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    La vida de Astesiano puede “correr peligro” en el futuro, dice su abogado, Marcos Prieto

    Marcos Prieto conoció a Alejandro Astesiano hace prácticamente un año. Dice que Fabricio, el hermano del excustodio, lo contactó por referencias que obtuvo al buscar un abogado defensor. Astesiano había sido detenido por su rol en una organización que conseguía de manera irregular pasaportes uruguayos para ciudadanos rusos. Luis Lacalle Pou, su jefe, lo había defendido en conferencia de prensa, en lo que ya se preveía como un terremoto para el gobierno que empezaba a sentir las primeras vibraciones.

    Tras la primera audiencia de formalización en la que lo representó un defensor de oficio, Astesiano quedó ligado a Prieto, que cinco meses después le recomendó firmar un acuerdo abreviado con la Fiscalía de Flagrancia de 12° turno, encabezada por Gabriela Fossati: cuatro años y medio de penitenciaría por asociación para delinquir, tráfico de influencias, revelación de secreto y conjunción del interés público y privado.

    Hoy Prieto lo visita semanalmente en la Unidad 19 del Instituto Nacional de Rehabilitación, al norte de la ciudad de Florida, en una rutina que inicia en su hogar en Piriápolis y recorre casi en círculo distintas cárceles del país para interiorizarse sobre sus defendidos.

    Prieto afirma que la situación actual de Astesiano como prisionero es exactamente igual a la de sus otros clientes menos conocidos. Hoy puede reunirse con él sin protección policial especial ni límite de tiempo, como sí sucedió en otro momento. Y aunque se trata de un recluso de alto perfil que es parte de investigaciones judiciales que incluyen a políticos, policías y empresarios, afirma que Astesiano nunca fue amenazado ni estuvo físicamente en riesgo.

    “Yo creo que si pudiera correr peligro su vida sería debido a algo que podría decir”, indicó Prieto.

    A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.

    Marcos Prieto y Alejandro Astesiano durante una audiencia en el Juzgado. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS

    —En febrero, tras alcanzar el acuerdo con la fiscal Gabriela Fossati, Astesiano le entregó a usted un mensaje en el que afirma que el suyo fue “el peor juicio mediático y político en años”. ¿Quiénes estuvieron detrás de ese juicio político?

    —Los que estaban detrás del juicio político fueron los que cuestionaron sin saber. No fue tal sector del país, que lo hizo porque le conviene. Porque, por ejemplo, sería muy fácil decir que fue el Frente Amplio. Pero no, no lo sentimos así. Lo observamos desde cuestionamientos políticos en general. En cuanto al juicio mediático, ahí hubo un montón de actores que estuvieron detrás, que hablaron sin tener realmente una prueba. Hubo muchos, los medios de comunicación, por supuesto. Casi todos fuimos parte del juicio mediático.

    —¿También la fiscal Fossati?

    —Fossati fue parte del juicio mediático. Políticamente no, porque fue muy profesional, en cómo nos trató humanamente y en cómo trabajamos. Todas las instancias que tuvimos con ella fueron justas, de trabajo, que llevaron su rato, es cierto, que no fueron de 10 minutos. Pero fueron justas. Fue una pelea jurídica entre abogados y clientes, pero Fossati no fue parte para nada del juicio político. Sí del juicio mediático porque hizo vastas declaraciones que podría no haberlas hecho, pero ella eligió hacerlas. Tengo pensamientos muy puntuales al respecto, pero son cosas personales que capaz hoy no ayudan a Alejandro.

    —¿Qué cosas?

    —Cuando la causa esté cerrada capaz las digo. Hoy no ayudan a Alejandro.

    —En marzo, mientras estaba preso en la cárcel de Punta de Rieles, Astesiano le transmitió al fiscal Fernando Romano —entonces subrogante de Fossati— que sus condiciones en la cárcel habían cambiado luego de que públicamente involucrara al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, en la compra de un frigorífico. ¿Efectivamente cambiaron las condiciones?

    —Sí, las condiciones de reclusión de Alejandro cambiaron. Él iba a usar el teléfono y se le ponían dos policías en el costado para ver con quién y de qué hablaba. ¿Cuál era el temor? ¿El temor era que llamara a un medio de prensa? ¿Que diera una entrevista? Cambiaron las condiciones conmigo: todos los defensores tenemos el tiempo que necesitemos para hablar con los clientes en la cárcel y a mí al minuto 39 venía una funcionaria a decirme que no tenía más tiempo para hablar con él. Entonces, ¿cómo voy a decir que no cambió? Sí cambió. Se me ponía un funcionario muy educadamente en la Unidad 1 de Punta de Rieles: “Doctor, se le terminó el tiempo”. Cuando yo iba a verlo a Alejandro Astesiano prácticamente se cerraba el penal. Tenían que salir todos los abogados, cinco, 10, 15, los abogados que hubiera, todos tenían que salir. Y todos los presos se metían adentro de su celda. Me pedían que fuera temprano a visitarlo porque si no, trancaba toda la rutina de reuniones. Entonces es obvio que las condiciones cambiaron.

    —¿Por qué se hacía todo eso con Astesiano?

    —La respuesta entre pasillos, cuando consultaba, era que lo estaban cuidando. Que era la seguridad para él. Pero eso ya terminó. Todo volvió a la normalidad de cualquier cliente con el que trabajo. La situación se estabilizó.

    Alejandro Astesiano previo a una audiencia en el Juzgado. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS

    —¿Necesitaba seguridad por lo que dijo sobre Delgado?

