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    Escenario económico a corto plazo es “cautelosamente optimista”, según análisis del economista Aldo Lema

    El consultor consideró que el pronóstico es “más pesimista” hacia la segunda mitad de la década, pero valoró el mejor posicionamiento de Uruguay para enfrentar un período más complejo; China y EEUU serán determinantes

    Las perspectivas económicas en el corto plazo son “cautelosamente optimistas”, mientras que se prevé un escenario “más pesimista” para la segunda mitad de esta década, planteó el economista Aldo Lema en una jornada que se realizó en la Expo Prado, denominada “La lechería uruguaya no está creciendo ¿Por qué no logran superarse los desafíos que enfrenta el sector?”.

    Allí el economista aseguró que el país está mejor preparado para enfrentar eventuales dificultades en el corto plazo gracias a una inflación controlada, a la estabilidad política y a no tener riesgos de perder su clasificación crediticia. Agregó que si se registrara un escenario realmente complicado y adverso, con la flotación cambiaria que tiene Uruguay se debería ver una suba del precio del dólar para compensar el efecto adverso.

    Lema señaló que para el sector lechero y el resto de los rubros agropecuarios hay señales positivas y negativas. Como mala noticia calificó el escaso crecimiento de la economía mundial, que ronda el 3%, cifra menor al promedio histórico, “lo que deprime los volúmenes exportados y la demanda por nuestros productos”. Esto también impacta negativamente en los precios internacionales de los productos, como se ha observado en los lácteos, y particularmente en la leche en polvo entera, que registró una caída muy significativa en los últimos meses.

    Dólar

    Por otro lado, Lema se refirió a la cotización del dólar que, en países relevantes en cuanto a la demanda y la producción, ha tendido a fortalecerse. “Se ha fortalecido el dólar frente al yuan y eso tiene impacto en los precios”, graficó. Agregó que China nos afecta directamente a través de las exportaciones, pero también indirectamente por el impacto que tiene en otros socios comerciales. Por eso, estimó que para la segunda mitad de esta década se prevé “un crecimiento mediocre”, con un dólar “probablemente estable o con algún sesgo tendiente a fortalecerse, y eso hace poco probable un rebote de los precios de las commodities”.

    Sobre el comportamiento del dólar en Uruguay, donde se registraron bajas mientras el valor de la divisa norteamericana subía en otros países, Lema sostuvo que “a la larga se va a reflejar lo que pase con el dólar globalmente. Si la divisa se fortalece mucho y los commodities se desploman, el tipo de cambio en Uruguay va a subir”, explicó.

    En este último período, agregó que las monedas latinoamericanas en general se han fortalecido, y que “Uruguay acompañó levemente el fortalecimiento del real en Brasil”.

    Además, destacó que Uruguay tiene la posibilidad de que ante un escenario adverso el tipo de cambio suba y en algún sentido ayude a compensar ese entorno desfavorable. “Hoy el tipo de cambio en Uruguay flota, si en algún momento del último tiempo no acompañó cierta tendencia más regional o global fue porque Uruguay fue visto como diferente en términos de riesgo país, de su calificación crediticia, con un aumento de la inversión extranjera y con dinamismo en la exportación de servicios”, explicó.

    El economista consideró que las “noticias positivas” en el corto plazo podrían venir de la mano de medidas de China para estabilizar su crecimiento lo que implicaría potenciar o generar algún rebote en su actividad económica. A su vez, Lema aseguró que hay buenas señales desde Estados Unidos en cuanto a la inflación en ese país, que sería más moderada, al tiempo que no habría incrementos en las tasas de interés.

    Indicadores internos

    Lema calificó como positiva la baja en la inflación en Uruguay, que “se mantiene en niveles relativamente estables”. Resaltó también la capacidad del Banco Central del Uruguay de bajar las tasas de interés y el compromiso político, brindando estabilidad institucional. “Son señales favorables de presentarse un escenario mundial realmente adverso”, valoró.

    Además, sostuvo que el mundo ha tenido “efectos negativos”, como la invasión de Rusia a Ucrania, que al principio tuvo consecuencias positivas para Uruguay, por la suba de precios de los commodities relevantes para el agro nacional. Por otra parte, las subas de las tasas de interés en Estados Unidos tuvieron algunas implicancias negativas para Uruguay, mientras que la crisis argentina no tuvo las mismas consecuencias que se observaron a principios de la década de 1980 o en los años 2000, con la crisis financiera.

