El objetivo permanente del Frente Amplio y el PIT-CNT es “tratar de obstaculizar al gobierno”; tienen “ganas de tener una pulseada”

entrevista de Federico Castillo 
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En el año 2015, un año después de una dura derrota electoral a manos de Tabaré Vázquez, Luis Lacalle Pou reunió a su tropa en Flores para lamer las heridas y proyectarse desde el vamos y con tiempo hacia una nueva contienda para llegar al gobierno. Con este evento se inauguró un encuentro anual de todos los sectores que acompañaron su candidatura y que se repitió sin falta hasta el 2020, cuando, con Lacalle Pou en la presidencia de la República y una pandemia arrasando cualquier idea que incluyera aglomeración, se tuvo que cancelar. Este año, con el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, a la cabeza el encuentro de Flores vuelve a ser un hecho. Durante el último fin de semana de octubre, los dirigentes de la agrupación Todos del Partido Nacional se reunirán con un solo objetivo: lanzar la campaña de defensa de la Ley de Urgente Consideración (LUC) frente a un referéndum derogatorio de 135 de sus artículos. Para Delgado, más que una campaña de información, se tratará de una “campaña contra la mentira”. El secretario de Presidencia sostiene que “hay una campaña notoria, fundamentalmente del Frente Amplio y del PIT-CNT”, que busca “mentir”, “desinformar” y que “mezcla temas ideológicos que nada tienen que ver con la LUC”. Mientras se para sobre la idea de que si la normativa se deroga, la gente perderá “derechos y libertades”, no se permite visualizar otro escenario que no sea el de una victoria en las urnas y se muestra convencido de que si se hace una “campaña correcta y didáctica, la ley se defiende sola”.

Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

—Fue uno de los rostros del gobierno que la población tuvo más presente durante lo peor de la pandemia. ¿Cuál fue el momento más duro que le tocó atravesar?

En el tema institucional, cuando parte del Frente Amplio, dirigentes de primera línea, PIT-CNT y Sindicato Médico ejercieron una presión muy grande para la cuarentena obligatoria. Porque en definitiva nuestras convicciones, la del presidente, era la de apostar a la libertad responsable y a que no podíamos apagar los motores de la economía. Humanamente también había incertidumbre. Entonces estábamos en un proceso que no conocíamos, que no sabíamos cómo podía evolucionar. Lo evaluábamos todos los días. Evaluar, corregir, reafirmar. Pero dimos la cara, fuimos transparentes para lo bueno y para lo malo. Dimos amparo y dimos un rumbo en un momento donde la gente tenía incertidumbre y, sobre todo, miedo. Fue un momento de mucha tensión, pero queríamos apostar a la gente y yo creo que la gente cumplió. En lo personal el momento más complicado fue salir a dar la noticia del primer fallecido. Fue un sábado. Yo subí al despacho después de una conferencia y me avisan que había un fallecido por Covid. Empecé a averiguar y era alguien muy amigo, muy partidario. Me acuerdo que hablé por teléfono con Luis (Lacalle Pou) y me dijo que teníamos que dar la noticia nosotros. Son noticias que nadie quiere dar pero forman parte de la credibilidad. Y fue lo que pasó. Fue una conferencia muy dura, muy sentida.

—Desde esa primera muerte hasta ahora pasó mucha agua debajo del puente. En una entrevista con Búsqueda usted dijo que con la llegada de las vacunas se empezaba a divisar la orilla después de tanto nadar. ¿Dónde se está hoy?

Llegamos a la orilla y en mejores condiciones que otros países. Y eso es producto de haber tomado una serie de medidas y no haber tomado otras. El apelar a la libertad responsable, los protocolos, los aforos, el ganar tiempo para mejorar la respuesta sanitaria, generar mecanismos de apoyo económico. Y paralelamente con eso se negociaron las vacunas, creo que fue un buen acuerdo. Nos dieron palo por todos lados y Uruguay estaba silenciosamente negociando con los principales referentes y se anunció los primeros días de enero que iban a llegar cuatro millones de dosis. Empezamos a vacunar en marzo con el objetivo de vacunar a 30.000 personas por día, priorizando los grupos de riesgo, y terminamos vacunado 60.000 personas por día. Uruguay es el segundo o tercer país en velocidad de vacunación en relación con la población. En definitiva, ese fue el camino. Y hoy podemos decir que Uruguay tiene un 93% de la población vacunable, mayor de 12 años, vacunada. ¿Esto nos da orgullo? Sí. Pero por sobre todo nos da tranquilidad. Y ahora, que llegamos a la orilla, empezamos a planificar qué hacemos en tierra firme. Quiero decir: apretás el acelerador, y empezás a ver inversiones, empleos. Hay un 37% más de exportaciones en el primer semestre con respecto al anterior, empezás a ver cifras de desempleo menores a las de prepandemia. Hay una cantidad de sectores que se están recuperando. Y la verdad que hay un récord de inversiones promovidas. O sea, el no cerrar la perilla económica y social nos dio este resultado. Un resultado sanitario, porque cuidamos la salud y cuidamos a la gente. Y a su vez cuidamos los otros aspectos que también son importantes.

