mesa por el gobierno puede resultar un estímulo para el consumo: el precio final de las compras bajará.
Ese tipo de gastos aumentó en los últimos años, en un contexto de mayor poder de compra de los ingresos familiares. La tenencia de artículos de confort y autos, por ejemplo, se incrementó.
Hay un alineamiento entre el nivel de consumo y el crecimiento del conjunto de la economía, lo que es positivo, comentó ayer miércoles Lorenzo al disertar en una charla en el hotel Sheraton de Punta Carretas.
El consumo desmedido ha sido cuestionado por el presidente José Mujica. Así lo reiteró esta semana.
Hablando el martes 17 en radio Uruguay el mandatario diferenció el consumo referido a “bienes necesarios para sostener” la vida de “esa verdadera adicción (...) contemporánea” que se designa “con la palabra consumismo” y que “suele esclavizar dolorosamente” la conducta de las personas. “Con la ilusión de comprar y comprar cosas nuevas terminamos confundiendo el ser con la función de tener”, señaló.
“La peor consecuencia, no la única desde luego, pero la peor consecuencia para cada uno de nosotros es el terminar sacrificando buena parte del tiempo de nuestra vida” para conseguir el dinero con el cual consumir, afirmó Mujica. El consumismo también “sume” a los individuos en un “feroz individualismo”, dijo, y reivindicó la “práctica militante de la solidaridad”
Y agregó: “Esta eclosión cultivada, masificada en tiempos de marketing de propaganda machacona de esta cultura consumista que cae despiadadamente sobre los niños, muy tempranamente, es en el fondo funcional a uno de los factores que definen nuestra época que es la acumulación capitalista, compuesta por algo muy sencillo: hay que vender, vender, vender y hacer vendible todo lo que se pueda y todo lo que nos rodea”.