La mayoría de las lecturas sobre la decisión del exmandatario giraron alrededor de una idea: su negativa a presentarse no fue más que un sinceramiento del rechazo alto que recibe su imagen en las encuestas y postularse hubiera significado la posibilidad de perder. Macri prefirió decir entonces: “Muchas gracias, me bajo”.
Sin embargo, algo que el expresidente piensa hoy y repetía delante de sus visitantes que iban a verlo durante el último verano a Cumelén Country, un barrio cerrado exclusivo de la Patagonia enclavado en las orillas del lago Nahuel Huapi, es que el próximo presidente no solo deberá enfrentar una herencia más grave a la recibida en 2015 sino que no tendrá el financiamiento que dispuso aquella vez.
En enero de 2016, cuando Macri llevaba apenas semanas en el cargo, se tomó un avión y, junto con su ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, aterrizó en el Foro Económico de Davos, donde recibió primero el respaldo de los principales líderes mundiales (entre ellos Joe Biden, el dos de Barack Obama y actual presidente de Estados Unidos) y al poco tiempo el de los mercados financieros.
“Hoy esa plata no está más, aunque yo regrese allí en enero 2024 con la banda y el bastón a la Argentina no le prestarán”, ha dicho por lo bajo el expresidente una y otra vez durante el verano.
Ha sido un crédito controvertido y quedará en la polémica para siempre, pero la prueba de esa confianza que Macri había despertado en su gestión fue que el FMI otorgó US$ 54.000 millones para administrar una crisis de balanza de pagos en 2018.
El panorama que traza Macri sobre las dificultades que se avecinan para el país resulta convalidado a diario por la tarea de Sergio Massa, el actual ministro de Economía del gobierno del Frente de Todos, la coalición peronista que lidera el kirchnerismo y que hoy es oficialismo en la Argentina. Massa procura evitar cualquier medida que ocasione turbulencias para lo que resta de su gestión y que empeore sus chances electorales (si las tiene). ¿Ejemplo? Una devaluación.
El BCRA se quedó sin reservas. Pero quizá lo más preocupante es su dinámica: pese a los paquetes y medidas anunciadas en los últimos meses (recompra de títulos públicos, programas de controles de precios, canjes de bonos con el sector privado y el sector público, la flexibilización de las metas de reservas con el Fondo Monetario Internacional), el frente cambiario y financiero se mueve con fragilidad.
Desde que empezó 2023 el BCRA ya vendió más de US$ 2.600 millones al tipo de cambio oficial, que está a $ 207,4. La autoridad monetaria, para evitar un salto en el tipo de cambio, mantiene su cotización por debajo de la que registra en el mercado informal ($ 390). Esa diferencia o brecha incentiva a que las empresas traten de comprar toda la cantidad de divisas que puedan al tipo de cambio oficial para asegurarse un acceso más barato al dólar. El problema es que las firmas trasladan al precio de sus mercaderías el costo del dólar más alto (paralelo o financiero) y no el más bajo (oficial).
“Durante los primeros 75 días del año ya se perdieron US$ 5.200 millones de reservas internacionales a causa de un menor ingreso por dólares sumado a un flujo constante demandado al BCRA para pago de importaciones y deuda de privados, principalmente”, indicaron en la consultora LCG.
Si a Macri y Massa no les dan los números, lo mismo ocurre con otros protagonistas de la política argentina.
Horacio Rodríguez Larreta, el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos y precandidato presidencial por el espacio de Juntos por el Cambio, atraviesa el mismo declive que observó Massa en los últimos meses, pero en las encuestas: no solo no repunta sino que registra un retroceso en ellas, mientras que su competidora directa, la líder del PRO, Patricia Bullrich, observa un repunte.
Por su parte, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner repite ya hace tiempo que la performance del oficialismo en materia económica acota las posibilidades en materia electoral, como no podría ocurrir de otra manera cuando no se producen beneficios económicos.
¿Pero por qué el Frente de Todos enfrenta un panorama difícil si la economía creció 5,5% en 2022? ¿Qué pasó con esa expansión de la actividad?
En primer lugar, las perspectivas son de contracción para este año por la razón que da comienzo al artículo: la sequía. En segundo, la inflación en 2022 fue 94% y le ganó a los salarios. El año pasado fue la primera vez desde la época de Carlos Menem, el expresidente argentino (peronista) que introdujo una serie de reformas de mercado en la Argentina en los 90 y estabilizó la economía con una convertibilidad dolarizadora, en el que el PBI registra un aumento, pero también la tasa de pobreza, algo que resulta contraintuitivo para un movimiento del campo popular como es el kirchnerismo: si la economía crece en verdad, la pobreza debería reducirse y no como pasaba en la Argentina de finales de los años 90.
Los números en la Argentina parecen no darle a nadie, por lo tanto. Ni a las familias para llegar a fin de mes y salir de la pobreza, ni a los productores para recuperar sus inversiones ni al Banco Central para acumular más reservas, y mucho menos a los políticos para reunir apoyo. Y en el medio de todo esto aparece el FMI buscando recuperar los US$ 54.000 millones que le prestó a Macri.
Larreta sostiene que el desafío que enfrenta el próximo presidente no es ganar las elecciones, sino ver cómo hace desde el primer día que entra a la Casa Rosada, porque hacen falta cambios de reglas que pasen por el Congreso. Y para ello habrá que buscar apoyo parlamentario.
Esto último es lo que lo diferencia de Macri, quien descree de un acercamiento con el peronismo a la hora de gobernar. No solo lo ha dicho en su último libro, Para qué, sino incluso lo repitió luego de anunciar que se bajaba de la candidatura.
En una entrevista con el diario Clarín, publicada el martes 28, le preguntan al expresidente:
“—Horacio Rodríguez Larreta dice que si ganan, se va a necesitar para gobernar una coalición más amplia. ¿Usted piensa lo mismo?
—Está claro que no pienso lo mismo. No pienso lo mismo porque hoy ya es difícil encontrar cuál es el peronismo sin el kirchnerismo. No hay una vocación de dialogar, nunca la han tenido, ellos te llevan por delante, te tratan de sacar de la cancha y no creen que esta discusión se hace dentro de la Constitución.
Pero que quede claro. En los últimos dos meses en la Argentina hubo una sequía que se agravó —las altas temperaturas afectaron lo que se llama la cosecha gruesa—, y con ello las perspectivas que muchos auguraban al ministro de Economía, Sergio Massa, para estabilizar la economía.
La Argentina se quedó sin dólares y las cuentas ya no le cierran a nadie. Ni al almacenero ni al que pretende ser presidente”.
* El autor es editor jefe de Economía en el diario Clarín. Especial para Búsqueda.
2023-03-29T18:06:00
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