—La pospandemia y la resaca que queda luego de un año y medio de emergencia sanitaria podría ser complicada para el gobierno y la población, pero usted está planteando un panorama auspicioso.

Yo creo que sí, que el futuro es auspicioso. Teniendo siempre el foco en la salud, en la inmunización. Con la salud encaminada, lo que tenemos que hacer ahora es poner el acelerador a los procesos de crecimiento, al dinamismo del empleo, a la generación de fuentes de trabajo.

¿Y queda tiempo para eso?

—Sí, sí.

—La pandemia y sus consecuencias se comieron casi dos años.

—Bueno, un año y medio… sobre todo hubo un año muy complicado. Todos los indicadores económicos de este año son bastantes auspiciosos. En exportaciones fundamentalmente, en desempleo, en seguros de paro, que vienen bajando. Obviamente que durante la pandemia se fragilizó lo que ya estaba muy frágil. Recordemos que recibimos un Uruguay con 10,5% de desempleo y con el 5% de déficit fiscal. Este año seguramente la economía termine creciendo un 3,5%. Y en realidad pocos veían creíble o alcanzable esa meta y hoy los analistas privados están corrigiendo sus propios cálculos.

—¿Y en dónde cree que hay que pisar el acelerador?, ¿cuáles son las reformas pendientes?

—Primero que nada en todo lo que tiene que ver con el empleo. En infraestructura tenemos un rezago muy grande, muy grande. Después tenemos para adelante insistir en el tema de la educación. Pero uno tiende a pensar que en la medida que se siga abriendo la economía uruguaya, que empiece a haber más intercambio con otros países y se generen acciones diplomáticas para conseguir inversiones… A mí me sorprendieron la cantidad de proyectos promovidos dentro de la Comisión de Promoción de Inversiones. Eso quiere decir que hay interés en Uruguay. Y te voy a decir algo más, de lo que estoy convencido: el modelo uruguayo del manejo de la pandemia termina siendo un activo. Internacionalmente se habla del Uruguay vinculado al manejo de la pandemia en todo sentido, más allá del sanitario. Eso nos pone también en el mapa. Es un activo más.

—Pero a todo esto, además de la pospandemia, el gobierno tiene que lidiar con algo que quizás no estaba en sus planes, que es un referéndum contra la Ley de Urgente Consideración (LUC).

—Es que además de manejar la pandemia, lo que hizo el gobierno fue gobernar. Y el primer proyecto grande que la coalición votó fue la LUC el 9 de julio de 2020. La LUC fue la oreja de todos los actores políticos que integraron la coalición durante la campaña electoral. Debe ser la ley más transparente del mundo, porque antes de mandarla al Parlamento se colgó el borrador en la web a instancias del presidente de la República para evitar suspicacias. Y todos los temas que están incluidos en la LUC, los conceptuales, los más importantes, estaban en el programa de gobierno que la gente eligió cuando decidió cambiar al Frente Amplio después de 15 años. La gente decidió cambiar. Y fue en ese sentido, para más seguridad, más libertad. Para garantizar más derechos. Y en ese sentido estoy convencido de que el PIT-CNT, primero, y después arrastrando al Frente Amplio, fue consistente con gran parte de la estrategia durante la campaña. A los 20 días del gobierno tuvimos un caceroleo, después la avanzada por la cuarentena obligatoria, después la discusión sobre si venían o no venían las vacunas. Y todo eso pasaba, ¿no? Y ahora ya nadie discute sobre eso, hoy está laudado. Ya nadie discute que el proceso uruguayo dio resultado, que las vacunas eran el camino, que hubo velocidad en la vacunación, que se armó una buena logística. Pero siempre hubo una consistencia en tratar de obstaculizar al gobierno. Creo que en esto hay un tema, en parte, de no haber asumido que después de 15 años hubo un cambio de gobierno. Y en no dejar que aquellos a quienes la gente votó para cambiar, puedan hacer los cambios que se estaban demandando. Es más, nosotros vamos a encarar este proceso de referéndum sin dejar de hacer lo que tenemos que hacer, pero además teniendo claro que tenemos que hacer una campaña de información, una campaña contra la mentira. Acá hay una campaña notoria, fundamentalmente del Frente Amplio y del PIT-CNT, de mentir, de desinformar. Hay un video institucional que cuando uno lo escucha y empieza diciendo “no vamos a mentir para ganar un voto más” ya a uno se le prenden todas las alarmas. Y después empieza a hablar de temas que nada tienen que ver con la LUC, temas ideológicos. Y uno dice: esto no puede ser cierto. No puede haber tantas ganas de que al gobierno le vaya mal. De poner de rehén a la gente, sacándole instrumentos que nosotros creemos que son buenos en seguridad, en libertad y en derechos. Todo en función de ganar una pulseada. Y después de mezclar todas las cosas que no les gustan del gobierno con la LUC, dicen que esto no es un plebiscito contra el gobierno. Es un poco contradictorio. Es como bipolar. Lo que están demostrando son ganas de tener una pulseada con el gobierno.

