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En Economía y Finanzas (MEF) el “chiste de los hombres es decir que este es un ministerio de género y que se hace lo que dicen las mujeres”, porque varias de ellas desempeñan cargos relevantes, como la propia ministra Azucena Arbeleche. “Más allá de la broma”, ello indica “nuevos bríos para estos temas relevantes”, manifestó la coordinadora de Política Económica del MEF, Marcela Bensión, al hablar el viernes 11 en un foro acerca de la participación femenina en el mercado laboral organizado por Instituto de Investigación para el Desarrollo, el Crecimiento y la Economía o simplemente Ridge, por su sigla en inglés.
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Además de Arbeleche —que tuvo una breve intervención al final— y Bensión, esta semana se incorporó Nicole Perelmuter como directora de la Asesoría Macroeconómica, otro cargo de primera línea en una cartera históricamente en manos masculinas. Pero estos cambios en el MEF contrastan con el relativo estancamiento reciente en la situación laboral de las mujeres uruguayas en general, tanto en lo que refiere a su tasa de participación en el mercado como en la reducción de la brecha salarial respecto a los varones. Los panelistas del ámbito académico plantearon como posibles acciones frente a esto la revisión de rigideces normativas que a su entender conspiran contra el proceso de igualación de género en el ámbito laboral.
Con un 45% de mujeres trabajando entre las que están en edad de hacerlo, Uruguay “está bien” en términos comparados, valoró Raquel Fernández, profesora de la Universidad de Nueva York y presidenta de la Asociación Económica de América Latina y el Caribe. Pero relativizó eso al comentar que “40 y pico” dedican menos de 30 horas semanales a tareas remuneradas, frente a 20% entre los hombres.
Además, aunque son más las mujeres egresadas de la educación terciaria que hombres, ellas tienen menos participación en actividades relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. “Y esto importa en los sueldos” que cobran, acotó.
Luego de mencionar ejemplos internacionales de que en estos temas la “cultura cambia” porque se aprende “de la experiencia”, la académica sugirió algunas propuestas de política pública que favorezcan la equidad de género. Guarderías de “alta calidad” para los hijos con un costo que “el Estado tendría que pagar”; “buen transporte público”, “transparencia” sobre cuánto se paga a hombres y mujeres en los mismos cargos; y modificaciones al régimen de licencia paternal, teniendo en cuenta el hecho de que “si se le da el derecho al hombre casi ninguno lo toma por reputación o razones culturales”.
Germán Cubas, de la Universidad de Houston, señaló que hubo “grandes avances” en la participación de la mujer en el mercado, pero “sigue habiendo una brecha salarial dura” relacionada con el tipo de ocupación en que se desempeñan, los horarios, la estructura de tareas y los cuidados del hogar. Hay ocupaciones que requieren “estar” y con mucha coordinación, por ejemplo, en puestos gerenciales, de dirección o en calidad de socio, que “pagan más”; la interrupción de las tareas se “penaliza” y las mujeres lo sufren dado que cuidan a hijos y otros familiares más que los varones, explicó. Ellas también quedan relegadas en trabajos con horarios “impredecibles” o de libre disponibilidad, como la de médico de emergencia.
Hasta el horario cortado al mediodía “complica mucho a la mujer en el trabajo”, y es una de las razones de los bajos nacimientos en España; “en Uruguay no sabemos esto, pero hay ciertos aspectos que se replican”, acotó Cobas.
También lanzó propuestas, algunas de política pública. Sugirió pensar en los horarios escolares y la integración con los horarios extracurriculares, y la posibilidad de atender esto desde centros de cuidados como los CAIF.
Por otro lado, según ese académico, el mercado de trabajo uruguayo “es superregulado y habría que pensar si la regulación no va en contra en algunos aspectos”, en materia por ejemplo de flexibilidad horaria. “A veces el trabajar part-time o full-time” condiciona “el ascenso en la profesión”, y esto “es algo muy importante en el caso de Uruguay”, dijo.
“Romper patrones”
Verónica Amarante, de la oficina de Naciones Unidas en Uruguay e investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, sostuvo que las “políticas públicas son importantes, pero también las prácticas laborales y cómo se organiza el trabajo”, también dentro de los hogares. Indicó que hay “cierto modelo de negociación” dentro de las familias en el cual la presencia de niños menores tiene fuerte peso. En ese sentido, en su opinión es momento de repensar el diseño de las licencias paternales y “en qué medida deben ser transferibles o no” para ayudar a “romper patrones” en torno a las tareas domésticas no remuneradas.
Amarante repasó datos del mercado laboral en Uruguay y la participación femenina. La tasa de actividad global aumentó y fue básicamente a causa de que más mujeres empezaron a trabajar, pero eso sucedió hasta alrededor de los años 2000. Después hubo un “estancamiento”, subrayó.
Además, continúa habiendo una “brecha de ingresos importante” entre hombres y mujeres. Señaló que, en situaciones similares de residencia, nivel educativo y edad, la diferencia cayó de 37% a principios de los años 90 a 19% en 2018, pero después, otra vez, hubo “estancamiento” o una reducción a menor ritmo de esa disparidad.
Según una simulación que comentó, si las mujeres trabajaran una cantidad de horas similar a la de los hombres, dada la brecha salarial, los hogares perderían ingresos. Pero, si ellas percibieran sueldos equitativos, habría una ganancia “importante” en términos de ingresos familiares.
Considerando esta y otras constataciones en otros países, en Uruguay debería pensarse en una “flexibilidad en las regulaciones” y de horarios, además de promover una “transparencia salarial” por género. Para Amarante, la experiencia del home-office por la pandemia de Covid-19 mostró que es posible “trabajar de manera distinta a lo tradicional”, lo que también podría ser una herramienta para igualar oportunidades entre hombres y mujeres como trabajadores.
Asimismo, cuestionó que la licencia por razones de cuidados de un pariente es utilizada por las mujeres, por “temas culturales. En Uruguay, la población piensa que los niños deben ser cuidados por la familia o alguien cercano”.
Arbeleche no era panelista, pero tuvo una intervención que clausuró el panel y reafirmó que para el gobierno la cuestión de género es un asunto central. “Sin embargo, tengo que complementar esto diciendo que es una responsabilidad de todos los ciudadanos. Lo que necesitamos es un cambio cultural; mientras sigamos pensando que el cuidado de nuestras casas es de las madres, no vamos a poder avanzar. El tema de los hijos es un factor relevante. Es un derecho y un privilegio de madres y padres. Desde el gobierno se debe dar una respuesta completa”, señaló.