—Al principio pareció costarle al Frente Amplio acomodarse en su rol de oposición. ¿Cree que ahora lo logró?
—Al principio pareció costarle al Frente Amplio acomodarse en su rol de oposición. ¿Cree que ahora lo logró?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—Sí. Le costó al principio porque se dio la salida del gobierno luego de 15 años, junto con una pandemia con efectos muy fuertes sobre la sociedad y, además, en un momento de renovación de la fuerza política. Hoy, pasado el tiempo y procesado un cambio de dirección mediante una votación importante, encuentra al Frente Amplio muy bien parado de cara al futuro.
—¿Cómo observa el funcionamiento de la coalición multicolor en estos dos años del actual período?
—Es una coalición heterogénea. Veo algunos actores con un estilo agresivo de hacer política; lo que en Argentina se le llama la grieta. Lo veo también de nuestro lado; Uruguay necesita que la discusión sobre la LUC no derrape y sea de nivel, porque después del 27 de marzo la vida sigue.
—Pensando en el 2024, ¿qué importancia le da al referéndum?
—Es un hito importante el resultado a la hora de determinar el futuro del gobierno y también de la plataforma con la que parten las dos alas hacia la elección del 2024. Es importante pero no determinante en ningún sentido. Ahora, lo que debe importar es la discusión de los 135 artículos; de las recorridas veo que la campaña por el Sí va tomando mucho entusiasmo, pero en la población en general veo mucho desconocimiento de lo que se está discutiendo.
—El senador Astori está teniendo muy poca visibilidad y siguen sin aparecer referentes claros para suceder su liderazgo. ¿Ve un riesgo de desaparición de Asamblea Uruguay como corriente?
—Me cuesta opinar sobre un sector al cual no pertenezco. Más allá de que yo no la integro hoy, es una experiencia de síntesis de varios sectores que es positiva para el Frente Amplio. Y creo que Astori es una figura que le ha dado muchísimo, muchísimo al Uruguay, y todavía tiene mucho para darle. Además del enorme afecto que me une a él, lo considero un referente insustituible.
—El Frente Amplio hizo su autocrítica tras la derrota electoral del 2019. Como exjerarca del área económica, ¿cuál sería la suya?
—Cometimos errores de gestión, como cualquier obra humana. También cometimos un pecado que fue mezcla de ingenuidad y soberbia, de creer que con hacer una buena gestión es bastante y que la gente valoraría eso. Hay que hacer la mejor posible y poner toda la energía en eso, pero también se debe mantener un contacto con la gente, que es insustituible. Es difícil a veces valorar en la justa medida los avances o los problemas si uno no sale del escritorio y conversa con la gente. En mi caso, no lo hice en la medida que debí haberlo hecho.
Sobre la gestión, la gente laudó.
De cara al futuro, es necesaria una fuerte renovación programática y de ideas. Por eso le asigno un valor fundamental a la comisión de programa del Frente Amplio, pero también a la construcción de otros espacios para gente que tiene ganas de aportar y no necesariamente se siente cómoda haciéndolo desde una estructura estrictamente partidaria. Por ejemplo, la izquierda tiene que avanzar en la creación de think thank o centros de pensamiento para que esa gente que viene del mundo académico, empresarial o cultural pueda aportar, pensar e incomodar al statu quo.