—¿Cree que la oposición es irresponsable desde el inicio de este gobierno?

—Estoy hablando de una oposición que fue implacable. Lo diría así, más que irresponsable, implacable. Es mucho más, no te da ninguna por buena, simplemente porque el gobierno lo hace. A pesar de la pandemia, a pesar de todo, porque lo hace el gobierno, directamente nos vamos a oponer. Es la rueda y el palo en la rueda. Yo estoy viendo eso en esta discusión de la LUC. Por eso tenemos que ser enfáticos en informar, en decirle que lo que está en juego es la libertad de la gente, la misma que usó responsablemente en la pandemia, la que usó para vacunarse, la misma libertad que queremos defender. Yo creo que si se deroga la LUC, la gente pierde libertad y obviamente pierde derechos. Además, cuesta creer algunas cosas. El otro día escuchaba al exministro del Interior Eduardo Bonomi criticando los artículos vinculados a la seguridad jurídica de los policías que quieren derogar. La policía ha recuperado la autoridad, la sociedad recupera una policía que la proteja. ¿Es dura con el delito? Sí, pero la gente votó que seamos duros con el delito. La verdad es que en 15 meses esta ley, que además de popular es buena y eficiente, logró cosas. Uno habla con los policías y me dicen: “Por favor, que esta ley no se derogue porque quedamos en el horno”. La Policía queda en el horno porque no puede actuar. Y esto no es gatillo fácil. Porque hay muchos menos abatimientos de delincuentes durante la aplicación de la LUC que en el último tramo del gobierno del Frente Amplio. Lo que se hizo fue bajar el delito. Y la gente votó para estar más segura. Y cuando Bonomi critica esto, dice que no hay ningún artículo en la LUC que hable de la cantidad de móviles policiales. A ver… no se puede falsear tanto la realidad. No se puede criticar con esa liviandad los efectos de una ley que en 15 meses hizo lo que ellos no pudieron hacer en 15 años. Entonces es mucho más que una campaña de desinformación, es una campaña orquestada para trancar al gobierno.

—¿Pero el único tema que baja a tierra es el de la seguridad? ¿Cuáles otros asuntos son importantes defender con la LUC?

—El tema de los alquileres. Vamos a hablar de eso. Por poco dicen que a partir de ahora hay un desalojo express para cualquiera. Y en realidad la ley de arrendamiento sigue vigente. Esto es un mecanismo adicional para los que no tienen un familiar que les salga de garantía, es un mecanismo más ágil de alquileres sin garantías. El tema de las adopciones. Lleva años adoptar, es un mecanismo burocrático, tedioso. Y esto genera un proceso garantista, que te permite adoptar en 18 meses. Lográs que haya facilidad para que una familia que quiera un niño pueda brindarle amor y además un niño que está en el INAU pueda tener una familia ¿Esto lo quieren derogar?

—Hay un tema que tiene que ver mucho con el humor popular, que son los combustibles. Y la LUC establece que el aumento de los precios queda atado al devenir del mercado del petróleo. ¿Cómo van a lidiar con ese detalle?

