En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
La Policía confía en que su actuación contra el narcotráfico permita la reinstalación de la oficina de la DEA en Montevideo
La agencia antidrogas de Estados Unidos mostró conformidad por la operación contra el grupo de Marset, y la nueva embajadora de ese país dijo que vendrá a Uruguay a “combatir las organizaciones transnacionales y todas las formas de tráfico”
Mientras el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, preparaba su interpelación en el Parlamento por el pasaporte entregado a Sebastián Marset Cabrera, agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) viajaban de Buenos Aires a Montevideo para reunirse con integrantes de la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas (Dgrtid).
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En el encuentro, el tema del narcotraficante uruguayo estuvo sobre la mesa; los estadounidenses marcaron que, más allá del pasaporte, estaban conformes con el rol que la Dgrtid tuvo en la investigación conjunta con la DEA, la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol) y la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (Senad), que culminó en marzo de este año en la operación A Ultranza Py. La investigación derivó en consecuencias económicas y estructurales para la organización regional que tiene a Marset como uno de sus líderes, y la Dirección de Drogas participó a través de la DEA, que la vinculó con la Senad y permitió forjar una relación que no existía antes.
Fuentes oficiales señalaron a Búsqueda que desde la oficina de la DEA en Buenos Aires valoraron la discreción de la Policía uruguaya en A Ultranza Py al evitar la filtración de datos interna y pública, durante y una vez culminada la operación. Las fuentes también señalaron que el ministro Heber recibió un mensaje similar por parte de la Embajada de Estados Unidos en Montevideo, por lo que el ministerio observa con “optimismo” que a “mediano y largo plazo” la agencia antidrogas vuelva a instalarse en Uruguay.
Esa mirada se sustenta también en el perfil y los objetivos de Heide Fulton, designada por el presidente estadounidense Joe Biden para ser la nueva embajadora en Montevideo. Con una amplia trayectoria en Latinoamérica en temas de narcotráfico, el gobierno considera que Fulton puede impulsar el proceso diplomático y parlamentario para que la DEA reabra una oficina en Montevideo.
“Tengo experiencia práctica en combatir la corrupción, fortalecer la capacidad de aplicación de la ley civil de nuestros socios y luchar para detener el flujo de drogas sintéticas y otros narcóticos”, sostuvo Fulton el 28 de julio durante su comparecencia ante el Comité Senatorial de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos, donde presentó su nominación como embajadora en Uruguay. “De ser confirmada en el cargo, trabajaré diligentemente para fortalecer la cooperación con el gobierno de Uruguay para combatir las organizaciones criminales transnacionales y todas las formas de tráfico”, añadió.
Fulton, nominada en mayo por Biden y a la espera de ser aprobada por el Senado estadounidense, es exmilitar, diplomática de carrera del servicio exterior y actual subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cumplimiento de la Ley, dependiente del Departamento de Estado. “En este puesto, es responsable de los programas que combaten las drogas ilícitas y el crimen organizado en el hemisferio occidental”, informó la Casa Blanca en un comunicado divulgado en mayo. Antes se desempeñó en México y Honduras, dos países con un narcotráfico arraigado de enorme influencia sobre Estados Unidos.
Embajada de Estados Unidos en Montevideo. Foto: uy.usembassy
Con 9.848 empleados y un presupuesto anual en 2021 de US$ 3,28 billones, la DEA integra el Departamento de Justicia y ha dejado de ser una agencia doméstica. Hoy tiene 239 oficinas en Estados Unidos y otras 90 en 67 países alrededor del mundo. Este accionar global está divido por regiones y abarca a Uruguay dentro del área del Cono Sur, que comprende además a Brasil, Chile, Argentina, Paraguay y Perú.
En esta zona la agencia tiene una oficina regional en Lima y oficinas extranjeras (country office, según la terminología oficial) en Brasilia, Santiago, Buenos Aires y Asunción. También tiene oficinas residentes —una categoría menor— en Río de Janeiro y San Pablo, y la posibilidad de abrir una en Salta, Argentina.
En 2012 la DEA había instalado una oficina extranjera en Montevideo para apoyar de forma más directa el trabajo de la Policía uruguaya contra el narcotráfico. Esa oficina cerró en 2019 debido a una redistribución de recursos. En 2020 el gobierno planteó oficialmente a Estados Unidos que la DEA se establezca nuevamente en el país, un pedido realizado por el canciller Francisco Bustillo y el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, al entonces consejero del Departamento de Estado, Ulrich Brechbuhl.
“Los gobiernos extranjeros solicitan constantemente a la agencia que abra oficinas en otros países. Sin embargo, la DEA solo abre oficinas en países que de alguna manera están vinculados al flujo de drogas ilegales hacia los Estados Unidos. Esto incluye países que son una fuente de drogas o químicos precursores, países donde ocurre un importante lavado de dinero o países que están vinculados a organizaciones narcotraficantes que amenazan a los Estados Unidos”, sostiene un documento de 2007 de la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia. En última instancia, para que la DEA tenga una oficina en otro país hace falta la autorización del gobierno local, el jefe de misión de Estados Unidos en ese lugar y el Congreso estadounidense, de allí que las autoridades uruguayas crean que la llegada de Fulton permitirá agilizar acuerdos.
Las oficinas extranjeras de la DEA son parte de la misión de las embajadas de Estados Unidos, aunque pueden alojarse dentro o fuera de ellas. “Es una oficina de relaciones exteriores típica, que cuenta con agentes especiales, especialistas en inteligencia, personal de apoyo administrativo y empleados extranjeros”, indica la presentación del presupuesto que la DEA envió al Congreso en 2021. Cada oficina tiene un agregado que la dirige e informa directamente al embajador.
Desde que la DEA se fue del país, el vínculo con Uruguay se mantuvo a través de su enclave en Buenos Aires para coordinar con la Policía, entre otras cosas, investigaciones como A Ultranza Py y compartir inteligencia.