En la previa a una nueva siembra de cultivos de verano, como soja y maíz, los productores de granos buscan alternativas para enfrentar los problemas de malezas resistentes a herbicidas que amenazan sus plantaciones.
, regenerado3En la previa a una nueva siembra de cultivos de verano, como soja y maíz, los productores de granos buscan alternativas para enfrentar los problemas de malezas resistentes a herbicidas que amenazan sus plantaciones.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDe ahí la importancia de conocer el modo más efectivo de mantener controladas las especies invasoras y para ello una de las recetas pasa por hacer un uso “racional” y “variado” de los herbicidas, según técnicos del sector.
“Esto es igual que cuando uno toma antibióticos y te recomiendan no repetir el mismo muchas veces porque eso te genera resistencia y ya no te sirve más”, dijo a Búsqueda el investigador y docente de la Universidad de Rosario, Argentina, Daniel Tuesca.
El Amaranthus o yuyo colorado es una de las malezas que más dolores de cabeza le genera en los últimos tiempos al productor agrícola, y que en algunas zonas de producción de Argentina ya tomó una dimensión descontrolada.
Para plantear ese tema y abordar respuestas posibles, la empresa Syngenta organizó el 4° Seminario de Malezas Resistentes en Nueva Helvecia, departamento de Colonia.
Uno de los asuntos principales fue presentado por Tuesca en cuanto a la relación entre el uso “excesivo” de un grupo de herbicidas denominado PPO y la posibilidad de que el empleo inadecuado genere resistencia a esos productos fitosanitarios.
El investigador rosarino advirtió acerca del “peligro que implica el sobreúso” de esos herbicidas, que ejercen un control sobre la maleza Amaranthus y que se usan tanto en una situación de preemergencia como de posemergencia, o sea cuando ya está instalada en el cultivo de soja.
“Es uno de los pocos herbicidas que se puede utilizar para combatir el Amaranthus en plantaciones de soja y eso hace que se utilice demasiado”, comentó.
Y se refirió a algunas proyecciones que muestran que en los próximos años aparecerá resistencia a ese grupo de herbicidas, lo cual complicaría el manejo de las malezas.
En los campos agrícolas de Argentina “la maleza Amaranthus ya se hizo resistente al glifosato y a otros herbicidas” y “el grave problema es que los productores se van quedando sin herbicidas para controlar la maleza”, contó.
Consultado por Búsqueda sobre el origen del problema y las alternativas de solución, Tuesca indicó que “con algunos matices el manejo de malezas se hace básicamente con control químico, lo que hace que se use demasiado herbicida y a veces, mal”.
“Hay formas más o menos racionales de utilizar herbicidas, y una forma más racional sería cambiar los modos de acción, lo que implica usar herbicidas que actúan en lugares distintos de una planta”, planteó.
Al comparar con lo que es el uso habitual de antibióticos por las personas, el investigador consideró: “Con los herbicidas pasa más o menos lo mismo, en general funcionan bien y nos enamoramos de un producto o de pocos productos hasta que no nos sirven más”.
Respecto a la mala imagen que genera en la opinión pública cuando ocurren casos de contaminación por agroquímicos y el hecho de que es el productor el que debería evitar tales problemas, Tuesca reconoció que eso “en parte es cierto” y añadió que “las herramientas químicas son muy buenas, pero no son las únicas”.
“Un manejo más racional de malezas pasaría no por eliminar los herbicidas, ya que en el contexto actual no podríamos dejar de usarlos, sino ayudarlos para no depender tanto de esos productos”, dijo.
Advirtió: “Nos van a exigir que produzcamos más, con mejor calidad, pero además que cuidemos el medio ambiente”.
“No se puede negociar esas cosas y es responsabilidad nuestra ver cómo se puede hacer las cosas mejor”, reconoció.
En cuanto a la raíz de esos problemas, que provocan conflictos en las poblaciones rurales, el experto argentino opinó que “se ha ido achicando la diversidad de producciones que había: pasamos de sistemas mixtos ganaderos agrícolas a sistemas puramente agrícolas y de sistemas agrícolas en los que algunos hacían labranza y otros siembra directa a tener entre el 80% y 90% de la superficie agrícola en siembra directa”.
“Eso hace que dependamos sí o sí de los agroquímicos; si no se hace laboreo, tiene que depender del agroquímico”, admitió.
Para Tuesca, la causa está en que “la agricultura actual se hizo cada vez más homogénea, en el sentido que todos hacemos lo mismo y ese es el factor casi determinante de que la maleza termine resistiendo a eso que hacemos”.
“Mientras más variadas sean las formas en que manejamos las malezas, será más difícil que se hagan resistentes”, recomendó.
Ante la interrogante de si la invasión de malezas llegó al punto de que haya chacras en las que hay más hierbas malas que granos para cosechar, Tuesca respondió que eso ocurre “en algunos lugares” y que “no es lo mismo tener una maleza que otra, porque hay malezas agresivas y resistentes a los herbicidas que requieren el uso de más herbicidas y que son más caros”.
“En general, estamos pasando de herbicidas más o menos baratos y con amplio espectro de control a tener que poner toda la artillería o si no, no nos resulta, entonces el margen empieza a achicarse y ahí uno tiene que ver si cambia el modelo”, señaló.
En el marco del seminario, el gerente de marketing y ventas de Syngenta, José Inciarte, presentó dos herbicidas para el cultivo de soja que son Fantic y Flexstar GT, ya que si hay problemas nuevos, deben plantearse soluciones nuevas.
Explicó que uno de esos productos para el tratamiento de las malezas es un “preemergente” (se aplica antes de la siembra), y el otro cuando la maleza ya está nacida, que se ajusta a las necesidades de rotación de herbicidas con diferentes modos de acción.
“Hace ocho o diez años el problema era la coniza, luego el raigrás resistente a glifosato y ahora el Amaranthus y, considerando lo que pasa hoy en la agricultura argentina, es probable que surjan problemas con algunas gramíneas como el capín o el pasto blanco, resistentes a herbicidas”, advirtió Inciarte respecto a las malas hierbas que jaquean los cultivos agrícolas, principalmente de soja, que es el principal grano producido en Uruguay.
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