—Yo creo que se terminaron las tarifas discrecionales. Las tarifas fueron siempre un elemento de ajuste y en función de la necesidad de caja. En estos 15 años venimos viendo que cuando subía el petróleo, subían las tarifas y que cuando bajaba el petróleo, nunca bajaban. La verdad es que era como un agujero negro, como el Triángulo de las Bermudas, empezar a ahondar en la paramétrica de los combustibles. Ahora lo que se hizo fue transparentar el precio, que para mí es muy importante. Tiene que ver con la transparencia y con la previsibilidad a los actores del mercado. Los países que refinan usan la paridad precio importación (PPI). Y la Ursea, que se creó como organismo independiente con la LUC, es la que da el precio de referencia técnico. Claro, se dio una circunstancia donde el petróleo viene subiendo permanentemente. Y hubo que ajustar en su momento a la suba. Y en la última instancia lo que vimos fue un resultado adicional positivo de Ancap, donde permitió amortiguar eso. A mí no me importa que Ancap gane millones de dólares, lo que me importa es que tenga precios estabilizados y que la gente gane con un combustible más barato, que gane en menos costo de vida y en menos costo de producción. No es una Ancap rica y la gente padeciendo un combustible caro. Y el otro aspecto es que tampoco recibimos una Ancap de base cero, tenía 800 millones de dólares de déficit acumulado, hubo que capitalizarla, hubo una gestión con errores y horrores, irregularidades y todos sabemos cómo terminó ese proceso. Con empresas, la mayoría de derecho privado, asociadas al holding de Ancap y que son deficitarias. Y hoy el costo de mantenerlas está dentro del precio del combustible, es el famoso “factor X” sobre el cual el gobierno está comprometido a trabajar para bajar y para que sea estrictamente transparente a la paridad de importación.

—Pero teniendo en cuenta que el petróleo no hace otra cosa que subir y que el gobierno está atado al PPI, ¿es probable que haya una decisión política de sentarse arriba de los precios por lo menos mientras dure la discusión por la LUC? Porque queda atado a un efecto…

—Sí, un efecto coyuntural que es negativo, que impacta negativamente. Lo que pasa es que ahí hay que ver también la espalda que tiene Ancap en los cierres de ejercicio y en los anticipos de balance.

—Si hay espalda, no se suben los precios…

—Si hay espalda para amortiguar esa diferencia. Que es diferente a bajar o subir la tarifa en función de lo que se quiera recaudar. Eso tiene que ver con que Ancap quizás no tenga todos los resultados positivos que esperás, pero poder aguantar el precio de los combustibles. Y además ir trabajando, como ya anunció el presidente, sobre el tema del “factor X”, los sobrecostos de Ancap. Ese es un proceso rápido en algunos casos y lentos en otros. Por ejemplo, estamos reclamando que la intendencia deje de cobrar una tasa de inflamables que sale más de 10 millones de dólares, que la venimos reclamando hace tiempo y nunca la dejó de cobrar. Es una tasa de un servicio que no cumple, de otra época. Son esas cosas sobre las que tenemos que trabajar para que sea químicamente más puro y más transparente el proceso vinculado a las PPI, que no haya ruidos diferentes.

—Claro, pero sigue existiendo una decisión política y no técnica sobre los precios de los combustibles.

—Bueno, cada vez menos, ¿no? Cada vez menos. Antes o los subía o los bajaba el Ministerio de Economía en función de la caja. Ahora estamos tratando de que lo suba o baje Ancap en función de sus resultados operativos con el PPI.

—¿Se juega mucho el gobierno en este referéndum, lo ven como una elección de medio término?

—Para nosotros va a ser un referéndum sobre la ley. Vamos a tratar de explicarla, porque además tiene mucho sentido común. Y si lo explicás así, la gente lo entiende y lo comparte. El Frente lo va a transformar en un plebiscito contra el gobierno. Nosotros vamos a ir a una campaña de información.

—¿Y cómo impactaría en el gobierno un resultado adverso?

—Yo creo que si hacemos una buena campaña de información, con la gente sabiendo los derechos que se adquirieron o con los retrocesos que puede haber en seguridad, por ejemplo, estoy convencido de que la gente va a internalizar eso y entonces nos va a acompañar.

—¿Y si el escenario resulta que es otro distinto al que usted está convencido que va a ocurrir?

—Veremos. Pero yo estoy convencido de que si hacemos una campaña correcta y didáctica, la ley se defiende sola.

Contratapa
2021-10-28T00:53:00