    —No. Yo creo que más que lo que dijo sobre Álvaro Delgado, lo que importó fue que pudo hablar. Más allá de lo que dijo, que haya podido hablar fue lo que generó todo. Pero las personas privadas de libertad no están privadas de expresarse, lo que tienen prohibida es su libertad. No te pueden prohibir hablar ni expresarte, mientras lo hagas en el teléfono que corresponde y en el momento en que corresponde. Incluso este es un tema que sufrimos todos los abogados penalistas, porque los clientes están habilitados a expresarse y a veces no se los permite.

    —¿La vida de Astesiano corrió peligro?

    —Que yo recuerde, no. No tuvo amenazas. A mí me han preguntado si él corría peligro en la cárcel. Y la verdad es que no. Yo me reunía con él y estaba todo bien en cuanto a su seguridad. Nunca corrió peligro ni en Punta de Rieles ni en Florida. Podría correr peligro, y esto lo hemos hablado con él, debido a algo que él podría decir. Podría correr peligro en el futuro debido a dichos. Pero no de aquella vez. Tal vez ahora.

    —¿Con información que pueda aportar a las actuales líneas de investigación u a otras nuevas?

    —Claro, claro. Hay cosas que hacen al caso que no están en la carpeta investigativa.

    —¿Como cuáles?

    —Habría que preguntárselo a él. No lo sé puntualmente. No te puedo decir que su vida puede correr peligro por tal cosa. Yo creo que si pudiera correr peligro su vida sería debido a algo que podría decir. Hay mucha gente fanática. Lo importante es que ya hemos cerrado un acuerdo y el momento en que él pueda decir algo ya pasó. Hay una etapa que la hemos terminado con el acuerdo: todo lo que se investigó, se puso fin, fue imputado de ciertos delitos y ahora acudió a declarar como testigo, que es otra categoría.

    —En agosto Astesiano declaró justamente ante la fiscal Sabrina Flores, quien ahora está a cargo del caso en lugar de Fossati. ¿De qué habló?

    —La última vez que fuimos hablamos de temas generales. Hay líneas que la fiscal está investigando que no puedo mencionar. Sí puedo manifestar que hoy en día no estamos bajo la lupa de la imputación de ningún delito nuevo. Es más, la fiscal nos dijo que si nos necesita nos va a llamar.

    Marcos Prieto. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS

    —¿Se arrepiente de firmar el acuerdo abreviado con Fossati?

    —Yo como defensa no me arrepiento. En una teoría de que fuera todo perfecto, alguien podría decir que el acuerdo no fue bueno. El hermano de Astesiano, Fabricio, desde su sentir como familia afirmó que hay otros investigados que están en la casa y Alejandro sigue preso. Entonces, por ahí pareciera que se quiso hacer justicia solo con Astesiano. El acuerdo es una herramienta arriba de la mesa que se usa con todos. Algunos querían ir más allá porque con el acuerdo hay cosas que no podemos hablar más. A ciertos actores, no sé con qué interés, les convenía un juicio oral y público en donde todos nos íbamos a enterar de un montón de cosas más. Pero yo estoy satisfecho con el trabajo que realizamos.

    —De todas formas, hubo muchos datos que se hicieron públicos.

    —Sí, alguien filtró parte de la carpeta investigativa para que personas accedieran ilícitamente. Se filtró la vida de él, que como nos pasa a todos, estaba en su celular. Y pasó a ser de interés público por el lugar donde trabajaba y por la persona para quien trabajaba. Pero yo tengo la carpeta, entera, con todas las líneas de investigación, y de forma legal. Y yo sé la realidad de lo que pasó, Astesiano también, el presidente Luis Lacalle Pou también. El pescado con la droga, por ejemplo, llegaron a decir que había 437 kilos de droga...

    —Si todo es mentira, ¿por qué no denunció a quienes sostuvieron esas versiones?

    —Si a cada uno que habla yo le voy a hacer una denuncia por difamación e injurias, estaría todo el día en el Juzgado.

    —¿Puede Astesiano pasar a tener prisión domiciliaria como otros de los procesados en la causa?

    —No, no fue lo que se acordó. La sustitución de la verdadera prisión —la prisión efectiva— por prisión domiciliaria no está en tela de juicio. Ahora hay una condena. La domiciliaria se tendría que haber acordado en el acuerdo. Me hubiera encantado prisión por un año, por seis meses, que fuera para su casa. Pero fue lo que acordamos.

    —¿Él continúa identificándose con el gobierno, con el presidente Luis Lacalle Pou, con el Partido Nacional?

    —Hoy en día no está identificado con ningún sector político. Cuando converso con él, no me nombra a nadie del sistema político a quien hoy respete o aprecie porque sé que no está identificado con ningún sector político. Él se considera una persona de trabajo que no está identificada con ningún sector. Él era seguridad de Peñarol y trabajó en ese club muy profesionalmente siendo fanático de Nacional. ¿Cómo lo hizo? Porque es trabajo. Lo que él hacía en el sector político también era trabajo, por más que supongo que adhería al Partido Nacional, todos lo damos por hecho que es así. Pero lo que él me dice hoy en día es que no está identificado con ningún político ni con ningún partido político.

    —¿Alguien del sistema político se ha acercado a prisión para brindarle su apoyo?

    —Nadie. Él está totalmente solo. No se siente representado ni acompañado por nadie, más allá de su defensa legal y obviamente de su familia. Él me ha dicho que cuando tenga la oportunidad de decir lo que tenga que decir, no le quiere deber favores a nadie. Él, cuando salga de prisión y tenga la oportunidad de decir lo que quiera, no le quiere deber favores a nadie. Eso me lo dice puntualmente. Por eso se siente solo, quiere estar solo y no se identifica ni quiere estar identificado con nadie.