    “Todos estos han sido fenómenos de naturaleza pequeña. Si hubiera un escenario realmente complicado y adverso, lo que deberíamos ver ahora con la flotación cambiaria es un alza del tipo de cambio, es decir una suba del precio del dólar para compensar ese efecto adverso”, planteó. En ese sentido agregó que en caso de llegar a un evento de esa naturaleza, “con inflación baja, mejor preparados, sin el riesgo de perder la calificación crediticia asociada al grado inversor y estables desde el punto de vista institucional, es muy favorable”.

    Por lo tanto, Lema remarcó que el país está mejor preparado ante un escenario más complejo como se espera para el período 2025–2030, y reiteró que tampoco significa que “estemos blindados” para las dificultades que se van a presentar en el corto plazo”.

    Sostuvo que si bien las mayores dificultades se esperan para más adelante, se podría dar un escenario crítico en algún país, dadas las condiciones financieras y monetarias restrictivas. “Muchas veces los economistas no hemos sido capaces de anticipar crisis como la de 1989, con la crisis del sistema de ahorro y créditos en Estados Unidos, la crisis asiática que ocurrió a finales del siglo pasado o la propia pandemia que, si bien no tenía que ver con razones económicas, generó un evento que fue crítico”, reconoció.

    El mundo ha salido de la pandemia, se ha recuperado, los valores se han incrementado, y a pesar de los shocks negativos mencionados anteriormente, la situación analizada dentro de los promedios históricos es mejor de la esperada. “La historia dice que eventos críticos son más probables, en la medida que los ciclos se alargan y maduran. No hay nada escrito en términos de mediciones de estos ciclos, pero es una evidencia que la historia nos muestra y que hay que respetar”, planteó.

    A su vez, reiteró que no hay señales que indiquen que la economía mundial vuelva a crecer sobre el promedio histórico. Recordó que de 2015 a 2019 se habló de un estancamiento secular de la economía mundial, pero aseguró que a su entender el término no es adecuado. “El mundo creció a razón de 2% a 3% dentro de una economía más proteccionista, en un mundo menos proclive a la globalización, lo cual complicó a países pequeños como Uruguay, tan necesitados de esa inserción global”.

    A su entender esto podría volver a generar dificultades para el país, y considerando que comenzará un proceso electoral, opinó que sería conveniente que se bajen las expectativas, ya que probablemente “el escenario global no nos va a acompañar como nos acompañó en este rebote entre 2021-2022 y parte de 2023”.

    China y Estados Unidos

    Lema consideró que la menor demanda china es una de las principales preocupaciones, por su incidencia en la actividad económica uruguaya, en los precios, pero también advirtió sobre los efectos indirectos que los problemas económicos en China generan sobre los socios comerciales de Uruguay. “Si a China le va mal, impactará en Brasil, que es un socio importante para nosotros, así como en la Unión Europea. China es el canal económico y Estados Unidos es el canal financiero, que también es relevante”, sostuvo.

    Con respecto a este último, destacó los efectos sobre las tasas de interés y el comportamiento global del dólar, que a su vez afecta a los commodities.

    El país asiático “tiene un panorama de corto plazo, que yo creo que es menos preocupante de lo que a veces se plantea, ya que no tiene inflación, tiene márgenes para reaccionar con políticas estimulativas que está implementando, ha bajado las tasas de interés, está adoptando rebajas de algunos impuestos y tiene programas de infraestructura que está relanzando”, describió.

    El economista opinó que “esto podría implicar un rebrote en su actividad económica y estabilizar ciertos precios de exportación, donde China es muy relevante, sobre todo a través del canal del yuan”. Agregó que si esa moneda se volviera a apreciar los precios de los lácteos podrían rebotar.

    Lema sostuvo que lo más preocupante de China es de cara a los próximos 5 o 10 años, ya que tiene desafíos difíciles de resolver, como la caída de su población y la baja en la productividad, que solo creció 1%. “El desafío de China es sostener un crecimiento entre 4% y 5%, algo que no le va a ser fácil”, afirmó. Lema graficó que el país asiático pesa el doble en el mundo, pero crece la mitad, lo que le pone cierto techo también al crecimiento mundial. A esto se suma que otros motores de la economía también están con dificultades, como Europa, Japón o Estados Unidos.