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La educación mantiene problemas estructurales que “amplían la brecha educativa”
El presidente del Ineed cree que tanto el último informe de ese organismo como el de PISA coinciden en ese diagnóstico, pese a destacar que el país “capeó” la pandemia mejor que otros; permanece la alta cifra de inasistencias en educación media y se interrumpió el aumento de la matrícula en enseñanza técnica
En la foto: Instituto Superior Brazo Oriental de la UTU en el barrio Brazo Oriental de Montevideo. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
El Informe sobre el Estado de la Educación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y el del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) son dos trabajos con diferencias metodológicas significativas, pero sus resultados, dados a conocer días atrás, reflejan diagnósticos “coincidentes” y “complementarios”. Así lo ve el presidente del Ineed, Javier Lasida, que al pasar raya saca como principales conclusiones que “Uruguay capeó el Covid-19 mucho mejor que otros países” pero que persisten “inequidades estructurales” en los aprendizajes y en la continuidad de los estudios, lo que “amplía la brecha educativa” entre los sectores socioeconómicos de más altos y más bajos ingresos. También muestran que entre 2018 y 2022 los estudiantes uruguayos “mantuvieron el nivel” de desempeño en lectura y empeoraron “levemente” en matemáticas.
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La prueba que toma como base el informe de Ineed se desarrolla a escala nacional focalizada en los logros educativos de los estudiantes de 3º de educación media y produce información sobre los desempeños en lectura y matemática. Mientras tanto, las pruebas PISA evalúan a 81 países y economías —incluyendo a miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otros países y regiones— sobre una cohorte de alumnos de 15 años en los grados que estuvieran cursando y contempla áreas de lectura, matemática y ciencias.
En ambos casos, el alcance de los informes no reduce la noción de calidad a los puntajes obtenidos por los estudiantes en las pruebas, sino que también consideran los contextos sociales y familiares en los que opera la enseñanza formal. El estudio del Ineed, además, hace referencia al currículo nacional, aspecto que PISA no considera.
En las pruebas que mide PISA, Uruguay se ubica en mitad de tabla para abajo: ocupa el puesto 53 de 81 países o regiones en matemáticas y está apenas algo mejor en lectura y ciencia. Lideran y con amplio margen en todas las pruebas los países o regiones del este asiático como Singapur, Macao, Taipéi, Hong Kong, Japón o Corea del Sur. En Europa se destacan Irlanda y Estonia en todas las áreas, mientras Suiza, Países Bajos, Finlandia y Bélgica puntúan alto en al menos una de ellas.
Comparado con otros países de la región, Uruguay aparece entre los mejores ubicados, ocupando el segundo lugar después de Chile, aunque lejos de los resultados de países de mayor desarrollo, principalmente en matemática, donde apenas un 1% de los estudiantes de 15 años alcanza los mejores niveles de desempeño. En los países asiáticos, que lideran las pruebas, son al menos 25% y en los de la OCDE, 10%.
Más allá de los desempeños académicos, ambos informes recaban información vinculada a problemas que trascienden las pruebas. Si bien no era su materia de análisis, PISA y las evaluaciones nacionales permiten sondear cómo impactó la crisis sanitaria en los aprendizajes.
Pandemia
Una de las conclusiones más destacadas por el titular del instituto evaluador nacional es que Uruguay mostró “resiliencia” ante las condiciones adversas provocadas por el Covid-19. En 2020 y 2021, los países de la OCDE, en promedio, redujeron sus desempeños en 15 puntos en matemática y 11 en lectura, al tiempo que no registraron cambios en ciencias. Uruguay, sin embargo, redujo el desempeño en matemática en nueve puntos, no registró cambios significativos en lectura y aumentó el desempeño en ciencias en 10 puntos.
“La pandemia generó capacidades que se mantuvieron luego, más allá de la emergencia, principalmente el uso de los recursos tecnológicos del Ceibal”, que era “muy minoritario” hasta el 2019, explicó Lasida.
La demanda por el acceso a herramientas de enseñanza híbridas —virtuales y presenciales— “explotó” en marzo del 2020. Pero una vez recuperada la presencialidad se mantuvo un uso “significativamente mayor que en la prepandemia”, apuntó, al comparar porcentajes de 2019 y 2022. El uso de estos recursos se duplicó en primaria y se multiplicó por 10 en educación media superior.
En el informe del Ineed tampoco se observan entre 2021 y 2022 “daños relevantes” en otros indicadores educativos, como cobertura o egreso, que puedan asociarse directamente al Covid-19, según Lasida. En general, los datos del Ineed y de PISA confirman “una muy buena gestión de la pandemia”, insistió.
En su opinión, un elemento preocupante es “el mantenimiento de algunos problemas estructurales, de larga data en el sistema educativo”, como las diferencias en los aprendizajes, que a su juicio “plantean la imperiosa necesidad de transformaciones” para poder “superarlos”.
Desigualdades
Al evaluar el grado de inequidad, tanto PISA como el Ineed coinciden en que las características socioeconómicas de los estudiantes en Uruguay inciden en sus desempeños más que en otros países.
El país da “señales de alerta” sobre las “desigualdades persistentes” en relación con el origen económico y cultural de los estudiantes, con diferencias sostenidas por localizaciones geográficas de los centros educativos, además de dificultades en cuanto a la seguridad en los centros educativos.
Entre los “problemas estructurales” señalados por Lasida, “el principal son las importantes brechas e inequidades” tanto en los aprendizajes como en la continuidad de los estudios.
Por ejemplo, según PISA, los alumnos uruguayos que se ubican en el 25% superior en estatus socioeconómico superan a los más desfavorecidos (el 25% inferior) por 91 puntos en matemáticas.
“Hay problemas incrementados junto con el Covid que habrá que observar si son coyunturales y se superan rápidamente o se mantienen”, dijo Lasida. Uno de ellos es la cantidad de inasistencias, que se mantuvo alta que entre 2018 y 2022 en educación media. El 56% de los adolescentes uruguayos dijeron haber faltado al menos una clase o un día de liceo en las dos semanas previas a las pruebas PISA. En la OCDE el promedio baja a 31%.
En el informe del estado de la educación del Ineed también se describe y analiza la transformación curricular. “Los datos educativos estructurales indican la necesidad urgente de cambios”, sintetizó el titular del Ineed. Otro dato destacado es “la interrupción del crecimiento de la matrícula de educación técnica en el conjunto de la educación media. Desde principios de siglo fue creciendo la educación técnica, pero en el 2020 se interrumpió esta tendencia”.
En el caso de Aristas se observan, además, “descensos en las competencias socioemocionales” de los adolescentes, “especialmente las vinculadas a la interacción con los otros”, apuntó Lasida, para quien esto puede estar relacionado con “la difícil experiencia de pasar largos períodos sin ver personalmente a sus compañeros” durante la pandemia.